Cumbre en Bali

“Nuestra era no debe de ser de guerra”: el G-20 acuerda un borrador para condenar la invasión rusa de Ucrania

En contra del criterio de Rusia que no quería ninguna mención al conflicto armado la mayoría de países condena la confrontación y presiona a Putin para que ponga fin a la campaña militar

Las tensiones geopolíticas apremiantes han empañado el arranque de la cumbre del Grupo de los 20 que se celebra desde el martes en Bali, Indonesia, mientras los líderes de las principales economías avanzadas y emergentes del mundo se reúnen por primera vez desde la fatídica invasión de Rusia en Ucrania. Los miembros del Grupo tienen previsto, a través de un comunicado conjunto, instar a la resolución pacífica de los conflictos y condenar el uso de armas nucleares, en un reflejo de la ansiedad mundial por la guerra emprendida por Moscú.

“El uso o la amenaza del uso de armas nucleares es inadmisible”, firmaran los líderes, según un borrador de la declaración final. “La resolución pacífica de los conflictos, los esfuerzos para abordar las crisis, así como la diplomacia y el diálogo, son vitales. La era actual no debe ser la de la guerra”.

Si bien está previsto que adopten formalmente el comunicado el miércoles, el texto podría cambiar antes de esa fecha como resultado de nuevas conversaciones sobre su contenido.

“La mayoría de los miembros condenaron enérgicamente la guerra en Ucrania y subrayaron que está causando un inmenso sufrimiento humano y exacerbando las fragilidades existentes en la economía mundial: limitando el crecimiento, aumentando la inflación, interrumpiendo las cadenas de suministro, aumentando la inseguridad energética y alimentaria y elevando los riesgos para la estabilidad financiera”, decía el texto.

Todas las miradas en China

Aun así, no está claro cuántos países lo firmarán. Todas las miradas están puestas en China. Si bien los mandatarios están de acuerdo principalmente en los tres pilares de las prioridades del G-20 que Indonesia ha impulsado bajo su presidencia -arquitectura digital, transición energética y transformación digital-, este documento es el punto de fricción que hace que una declaración acordada por todas las partes al final de la cumbre, parezca improbable.

Cuando Indonesia asumió la presidencia rotatoria del grupo el pasado mes de diciembre, el principal objetivo era reforzar las dificultades de la recuperación de la pandemia. Desgraciadamente, esa unión se ha visto sometida a una dura prueba, no sólo por las consecuencias económicas y estratégicas de la invasión de Ucrania, sino también por la rivalidad entre Estados Unidos y China y el creciente distanciamiento entre algunas naciones.

Putin, en Moscú

La semana pasada, el Gobierno ruso anunció que Putin no asistiría a la cumbre, a pesar de la invitación permanente de su homólogo indonesio Joko “Jokowi” Widodo. Esto probablemente supuso un alivio para el gobierno indonesio, dada la posibilidad de que algunos líderes occidentales hubieran boicoteado la cumbre si este asistía. El aislamiento de un Putin condenado, contrasto con la imagen de Xi como un diplomático magnánimo, listo para construir puentes y una pieza clave con la que todos quisieron encontrarse.

Así, ante las amenazas occidentales de boicot de excluir al presidente ruso, Widodo invitó a Volodimir Zelenski, a pesar de que Ucrania no es miembro del grupo. Este se dirigió a los líderes mundiales a través de videoconferencia y expuso una serie de condiciones necesarias para poner fin a la guerra.

Frente al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el presidente ucraniano argumento que “justo cuando el mundo esperaba recuperarse de los golpes de la pandemia, el combate ha provocado nuevos desafíos globales”, dijo. “Hay un conjunto de soluciones que deben aplicarse. Y quiero que la conversación al respecto sea pública, no entre bastidores. Quiero que se discuta en términos específicos, y no a grandes rasgos”.

Otros países no miembros fueron invitados como observadores, entre ellos España, los Países Bajos, Singapur y los Emiratos Árabes Unidos.

Zelenski expuso que Rusia debe reafirmar la integridad territorialde su país, retirar sus tropas del territorio ucraniano y pagar una indemnización por los daños causados. Apuntó además un plan de paz de 10 puntos para la paz, que incluye la retirada de las tropas rusas y un intercambio de prisioneros “todos por todos”.

