Combates
Así ha sido diezmada en Ucrania la 200ª Brigada Independiente de Fusileros Motorizados, unidad de élite rusa
Rusia está cerca de llegar a los 100.000 muertos desde el inicio de la invasión en febrero, muchos de ellos pertenecientes a algunas de las unidades más preparadas
Poco podía prever Vladimir Putin cuando decidió invadir Ucrania que una guerra que tenía pinta de ser un paseo militar de una gran superpotencia sobre un pequeño y poco armado país se iba a convertir en un auténtico infierno para Rusia. Y es que casi 10 meses del inicio de la “operación especial” como fue denominada por el Kremlin, las tropas rusas no han dejado de ceder terreno ocupado en las primeras semanas. Lejos de afianzar su dominio territorial, las fuerzas armadas ucranianas con la ayuda del armamento llegado de buena parte de los países occidentales han ido recuperando la iniciativa militar y obligando a retroceder a sus atacantes.
Y lo peor de todo es la imagen que está dando Rusia, que está demostrando que su Ejército no era ese contingente invencible que nos habían vendido y que su armamento no es ni tan invulnerable ni tan sofisticado como sus mandatarios habían intentado hacernos creer, salvo excepciones.
Y es que no hay que olvidar que las fuerzas rusas continúan sufriendo bajas extremadamente grandes sobre el campo de batalla. De hecho, solo en las últimas 24 horas habrían muerto 430 soldados y aproximadamente el doble o el triple de heridos. La cifra total, según fuentes ucranianas, es de de 99.230 fallecidos y antes de fin de año podría alcanzar los 100.000.
En general, según los datos que ofrece el Ministerio de Defensa de Ucrania, sus fuerzas han destruido 281 aviones de combate, de ataque, bombarderos y de transporte, 266 helicópteros de ataque y de transporte, 2.995 tanques (siete en las últimas 24 horas), 1.960 piezas de artillería, 5.974 vehículos blindados de transporte de tropas y de combate de infantería, 410 sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple (MLRS), 16 barcos, 4.599 vehículos y tanques de combustible, 212 baterías antiaéreas, 1.680 sistemas tácticos aéreos no tripulados (23 en las últimas 24 horas), 172 plataformas especiales como vehículos puente, y cuatro sistemas móviles de misiles balísticos Iskander, y 653 misiles de crucero derribados por las defensas aéreas ucranianas.
Estos datos, más allá de que haya que tomarlos con las debidas reservas, dan una idea general del grado de pérdidas que está sufriendo Rusia, tanto humanas como técnicas. De hecho, Rusia habría perdido más de 15.000 soldados solo en el mes de noviembre y, lo que es peor, Moscú carece de la capacidad a corto plazo para emprender operaciones ofensivas a gran escala.
Esto queda de manifiesto en las labores emprendidas tras el verano de construcción de fortificaciones defensivas, incluso en la Península de Crimea, lo que deja bien a las claras sus deficiencias ofensivas. Putin y sus asesores del Kremlin quieren sobrevivir al invierno y asegurarse de que las fuerzas rusas no sufran ninguna otra derrota humillante en el campo de batalla.
La guerra en Ucrania y los repetidos reveses de las fuerzas rusas sobre el terreno contra un adversario que se suponía inferior han trastornado a la sociedad rusa. Las decenas de miles de pérdidas, además, han enfadado a mucha gente, al igual que la movilización parcial que convocó a unos 300.000 reservistas.
La agonía de la 200ª Brigada Independiente de Fusileros Motorizados
Uno de los casos más graves y significativos es el de la 200ª Brigada Independiente de Fusileros Motorizados, una de las unidades de élite del Ejército ruso con años de historia y numerosas victorias en su haber, que ha visto cómo Ucrania se convertía en la tumba de buena parte de sus efectivos. Acuartelada junto a la Flota del Norte con base en Pechenga en el Óblast de Murmansk, la brigada se formó a partir de la 131ª División de Fusileros Motorizados en 1997 y es una de las dos brigadas rusas de guerra del Ártico.
Esta brigada, que ya habría participado en 2014 en la toma de Crimea, fue una de las primeras unidades involucrada en la invasión de Ucrania desde el 24 de febrero, formando parte del contingente que tomó al asalto la ciudad de Jarkiv. Sin embargo, y a pesar de su éxito inicial, en mayo la unidad empezaba a retroceder desesperadamente hasta detrás de la frontera rusa para reagruparse, según documentos internos de la brigada a los que tuvo acceso el diario The Washington Post.
