Amenaza
Prigozhin, el “cocinero de Putin”, avisa a EEUU: “Os vamos a sacar los riñones y el hígado a la vez”
El fundador del grupo de mercenarios Wagner reconoce haber interferido en las elecciones estadounidenses de 2016
Yevgeny Prigozhin ha tenido muchos papeles en Rusia: ha sido delincuente convicto, vendedor de perritos calientes, dueño de un restaurante de lujo en San Petersburgo y titular de lucrativos contratos de catering gubernamentales. Pero es sobre todo más conocido como el fundador de una fuerza militar mercenaria involucrada en varios conflictos de Rusia, el llamado Grupo Wagner, formado por miles de soldados de varios países.
Prigozhin ha mantenido un perfil bajo a lo largo de los años. Pero en los últimos meses, este empresario de 61 años con vínculos con Vladimir Putin se ha vuelto cada vez más activo con sus actividades relacionadas con la guerra de Ucrania. Esta semana de nuevo ha dado un paso al frente al reconocer públicamente su intromisión en las elecciones estadounidenses de 2016 para favorecer la victoria de Donald Trump.
La relación entre Prigozhin y Putin viene de lejos. Ambos nacieron en Leningrado, lo que ahora se conoce como San Petersburgo. Durante los últimos años de la Unión Soviética, Prigozhin estuvo en prisión (10 años según admitió él mismo) aunque nunca dijo por qué.
Posteriormente, fue dueño de un puesto de perritos calientes y luego de restaurantes de postín que atrajeron el interés de Putin. En su primer mandato, el líder ruso invitó al entonces presidente francés, Jacques Chirac, a cenar en uno de ellos. “Vladimir Putin vio cómo construí un negocio a partir de un quiosco”, recordó Prigozhin en una entrevista publicada en 2011.
Sus negocios se ampliaron a la restauración y al suministro de comidas escolares. En 2010, Putin ayudó a abrir la fábrica de Prigozhin, construida con generosos préstamos de un banco estatal. Solo en Moscú, su empresa Concord ganó millones de dólares en contratos para proporcionar comidas en las escuelas públicas. También organizó servicios de catering para eventos del Kremlin durante varios años, lo que le valió el apodo de “chef de Putin”.
En 2017, la figura de la oposición Alexei Navalny acusó a las empresas de Prigozhin de infringir las leyes antimonopolio al presentar ofertas por unos 387 millones de dólares en contratos del Ministerio de Defensa.
Conexión militar
Durante años, los informes de los medios y los funcionarios occidentales vincularon a Prigozhin con un contratista militar privado ruso llamado Grupo Wagner, una fuerza mercenaria que estuvo involucrada en conflictos en Libia y Siria, así como en operaciones militares ocultas en al menos media docena de países africanos. El grupo también ha desempeñado un papel destacado en los combates en Ucrania.
Prigozhin siempre había negado tener algo que ver con Wagner. Pero en septiembre, reconoció ser el fundador de este grupo de mercenarios en un comunicado en las redes sociales publicado por el servicio de prensa de sus empresas. En dicha nota reconocía que cuando estallaron los combates en el este de Ucrania entre los separatistas respaldados por Rusia y las fuerzas de Kyiv en 2014, estaba tratando de “reunir un grupo (de combatientes) que iría (allí) y defendería a los rusos”.
También admitió que Wagner “defendió al pueblo sirio, otros pueblos de los países árabes, africanos desfavorecidos y latinoamericanos”. Hace unas semana apareció en las redes un vídeo de un hombre parecido a Prigozhin visitando las prisiones rusas para reclutar convictos para luchar en Ucrania. Cuando se le preguntó sobre estas visitas a cárceles rusas no lo confirmó ni lo negó directamente, solo dijo a través de su servicio de prensa que estuvo encarcelado una vez y que, por lo tanto, ha estado en varias prisiones.
Prigozhin también se ha pronunciado sobre la construcción de una “línea Wagner” -un sistema de trincheras y defensas antitanques- en Luhansk, una de las cuatro provincias ucranianas anexadas ilegalmente por Moscú en septiembre, y la creación de centros de entrenamiento para milicias defensivas en Rusia. Regiones de Belgorod y Kursk que limitan con Ucrania
Wagner también abrió un centro de negocios en San Petersburgo a bombo y platillo, y Prigozhin se jactó de que se convertiría en una plataforma para aumentar las “capacidades de defensa” de Rusia, y prometió expandirse a otros lugares si tenía éxito.
Qué hizo en EEUU
En 2018, Prigozhin y una docena de ciudadanos rusos y tres empresas rusas fueron acusados en EEUU por orquestar una campaña encubierta en las redes sociales destinada a fomentar la discordia y dividir a la opinión pública estadounidense antes de las elecciones presidenciales de 2016 ganadas por el republicano Donald Trump. Fueron acusados como parte de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia electoral rusa. Prigozhin fue luego sancionado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Después de la acusación, la agencia de noticias RIA Novosti lo citó diciendo, en un comentario claramente sarcástico: “Los estadounidenses son personas muy impresionables; ven lo que quieren ver. Los trato con mucho respeto. No estoy en absoluto molesto por estar en esta lista. Si quieren ver al diablo, que lo vean”.
En julio, el Departamento de Estado ofreció una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información sobre la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses, incluso sobre Prigozhin y la Agencia de Investigación de Internet, la granja de trolls en San Petersburgo que sus empresas fueron acusadas de financiar.
Prigozhin había negado su participación hasta este lunes, la víspera de las elecciones intermedias de Estados Unidos. El servicio de prensa de una de sus empresas publicó en las redes sociales su respuesta a una pregunta de un medio de comunicación ruso sobre las denuncias de tal injerencia.
“Señores, hemos interferido, estamos interfiriendo e interferiremos. Con cuidado, con precisión, quirúrgicamente y a nuestra manera, como sabemos hacer”, decía la respuesta. “Durante nuestras operaciones precisas, extraeremos los riñones y el hígado a la vez”. Algunos medios financiados por el estado ruso describieron sus comentarios como una ironía.
El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Ned Price, dijo que la “confesión audaz de Prigozhin, en todo caso, parece ser solo una manifestación de la impunidad que disfrutan los ladrones y compinches bajo el presidente Putin y el Kremlin”. Prigozhin reaccionó a los comentarios de Price en inglés y dijo, entre otras cosas, que Estados Unidos ha estado “inmiscuyéndose groseramente” en las elecciones de todo el mundo durante décadas.
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