En su discurso pidió un fin de la batalla “con justicia y sobre la base de la Carta de la ONU y el derecho internacional”. “Estoy convencido de que ahora es el momento en que la devastadora guerra debe y puede detenerse”, añadió.

Tres bloques

La competencia geopolítica amenaza ahora al G-20 al acelerar su división en tres bloques. El primero comprende a Rusia y China, descritas en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos como las principales potencias autoritarias revisionistas. A principios de este año, apenas unas semanas antes de la invasión de Ucrania, el presidente ruso y su homólogo chino, firmaron una declaración bilateral en la que pregonaban su “amistad sin límites” y proponían una visión global para hacer del mundo un lugar seguro para la autocracia. Desde entonces, Pekín ha apoyado a su socio, a la vez que ha exhibido músculo militar en Asia, especialmente en lo que respecta a Taiwán.

El segundo bloque incluye a EE UU y a sus colegas de las democracias de mercado avanzadas, que han tratado de reunir al mundo en defensa de un sistema internacional liberal y basado en normas. La crisis ucraniana ha reforzado la solidaridad entre las naciones del G-7, que incluye a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón; ha endurecido la columna vertebral de la Unión Europea a la hora de aprovechar su peso económico con fines geopolíticos; y ha revitalizado la OTAN. Al mismo tiempo, los gobiernos occidentales -y sus aliados democráticos asiáticos, Japón y Corea del Sur- han tenido menos éxito a la hora de reclutar a los países en desarrollo para que condenen las acciones rusas.

En un tercer bloque, las economías emergentes que no quieren formar parte de una nueva Guerra Fría al tiempo que persiguen pragmáticamente diversos grados de no alineación. Esta cohorte diversa incluye a India, Sudáfrica, Arabia Saudí, Turquía, Indonesia, México y Brasil, entre otros.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó este martes quelos miembros del G20 han cerrado un borrador de declaración conjunta que va “en la dirección correcta” para condenar lainvasión rusa de Ucrania pese a las diferentes posturas entre sus miembros.

“Nuestra era no debe ser de guerra”, “es fundamental defender el derecho internacional y el sistema multilateral que salvaguarda la paz y la estabilidad” y “el uso o amenaza de uso de armas nucleares es inadmisible”, son algunos de los principales mensajes de la declaración conjunta de los líderes del G20 pactada este martes en la cumbre de Bali.

“El hecho de haber llegado a un acuerdo a nivel de delegaciones es ya un gran logro”, dijo Michel en rueda de prensa poco antes del arranque de la cumbre del G20.

El representante del Consejo Europeo calificó esta cita como “una de las más difíciles que ha habido nunca” debido a la división entre los países del grupo de los veinte, sobre todo entre aquellos partidarios de condenar la invasión rusa de Ucrania en términos contundentes y el bloque formado por Moscú y Pekín, contrarios a esa idea.

Michel señaló que desde la agresión rusa ha habido “una batalla diplomática” con “diferentes opiniones” sobre el tema que se han visto reflejadas, por ejemplo, en la Asamblea General de la ONU del pasado marzo.

Añadió no obstante que en las dos jornadas de cumbre los partidarios de defender la Carta de las Naciones Unidas “deberán continuar con los esfuerzos para explicar porqué estamos absolutamente convencidos de que esta guerra iniciada por Rusia es extremadamente grave, especialmente para los ucranianos”.

Al ser preguntado por un posible cambio de postura de China, hasta ahora reacia a señalar a su socio Moscú por la guerra de Ucrania, Michel dijo que la UE y los países con sensibilidades afines “emplearán las reuniones del G20 y las bilaterales para convencer a todos los países participantes de la necesidad de presionar más a Rusia”.

El rechazo a la guerra y la defensa de la ley internacional “es algo que debería ser compartido por todos los países del G20″, añadió. De acordarse una declaración conjunta con una clara mención a la guerra de Ucrania, sería la primera de un foro internacional en hacerlo en estos términos desde el inicio del conflicto.

Ninguna reunión ministerial del G20 desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de este año ha logrado un documento consensuado por las diferencias entre los miembros a la hora de incluir alusiones al conflicto y en qué términos hacerlo.

El borrador más reciente de la declaración consensuado entre las delegaciones, según fuentes diplomáticas occidentales, se refiere a la situación en Ucrania como “guerra” y emplea un lenguaje similar a la resolución de la Asamblea General de la ONU aprobada el pasado marzo contra la invasión rusa.