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Mercenarios

El Grupo Wagner concluye su mejor año en África

Los mercenarios rusos han consolidado su presencia en Mali y República Centroafricana, mientras informaciones no oficiales ya les ubican en Burkina Faso y República Democrática del Congo

Manifestantes sostienen una pancarta en la que se lee "Gracias Wagner" en Bamako, Mali
Manifestantes sostienen una pancarta en la que se lee "Gracias Wagner" en Bamako, MaliFLORENT VERGNESAFP

El 2022 ha sido con toda probabilidad uno de los años más fructíferos que ha vivido el Grupo Wagner desde su fundación en 2014. Los contratos se rubrican y llueve dinero para Yevgueni Prigozhin y sus adláteres. Frente a la creciente inestabilidad que acecha a nuestro mundo, cada vez son más los gobiernos de tercer orden que acuden al servicio de los mercenarios para mantener un control que se les escapa. Más allá de su aparente falta de eficacia en la guerra de Ucrania, Wagner ha demostrado a lo largo de este año su extrema utilidad a la hora de implantar el soft power del Kremlin en territorios donde el ejército regular ruso no tiene acceso. Ellos son mucho más que mercenarios. Forman parte de una red de tentáculos que maneja un cerebro superior en Moscú. Se mueven al compás del resto de las extremidades y trabajan por un fin mayor a lo puramente económico, que es lo que cabría esperar de una compañía de militar privada al uso.

África es su mejor baza. A comienzos del 2022, Wagner contaba con cerca de 3.000 efectivos en Mali, casi 2.000 en Libia, una considerable presencia en República Centroafricana y grupos de vigilancia en minas de oro en Sudán. A lo largo de este año han consolidado su presencia en Mali y en RCA y conseguido que las tropas francesas que participaban en operaciones de lucha antiterrorista en ambos países se hayan visto obligadas a replegarse. Si los últimos informes fueran ciertos, en el mes de diciembre habrían aterrizado 200 efectivos en Burkina Faso y otros 100 en el este de República Democrática del Congo.

Mali

El país de África Occidental, inmerso desde hace diez años en una dificultosa lucha contra el terrorismo y las mafias, se ha convertido en el baluarte de Wagner en el continente. Desde que el coronel Assimi Goita tomara el poder mediante un golpe de Estado en 2021, las relaciones con París han alcanzado un punto muerto mientras la amistad entre Moscú y Bamako se han estrechado. Empezaron el año con una presencia limitada en el norte y centro del país, presencia que se ha extendido a las ciudades más importantes tras la retirada francesa a Níger. Gao, Gossi, Menaka, Mopti, Segú, Tombuctú y Bamako cuentan ahora con bases de la compañía militar privada, mientras la única fuerza que hoy combate al yihadismo en Mali son los propios militares malienses, rebeldes tuareg alineados con el Gobierno central y los mercenarios Wagner. Parece irónico que sean los rusos quienes están protegiendo hoy una parte del flanco sur establecido por la OTAN.

Se han reportado un cúmulo de enfrentamientos entre rusos y malienses por aspectos tan básicos como el reparto de agua potable, mientras las víctimas a raíz del conflicto maliense han aumentado un 58% desde 2021. Los yihadistas han ampliado de forma considerable las zonas bajo su control en el noreste del país y la zona conocida como “las tres fronteras”, que delimita con Mali, Níger y Burkina Faso. Por otro lado, llegados al mes de marzo de 2022 más de 300 personas fueron asesinadas en el centro del país a manos de soldados malienses y mercenarios rusos. Otro ejemplo de la pobre capacidad de Wagner, no ya para combatir al yihadismo, sino a la hora de aliviar los sufrimientos de la población local (un aspecto fundamental de cualquier operación militar del siglo XXI) ocurrió a finales de noviembre. Los ciudadanos de la ciudad de Sevaré comenzaron a denunciar que los mercenarios de Wagner estaban vendiendo latas de sardinas a la población local por 500 francos CFA (unos 76 céntimos), una medida a todas luces ridícula, ya que las latas cuestan exactamente lo mismo en cualquier tienda de allí. Fotografías tomadas en el momento muestran a soldados blancos repartiendo las latas a cambio de billetes.

