Bloqueo fronterizo

Kosovo cierra otro puesto fronterizo tras nuevos bloqueos serbios

Es el tercero que clausura en el norte, limítrofe con Serbia, desde las tensiones desatadas el día 10 de diciembre

Artillería serbia de 155 mm cerca de la línea fronteriza con Kosovo, al sur del país.
Artillería serbia de 155 mm cerca de la línea fronteriza con Kosovo, al sur del país.Serbian Defense Ministry Press SAgencia AP

Las tensiones entre Kosovo y Serbia se recrudecen mientras la comunidad internacional hace apelaciones a la calma. En las últimas horas la policía kosovar ha cerrado el tráfico en el principal  puesto fronterizo con Serbia, Merdare. Es el tercero que se clausura en los últimos días desde que el pasado día 10 comenzaron las barricadas por parte de la minoría serbia.

Bloqueos en puestos fronterizos serbios
Bloqueos en puestos fronterizos serbiosMiguel Roselló

Kosovo, antigua provincia serbia con mayoría de población albanesa, proclamó su independencia de manera unilateral en el año 2008 bajo el padrinazgo de EE UU y, desde entonces, los dos territorios no han conseguido normalizar sus relaciones, a pesar de los esfuerzos tanto de Washington como de Bruselas, que han actuado como mediadores. El principal punto de fricción es el trato dado por Pristina a la minoría serbia que vive en el norte del país, que se siente discriminada por las autoridades kosovares.

La guerra en Ucrania ha exacerbado estas tensiones y Pristina ve en lo sucedido la mano negra de Rusia que estaría utilizando estas fricciones para tapar sus dolorosas derrotas en el campo de batalla del país invadido por las tropas de Vladimir Putin. Moscú niega estas acusaciones, pero resulta evidente que el Kremlin interpretó como una afrenta la declaración unilateral de independencia de Kosovo y siempre  ha considerado a Belgrado como una zona natural de su influencia. “Tenemos unas relaciones de aliados muy estrechas, históricas y espirituales con Serbia”, ha declarado ante los medios de comunicación el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov al ser preguntado por esta crisis.

Nadie sabe muy bien qué puede pasar en las próximas horas. Belgrado puso el martes a su Ejército en el máximo nivel de alerta y Pristina ha pedido a la misión de la OTAN su intervención para terminar con el bloqueo de las carreteras o serán sus autoridades las que desmantelen las barricadas. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Kosovo ha enviado una carta a los Veintisiete para que tomen medidas contra Serbia y obliguen a Belgrado a mover ficha.

El documento, según ha recogido el medio Dukagjini, pide a la comunidad internacional que anime a Serbia a volver al ruedo de las  negociaciones. “En el mejor de los casos, Serbia está tratando deliberadamente de desestabilizar Kosovo para evitar el progreso del diálogo, especialmente en el contexto del nuevo plan propuesto por la UE (respaldado por Francia y Alemania) para normalizar las relaciones”, asegura la misiva a la que ha tenido acceso el citado medio.

La respuesta de la UE y EEUU intenta limar asperezas y no inclinar la balanza hacía ninguna de las dos partes. “Hacemos una llamada a todos para que ejerzan la máxima moderación, tomen medidas inmediata para desescalar la situación y se abstengan de provocaciones, amenazas o intimidaciones”, según reza la declaración conjunta. El texto también pide a las dos partes que vuelvan al diálogo y saluda las promesas de Kosovo de no arrestar a aquellos serbios que pongan en marcha protestas siempre y cuándo sean de manera pacífica.

Esta situación inflamable pone a los Veintisiete en una difícil papeleta, en pleno proceso de acercamiento a los países de los Balcanes para que estos no caigan en las peligrosas redes de China y Rusia. Tanto Serbia como Kosovo quieren forman parte de la UE, pero resulta casi imposible que se adhieran al bloque  mientras no normalicen sus relaciones. Cinco países europeos, entre ellos España, no reconocen como Estado a la provincia de mayoría albanesa. En los últimos tiempos, la negativa de Belgrado a unirse a las sanciones europeas contra Rusia por la invasión de Ucrania, también ha creado fricciones entre Serbia y el club comunitario.

Esta nueva oleada de tensiones comenzó hace un año después de que el gobierno de Pristina quisiera obligar a lo habitantes de las zonas de mayoría serbia a cambiar sus matrículas de los coches por otras kosovares. Tras las protestas de la minoría serbia y el papel activo de la UE como mediadora, Pristina renunció a este medida y Serbia también aceptó dejar de emitir matrículas con la iniciales de las ciudades de Kosovo. Aunque la crisis de las matrículas parecía superada, las heridas han seguido abiertas .

Belgrado aumentó su presencia en la frontera tras noticias contradictorias sobre un tiroteo. El 13 de diciembre, un Tribunal de Pristina impuso 30 días de prisión preventiva al expolicía serbokosovar Dejan Pantic. Fue acusado de haber agredido a un policía en activo y haber  atacado un local de la comisión electoral, con el objetivo de  impedir la celebración de elecciones municipales en el norte de Kosovo, previstas inicialmente para el mes de diciembre. Unos comicios que no contaban con el beneplácito de los serbios y que han acabado siendo aplazados  por Pristina hasta el mes de marzo para calmar tensiones. En las últimas horas se ha conocido que Pantic saldrá de prisión y permanecerá en su vivienda bajo arresto domiciliario, un hecho que se interpreta como una posible señal de distensión, aunque los serbokosovares piden su puesta en libertad como condición sine qua non para cesar las barricadas y las protestas.