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Bolsonaro elude reconocer su derrota y dice que cumplirá con la Constitución

El presidente de Brasil considera «bienvenidas» las «protestas pacíficas», aunque asegura que cumplirá con el mandato de la Constitución

Dos días después de su derrota por la mínima en las urnas, Jair Bolsonarohabló ayer desde el Palacio de Planalto en Brasilia para decir que pese a discrepar del desarrollo del proceso electoral, «seguiré cumpliendo en tanto que presidente y ciudadano todos los mandatos de nuestra Constitución».

Sin aclarar si piensa auditar los resultados o impugnarlos, y sin reconocer la victoria de Lula ni felicitarle, el líder del PL brasileño, sonriente y en una breve intervención, se manifestó en contra de las manifestaciones violentas de las personas que discrepan de los resultados («porque nosotros no podemos ser como la izquierda»), si bien consideró «bienvenidas» las protestas pacíficas de las personas que quieran realizarlas como consecuencia «de la indignación y la injusticia» por el procedimiento electoral seguido. Bolsonaro agradeció a sus 51 millones de votantes el apoyo expresado en las urnas y les animó a seguir perseverando «en la defensa de nuestros valores: Dios, patria, familia y libertad».

Posteriormente su ministro Ciro Nogueira trasladó a la Prensa que, por encargo del presidente de la República, este jueves se inicia el proceso de transición para la entrega de poderes al equipo de Luiz Inacio Lula da Silva, una vez formalizado el nombramiento del vicepresidente de este, el militante «tucano» del centro derecha brasileño, Geraldo Alckmin.

Bolsonaro había estado en silencio durante toda la jornada, encerrado con algunos de sus principales asesores en el Palacio de Planalto de Brasilia. Si bien convocó más tarde a los miembros del Tribunal Superior Electoral para trasladarles su discrepancia sobre el procedimiento de elecciones que dio lugar a la victoria de Lula, esa reunión nunca se llegó a celebrar, al considerar los magistrados que se trataba de un encuentro vacío de contenido.

El ex militar salió de la Alvorada apenas para reunirse con su equipo más directo en el Palacio Niemeyer de Planalto, trascendiendo más tarde que el encuentro fallido había indignado sobremanera a los vocales de la Corte Suprema por la forma en que fue convocada, y de manera muy especial al presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, convertido en la «bestia negra» del bolsonarismo durante toda la campaña electoral.

«Lula, ladrón, tu lugar es la prisión»

Ni Bolsonaro ni sus principales asesores interactuaron ayer en las redes sociales, contrariamente a lo que en ellos es costumbre. Sí que subió algún contenido a su cuenta de Telegram su hijo Flavio, pero fundamentalmente para agradecer a los seguidores el apoyo prestado y para decir que «nao vamos desistir», expresión que utilizaron también miles de «torcedores» en diferentes cuentas y redes, en donde clamaban por una «intervención federal» al grito de «Lula, ladrón, tu lugar es la prisión».

En Río de Janeiro uno de estos grupos convocó una concentración a primera hora de la tarde en el centro de la ciudad. En Sao Paolo también fue planificada otra en la Explanada de los Ministerios, bajo el lema «Brasil no será Venezuela». Ayer las redes bolsonaristas explotaron contra la visita del presidente de Argentina, Alberto Fernández, cuyo abrazo con Lula fue ampliamente difundido por las televisiones del país, igual que el mensaje de felicitación del primer mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro.

La protesta de los camioneros continuó, si bien algo más atenuada, aunque extendida ya a todo el país, bloqueando carreteras desde la madrugada del pasado lunes. En Sao Paulo los transportistas impidieron las llegadas de viajeros a los aeropuertos de Congonhas y Guarulhos, razón por la que se suspendieron vuelos y fue habitual ver filas de personas saliendo de los aeródromos con sus maletas. En Guarulhos se cancelaron un total de 25 operaciones tanto internacionales como nacionales. Los rebeldes quemaron neumáticos y arramplaron con mobiliario urbano al tiempo que clamaban contra el comunismo pidiendo un pronunciamiento militar.

Pese a la intervención de la Policía Federal para acabar con la revuelta, ayer aún persistían alrededor de 260 bloqueos parciales o totales en estradas de más de veinte estados brasileños, si bien habían sido despejados otros 190 puntos conflictivos, según informó el ministro de Justicia. Gobernadores que apoyaron al ex militar durante la campaña hicieron manifestaciones públicas asegurando que sería restablecido el orden, llamando al reconocimiento de la victoria de Lula.

En la menor presión de los camioneros ha influido de manera decisiva la intervención del presidente del Supremo Tribunal Electoral, Alexandre de Moraes, que ordenó el lunes el «despeje inmediato de las vías» y cargó contra la Policía Federal y el ministro de Justicia de Bolsonaro, a los que acusó de «no cumplir con su tarea constitucional», llegando a insinuar la destitución del director de la PF, Silvinei Vasques.

La presidenta del PT llegó a acusar a Vasques de «delincuente» por quedarse de brazos cruzados ante la protesta. De Moraes había amenazado antes con penas de multas de 100.000 reales por hora a los camioneros rebeldes.

Las palabras del presidente del Tribunal han sido respondidas con ira en las redes sociales bolsonaristas. De Moraes se ha convertido en la bestia negra de los seguidores del capitán, acusándole de tomar medidas que favorecieron a Lula durante la campaña, entre ellas la censura previa a numerosos canales so pretexto de impedir la transmisión de «fake news», lo que fue calificado por algunos observadores como «censura previa».

Al parecer De Moraes no estaba citado entre los magistrados con los que pretendía reunirse Bolsonaro en su residencia de Alvorada, que finalmente no asistieron a la cita por irritar sobremanera su planteamiento a los miembros del Tribunal Supremo. Lula y su equipo continuaron ayer con el proceso de transición. Los contactos se han celebrado con el vicepresidente Hamilton Mourao y el ministro Ciro Nogueira. En los últimos tiempos, Mourao se había distanciado enormemente de Bolsonaro, hasta el punto de no repetir en su lista electoral como segundo.