Libia

Las acciones principales de Wagner en Libia consistieron en dar apoyo al general Jalifa Hafter durante el desarrollo de la Operación Dignidad entre 2019 y 2020. Se conoce que su presencia en el país se mantiene a día de hoy, aunque a un nivel más reducido debido al traslado de tropas para combatir en la guerra de Ucrania (unos 1.300 hombres han sido movilizados a Europa a lo largo de 2022). Una investigación llevada a cabo por un equipo de la BBC en 2021 mostró la vinculación entre el grupo Wagner y una serie de crímenes de guerra, entre los que se incluía la ejecución sumaria de prisioneros libios.

El complejo funcionamiento del tablero internacional queda patente en Libia. Mientras las tropas francesas se retiraron este año de Mali y de RCA a raíz de la negativa de Macron de colaborar con Rusia en la lucha antiterrorista, Moscú y París han colaborado durante años en Libia. Prueba de ello son los vínculos recientemente revelados entre miembros de la Legión Extranjera y efectivos Wagner que combatieron codo con codo en Libia y que posiblemente colaboren en el este de República Democrática del Congo en los próximos meses.

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República Centroafricana

La presencia de Wagner también se ha consolidado en RCA a lo largo del último año, hasta el punto de que Francia se vio obligada a abandonar el país en diciembre de 2022. Las tensiones entre ambas potencias llegaron a su momento cumbre el 15 de diciembre, cuando se informó de que Dimitri Sytyi, “director del centro cultural La Maison Russe“ en Bangui (esto es, un ejecutivo de Wagner conocido en el país) fue herido de gravedad por una explosión que los rusos atribuyeron a Francia.

La base principal de Wagner en la República Centroafricana se encuentra al sudoeste de Bangui, sobre los restos del Palacio Jean Bedel Bokassa, y ha sido ocupada de forma permanente por el grupo ruso desde 2018. Tiene una pista de aterrizaje que se encuentra en pésimas condiciones, aunque generalmente pueden verse helicópteros en el recinto del palacio. El propósito original de Wagner en RCA consistía en blindar protección al presidente del país, Faustin Archange Touadéra, y ejecutar una misión de entrenamiento y de coordinación de las actividades de las FACA. Sin embargo, una investigación reciente realizada por el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento de Reino Unido desveló que Wagner ha operado de forma independiente a las fuerzas estatales en al menos el 50 % de las situaciones de violencia política desde mayo de 2021, exceptuando octubre de 2021 y abril y junio de 2022.

Burkina Faso y República Democrática del Congo

Aunque la presencia de Wagner en ambos países aún no es oficial, apenas si caben dudas al respecto. Tras un golpe de Estado llevado a cabo el primer fin de semana de octubre, el capitán de artillería Ibrahim Traoré se hizo con el poder en Burkina, y a lo largo de ese fin de semana se sucedieron manifestaciones pro rusas y ataques injustificados contra organismos franceses, incluyendo un intento de asalto al consulado francés en Uagadugú. Los propios golpistas enarbolaron en ocasiones la enseña rusa, mostrando así sus intenciones. Menos de dos meses después, el 7 de diciembre, se hizo pública la noticia de que el nuevo gobierno burkinés había otorgado a la minera rusa Nordgold Yimiogou SA la concesión de explotación de una mina en la comuna de Korsimoro, en la región Centro-Norte del país. Y una semana más tarde, el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, aseguró en una reunión con Anthony Blinken “la presencia de mercenarios rusos al norte de nuestra frontera”.

Las primeros rumores de la presencia de Wagner en la ciudad de Goma, al este de RDC, comenzaron a circular el 26 de diciembre, aunque hacía meses que su entrada parecía inevitable. El portavoz de la guerrilla M23, Willy Ngoma, ha confirmado a LA RAZÓN que 100 mercenarios Wagner se encuentran actualmente en el este del Congo, aunque el Gobierno central no ha hecho declaraciones al respecto. Una visita a Moscú del ministro de Defensa congoleño realizada en agosto y la creciente animadversión de la población local contra la misión de la ONU en el este de RDC son dos puntos clave a la hora de considerar la veracidad de estas informaciones.