Según estas mismas fuentes, la situación de la 200ª Brigada Independiente de Fusileros Motorizados fue empeorando conforme pasaban los meses y si al inicio de los combates era una unidad de elite formada por 1.400 efectivos, solo tres meses después apenas quedaban 900 combatientes en dos grupos tácticos de batallones. El comandante de la brigada estaba gravemente herido y algunos de los que aún se contabilizaban como parte de la unidad estaban heridos, desaparecidos o calificados como “refuseniks”, es decir, no en disposición de luchar.
¿Qué pasó con esta brigada? Pues más allá de la acción de las tropas ucranianas, lo que parece claro es que la situación interna de muchas unidades militares rusas las hace mucho más vulnerables y afectan a su preparación: corrupción endémica, errores de cálculo estratégicos y la incapacidad del Kremlin para valorar en su justa medida, no solo las verdaderas capacidades de sus unidades, sino de las contrarias.
Ahora, la la 200ª Brigada Independiente de Fusileros Motorizados sigue en pie pero poco o nada se parece a la que llegó a territorio ucraniano hace 10 meses: sus efectivos están muy mermados y las bajas han sido cubiertas por reclutas inexpertos y bastante desmoralizados. Imágenes tomadas por varios medios, entre ellos la televisión estatal rusa, mostraba en julio a un grupo de soldados, muchos de ellos procedentes de las últimas hornadas movilizada a la fuerza, entrenándose en Pechenga mientras se preparaban para su despliegue en Ucrania como refuerzos de unidades del 200 que ya habían sufrido graves pérdidas.
De hecho, el propio Ministerio de Defensa ruso ha difundido imágenes el pasado 25 de noviembre de esta unidad entrenando a los artilleros movilizados en el Ártico: “En la región de Murmansk, los oficiales e instructores experimentados de la brigada de fusileros motorizados de la Flota del Norte siguen entrenando a los artilleros llamados de la reserva en el campo de entrenamiento militar del Cuerpo de Ejército. En el transcurso del ejercicio de tiro, los artilleros realizan un entrenamiento sobre cómo preparar los morteros para el disparo, la detección de objetivos y el ajuste del fuego, y cómo organizar la comunicación entre las tripulaciones. Con la ayuda de avanzados vehículos aéreos no tripulados, las tropas realizan tareas de reconocimiento, controlando así el fuego y corrigiendo los golpes de artillería de los morteros de 120 mm ‘Nona-M1′”, explicaban.
Según los testimonios de muchos de los supervivientes de la 200 Brigada “original”, que hablaron desde el anonimato, la unidad “apenas cuenta con el 60% de sus efectivos y se ven obligados a depender de refuerzos que no son suficientes”. Por su parte, según Pekka Toveri, ex director del servicio de inteligencia de defensa de Finlandia, “hay soldados hombres que se niegan a luchar, hombres que han desaparecido. Todo esto nos dice que para Rusia la guerra ha ido terriblemente mal”.
Según “The Washington Post”, el propio comandante de la unidad sufrió heridas tan graves en la cabeza que quedó vomitando, desorientado e incapaz de recordar los acontecimientos del campo de batalla, hasta el punto de tener que ser hospitalizado, según los documentos internos de la brigada. Además, muchas de las armas más potentes de la unidad, incluidos lanzacohetes móviles y tanques, fueron destruidos o capturados.
Las tropas cualificadas y los oficiales profesionales enviados a la batalla al principio de la guerra con tanques T-80BVM de última generación han dado paso a un grupo de reclutas mal entrenados que han entrado en servicio mal equipados. Algunos de los propios soldados de la brigada describen su estado como calamitoso.
“La unidad está en un estado de decadencia”, dijo un soldado que ahora sirve en la 200 después de haber sido reclutado en virtud de las órdenes de movilización que Putin emitió en septiembre. A él y a otros les dieron inicialmente “cascos pintados de 1941 y chalecos sin placas”, dijo en una entrevista con The Post este mes.
En tiempos de paz, la 200ª está acuartelada en bases espartanas situadas Su ubicación en el municipio de Pechenga, al noroeste de Murmansk, subraya su misión: servir de cuña entre las potencias de la OTAN situadas al oeste y las bases de la Flota del Norte rusa en el Mar de Barents.
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