Tragedia

Conmoción en Seúl por la avalancha mortal de Halloween que mató a 153 personas

La tardanza de los servicios de emergencias provocó que muchos jóvenes atrapados no pudieran sobrevivir a la parada cardiorrespiratoria

La capital surcoreana amaneció el domingo aturdida por un intenso dolor, tras una noche de horror vivida en el epicentro de la vida nocturna de la megalópolis de 15 millones de habitantes. Corea del Sur está buscando respuestas tras las celebraciones de Halloween en Seúl, convertidas en una de las más graves catástrofes del país, mientras las autoridades han decretado un periodo de luto nacional para investigar cómo una caótica aglomeración y una estampida mortal dejaron 153 fallecidos.

Decenas de miles de fiesteros disfrazados -en su mayoría adolescentes- acudieron al popular barrio nocturno de Itaewon para disfrutar de la primera celebración de Halloween desde que se levantaron las restricciones de Covid.  Itaewon, cerca de donde operaba el antiguo cuartel general de las fuerzas militares de Estados Unidos en Corea del Sur antes de trasladarse fuera de la capital en 2018, es un distrito amigable para los expatriados, conocido por sus bares, clubes y restaurantes de moda, y es el destino de vanguardia en la ciudad.

Sin embargo, la fiesta se convirtió en un auténtico caos. Alrededor de las 10:40 p.m. la multitud se metió en un estrecho callejón, dejando a la gente atrapada durante una hora y media. Cientos de personas quedaron bloqueadas, y muchos de los que no pudieron salir murieron asfixiados. El aplastamiento de la multitud fue como una “ola de tsunami” fuera de control.

Una calabaza de Halloween cuelga en la calle donde se produjo una estampida mortal el día anterior en Seúl, Corea del Sur
Una calabaza de Halloween cuelga en la calle donde se produjo una estampida mortal el día anterior en Seúl, Corea del SurJEON HEON-KYUNAgencia EFE

Las redes sociales se inundaron de fotos y vídeos en los que se veían enormes multitudes agolpadas en el callejón. Testigos presenciales describieron que los angustiados asistentes estaban tan apretados que era difícil desplazarse o incluso respirar.

Los supervivientes heridos fueron enviados a diferentes hospitales de la ciudad después de que las salas de urgencias de los centros más cercanos alcanzaran el límite de su capacidad. Los cuerpos de algunos de los fallecidos tuvieron que ser depositados en gimnasios, que se convirtieron en morgues de emergencia mientras los forenses trabajaban para identificarlos.

Un rescate muy largo y difícil

La magnitud del accidente y la multitud que se encontraban en el lugar hicieron que los bomberos y la policía tardaran varias horas en completar el rescate. Como aquellos que necesitaban reanimación urgente superaban en número al de los paramédicos, los voluntarios se unieron a los frenéticos esfuerzos por salvar a las víctimas inconscientes.

El retraso en los primeros auxilios podría haber provocado más muertes, según los críticos, señalando que la falta de policía en el lugar de los hechos hizo que la asistencia inicial tuviera dificultades para llegar a las víctimas. Esta demora fue crítica, ya que muchas de las víctimas que sufrieron paros cardíacos podrían haber superado la ventana crucial de “cuatro minutos” antes de que llegara la ayuda, según los expertos.

En el otro extremo de la ciudad, según el ministro del Interior, una gran protesta en el distrito Gwanghwamun el sábado también requería una importante presencia policial, por lo que se desplegaron allí muchos agentes, planeando que 200 cubrirían la zona del evento que derivó en masacre.

Rumores sobre el origen de la estampida

A falta de una explicación oficial inmediata, los rumores se han disparado en Internet. Algunos usuarios han especulado con que la estampida podría haber sido provocada por una fuga de gas o un incendio en uno de los clubes, otros afirman que la causa podría haber sido el avistamiento de una celebridad.

También han sugerido el posible uso de drogas. De momento, la policía no ha encontrado pruebas de nada de esto; los expertos, en cambio, apuntan a fallos policiales y de control de multitudes.

A primera hora de la mañana del domingo, el Centro Comunitario de Hannam-dong, que recibía a los desaparecidos, fue bombardeado con llamadas de familiares de desaparecidos. Los afectados desesperados han acudido también a hospitales para tratar de encontrar a los suyos, mientras otros han acudido al lugar de la tragedia, para depositar ramos de flores atados con lazos, en honor a las víctimas, entre ellos 97 mujeres y 22 extranjeros.

El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, declaró el domingo un periodo de luto nacional y ordenó que las banderas de los edificios gubernamentales y las oficinas públicas ondearan a media asta. En un discurso televisado, Yoon expresó que el apoyo a las familias de las víctimas, incluidos los preparativos de su funeral, y el tratamiento de los heridos serían una de las principales prioridades de su gobierno.

También pidió que los funcionarios investigaran a fondo la causa del accidente y revisaran la seguridad de otros grandes eventos culturales y de entretenimiento, para garantizar que se desarrollen con seguridad. “Me siento con el corazón encogido y no puedo contener mi tristeza como presidente responsable de la vida y la seguridad de la gente”, se lamentó Yoon.

La última catástrofe surcoreana tan mortífera también afectó más a los jóvenes. En abril de 2014, 304 personas, la mayoría estudiantes de secundaria, fallecieron al hundirse un ferry. El naufragio puso de manifiesto la laxitud de las normas de seguridad y los fallos regulatorios; se achacó en parte a una carga excesiva y mal sujeta y a una tripulación mal formada para situaciones de emergencia. Es probable que lo ocurrido el sábado suscite el escrutinio público de los esfuerzos del gobierno  para mejorar los estándares de seguridad pública desde la catástrofe del transbordador.