Brexit

Adiós a Reino Unido

La Razón
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Gran Bretaña ya no es un Reino Unido. Las reflexiones no sólo se centran en a qué opción fueron a parar los votos, sino en que este país ha quedado resquebrajado para siempre. Un Reino Unido agrietado generacionalmente, a nivel de educación, de clases y de perspectivas. Ha sido una votación que ha dividido al país respecto a su actitud hacia los inmigrantes, debate que se ha basado en una retórica nativista repugnante que deliberadamente ha ignorado los argumentos racionales en favor de los sentimientos emocionales y atávicos. También ha dividido a sus cuatro naciones: Inglaterra y Gales votaron por el Brexit, mientras que Escocia e Irlanda del Norte optaron por la permanencia.

Ninguna de estas divisiones mencionadas será curada fácilmente y de hecho es probable que conlleven a otro referéndum sobre la independencia, ya que Escocia quiere seguir formando parte de la UE. En Irlanda del Norte, el partido republicano del Sinn Fein ya ha reclamado la creación de una nueva Irlanda.

Por otra parte, la decisión de David Cameron de renunciar como primer ministro se añade a la inestabilidad provocada por el Brexit. El «premier» ha mostrado una gran irresponsabilidad por la convocatoria, el tiempo y la pregunta en sí del referéndum. Es justo reconocer su fracaso. Sin embargo, también la UE fracasó en parte por no ofrecer nada sustancial en sus negociaciones, contribuyendo a la sensación de que sus líderes eran impasibles a las preocupaciones reales de Gran Bretaña.

Ahora se abre además una brecha en el Partido Conservador para buscar a un nuevo líder que inicie las condiciones del divorcio. Este nuevo líder «tory» también querrá ser refrendado por los ciudadanos, por lo que es probable que antes de que finalice el año tengan lugar nuevas elecciones generales en el país. El hecho de que Gordon Brown sustituyera en 2007 a Tony Blair sin pasar por las urnas fue muy criticado, por lo que no se repetirá. El nuevo líder proBrexit también querrá purgar a su partido de los parlamentarios eurófilos. No se puede dejar de lado a los laboristas, una oposición actualmente inelegible con su actual líder Jeremy Corbyn. Todo apunta a que Reino Unido tendrá un Gobierno más euroescéptico y muy probablemente más conservador que conducirá Boris Johnson, o tal vez, Michael Gove. Esto potenciará los deseos de independencia de Escocia.

El modo en que este nuevo Gobierno lleve a cabo sus negociaciones con la UE sobre su relación futura y el éxito en la creación de nuevas ofertas comerciales en el resto del mundo será crucial para Reino Unido. Implementar estos acuerdos no será fácil, rápido ni indoloro, como los «Brexiteers» imaginan. Para tratar con la UE será necesario el acuerdo de los otros 27 estados, cada uno de los cuales tiene su propia agenda. Por lo tanto, la capacidad de Reino Unido de «tomar el control» en estas circunstancias puede ser más ilusoria que real.

La decisión de los británicos de abandonar la UE es potencialmente desastrosa para Reino Unido, pero ésta afectará a mucho más que a su relación en sí. En Europa, las fuerzas y partidos de la desintegración y la xenofobia se han fortalecido con el Brexit y los progresos realizados durante los últimos 70 años hacia una comunidad política tolerante, liberal e integradora se han puesto en riesgo. Hay que tener claro que estas fuerzas desintegradoras pueden ahora ser imparables; sin embargo, cualquier esfuerzo para tratar de detenerlos valdrá la pena, teniendo en cuenta las posibles consecuencias de su llegada al poder.

* Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Birmingham