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La iraní Narges Mohammadi se alza con el Nobel de la Paz por su lucha a favor de los derechos de las mujeres

La activista y periodista iraní recibió la noticia, que reconoce al movimiento de protestas contra el régimen de los mulás, en una cárcel de su país

FILE - Iranian Narges Mohammadi, delegate of the Center for Human Rights Defenders, listens to a question during a press conference on the Assessment of the Human Rights Situation in Iran, at the U.N. headquarters in Geneva, Switzerland, on June 9, 2008. The Nobel Peace Prize has been awarded to Narges Mohammadi for fighting oppression of women in Iran. The chair of the Norwegian Nobel Committee announced the prize Friday, Oct. 6, 2023 in Oslo. (Magali Girardin/Keystone via AP, File)
La premio Nobel de la Paz 2023ASSOCIATED PRESSAgencia AP

La activista y periodista iraní Narges Mohammadi fue este viernes galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2023 en reconocimiento de su batalla por los derechos de las mujeres y la democracia; por su rechazo a la pena de muerte y el velo obligatorio. “Este premio es, sobre todo, un reconocimiento del trabajo importantísimo de todo un movimiento en Irán con su líder indiscutible Narges Mohammadi”, afirmó la presidenta del Comité Noruego del Nobel Berit Reiss-Andersen.

En una declaraciones al diario estadounidense The New York Times, la activista iraní aseguraba tras conocer el premio que “el apoyo global y el reconocimiento a mi defensa de los derechos humanos me hace más resuelta, responsable, apasionada y estar más esperanzada”. “Espero además que este reconocimiento empuje a los iraníes a protestar por el cambio con más fuerza y más organización. La victoria está cerca”, aseguró.

Mohammadi, de 51 años, se ha pasado gran parte de los últimos treinta años entrando y saliendo de las cárceles de la República Islámica por su lucha infatigable por la libertad de las mujeres. La justicia iraní tiene en estos momentos abiertos tres procesos más contra ella. Globalmente, Mohammadi ha sido detenida trece veces y condenada en cinco ocasiones a un total de 31 años de cárcel y 154 latigazos. También su marido, Taghi Rahmani, ha pasado 14 años en las cárceles del régimen de los ayatolás.

Y fue en la prisión de Evin, en Teherán, donde cumple una condena de diez años por “la difusión de propaganda contra el Estado” –que es el resultado de la publicación del libro Tortura Blanca sobre la situación de los presos en su país y de un informe sobre la situación específica de las reclusas difundido en diciembre de 2022—, donde recibió la noticia.

La activista galardonada con el Nobel de la Paz nació en la ciudad de Zanjan, en el norte del país, en 1972 en el seno de una familia de clase media, hija de una cocinera y agricultor. Estudió Física y trabajó como ingeniera, pero enfocó en el activismo en pro de los derechos humanos y en el periodismo y pronto comenzó a colaborar con grupos de la sociedad civil.

Su empeño la empujó a adherirse al Centro de Defensores de los Derechos Humanos, grupo fundado por la abogada iraní Shirin Ebadi, Nobel de la Paz en 2003, y centrado en la abolición de la pena de muerte, según información de Efe. Antes del Nobel de la Paz, la activista fue merecedora de otros galardones como el Premio al Coraje de Reporteros Sin Fronteras de 2022 o el premio de la Unesco Guillermo Cano a la Libertad de Prensa el año pasado. En mayo de este año Mohammadi fue galardonada con el Premio Mundial a la Libertad de Prensa de Naciones Unidas, junto a los también periodistas iraníes Niloofar Hamedi y Elaheh Mohammadi.

Las reacciones de satisfacción desde todo el mundo por el reconocimiento de Narges Mohammadi no se hicieron esperar. Desde la ciudad de Granada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen celebró que el premio reconoce “la valiente y noble lucha de las mujeres iraníes que desafían la opresión aun poniéndose en riesgo”. Por su parte, la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas elogió la “inspiración para el mundo” que suponen las mujeres iraníes. “Su coraje y determinación frente a la represión, la intimidación, la violencia y las detenciones ha sido notable”, afirmó la portavoz de la entidad Ravina Shamdasani. “Narges Mohammadi ha sido una indómita voz contra la represión del Gobierno iraní a pesar de ser uno de sus más perseguidos objetivos”, afirmó el director de Human Rights Watch entre 1993 y 2022, Kenneth Roth.

Apoyo a las protestas contra el régimen

La prolongada represión del régimen de los mulás ejercida contra su persona no le ha impedido seguir trabajando desde la cárcel. Allí ha escrito artículos, fomentado la desobediencia civil y dado su apoyo a las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini, de la que se cumplió un año el pasado 16 de septiembre.

El fallecimiento de la joven kurda a los 22 años en septiembre de 2022 a manos de la Policía de la Moral, que la detuvo por no llevar bien puesto el velo islámico en Teherán, desató las mayores y más prolongadas protestas contra el régimen iraní en décadas, un movimiento que no sólo ha defendido la libertad de las mujeres sino la propia caída de la dictadura triunfante desde 1979. No en vano, el Comité Noruego del Nobel noruego declaró ayer que el premio a Narges Mohammadi “también reconoce a los cientos de miles de personas que se han manifestado contra las políticas de discriminación y opresión del régimen teocrático contra las mujeres”.

La respuesta del régimen a las desafiantes protestas, que considera instigadas desde Occidente, no ha sido otra que la de la represión. En torno a 500 personas han perdido la vida como resultado de la intervención de las fuerzas de seguridad contra las concentraciones. Además, siete personas han sido ejecutadas –después de pasar por juicios sin garantías— por participar en las protestas. Al menos 22.000 personas han sido asimismo detenidas desde septiembre del año pasado. Entretanto, el régimen aprobó el pasado mes de septiembre una ley que endurece de manera severa las penas a las mujeres que no usen el hiyab.

La semana pasada agentes de la Policía de la Moral volvieron a cebarse con una joven por no llevar supuestamente el velo islámico según los preceptos religiosos defendidos por el régimen. La kurda Amrita Garavand, de 16 años, permanece en coma en un hospital de Teherán como resultado de la agresión sufrida en el metro de la capital iraní junto a unas amigas