
Investigación
El aeropuerto de Washington tenía menos controladores de los necesarios en el momento del accidente, según la investigación
La escasez ce personal hizo que uno de los operarios se encargara a la vez de monitorizar los aviones y los helicópteros
Los esfuerzos de recuperación continuaron en Washington D.C. tras la colisión del vuelo 5342 de American Eagle (de American Airlines) y un helicóptero Black Hawk del Ejército de EE UU, que causó la muerte de 67 personas. El Departamento de Bomberos y Servicios Médicos de Emergencia de la capital estadounidense informó ayer, al cierre de esta edición, de que hasta el momento se han recuperado 41 cuerpos de los restos del accidente aéreo en el río Potomac. Antes, el presidente Donald Trump confirmó que no hay supervivientes y que, efectivamente, la operación de búsqueda y rescate se había convertido en una misión de recuperación de escombros, cuerpos y evidencias.
El vuelo procedente de Wichita, Kansas, colisionó con el helicóptero militar mientras se aproximaba a la pista 33 del Aeropuerto Nacional Reagan alrededor de las 9 p.m. del miércoles, de acuerdo con la Administración Federal de Aviación (FAA). Mientras avanzan las investigaciones sobre el minuto a minuto de esta tragedia, la peor a nivel aéreo para EE UU en 20 años, se informó de que un supervisor en la torre del Aeropuerto Nacional Reagan permitió que un controlador de tráfico aéreo se retirara temprano de su turno poco antes de la mortal colisión del miércoles por la noche sobre el río Potomac.
Como resultado, un solo controlador estaba manejando el tráfico aéreo de aviones y helicópteros en la zona, según informó una fuente familiarizada con la investigación a los medios de comunicación estadounidenses.
Normalmente, un controlador se encarga de los helicópteros mientras otro supervisa los aviones. La FAA informó el jueves que un solo controlador de tráfico aéreo estaba realizando el trabajo de dos personas en el momento del devastador choque.
Según las transmisiones de radio de la noche del miércoles, el único controlador advirtió al helicóptero Black Hawk del Ejército de EE UU que se estaba acercando demasiado al vuelo de pasajeros de American Airlines, advertencia que el experimentado piloto del helicóptero reconoció.
Sobre este descubrimiento, el miembro de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte que investiga el desastre, J. Todd, explicó que se trata de una «pequeña pieza» del rompecabezas para comprender qué saló mal.
Al ser preguntado en televisión sobre las preocupaciones planteadas en un informe preliminar de la FAA sobre el accidente, que indicaba que el personal en la torre de control no era el «normal», dijo que aún no estaba claro qué papel podría haber desempeñado ese factor en el incidente, si es que tuvo alguno. «Ese es solo un pequeño aspecto de la investigación en general», afirmó, agregando que tener bajos niveles de personal en un aeropuerto no necesariamente indicaba un problema. «En ocasiones, hay fluctuaciones no solo en los vuelos, sino también en el control del tráfico aéreo», dijo. Los expertos han dicho que creen que el piloto del helicóptero pudo haber maniobrado para evitar el avión equivocado –un jet del mismo modelo que despegaba más lejos– y nunca vio el vuelo de American Airlines hasta que fue demasiado tarde.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) también está investigando si el helicóptero volaba demasiado alto. Los especialistas de la NTSB están analizando la grabación de voz de la cabina y el registro de datos de vuelo recuperados del avión de American Airlines involucrado en la fatal colisión, comúnmente llamadas cajas negras. Este análisis podría permitir incluso mayor claridad sobre lo que realmente pasó durante esos fatídicos treinta y tres segundos de silencio tras la última comunicación con cabina. Los investigadores pronostican que dentro de 30 días será publicado el primer informe preliminar del siniestro antes de avanzar sin embargo que hará falta “un año o más” para determinar la causa probable definitiva de lo ocurrido. «Estamos recuperando todas las pruebas perecederas en el lugar del siniestro y allí seguiremos el tiempo que sea necesario», aseguró un integrante de la NTSB a la cadena ABC.
En medio de este trabajo, el presidente Trump recurrió a su plataforma Truth Social ayer por la mañana para dar una posible razón del trágico accidente entre el avión y el helicóptero en Washington, afirmando que el helicóptero del Ejército volaba demasiado alto. «El helicóptero Blackhawk [sic] estaba volando demasiado alto, por mucho», escribió. «Estaba muy por encima del límite de 200 pies. No es tan complicado de entender, ¿verdad???», señaló el mandatario que antes había culpado a las pasadas administraciones de Barack Obama y Joe Biden, así como al ex secretario de Transporte, Pete Buttigieg, de impulsar políticas de contratación de diversidad que, según Trump y sin mostrar evidencias, «bajaban los estándares» para permitir que los empleos fueran ocupados por personas «menos capacitadas», minorías y trabajadores con alguna discapacidad.
La declaración trajo consigo una tormenta política para Trump, pero tanto él como sus funcionarios se mantuvieron firmes en las declaraciones a pesar de la falta de respaldo, tanto a nivel general pero en particular sobre una presunta relación con este incidente. Incluso el vicepresidente JD Vance se atrevió a sugerir que «si no tiene que ver con las políticas de contratación diversas directamente, hay que resaltar lo difícil que es para pilotos trabajar cuando saben que ese clima existe», aseveró.
Entre tanto siguen los tributos a las víctimas del horrible suceso. Una rosa blanca fue dejada este viernes sobre una roca cerca de la orilla del agua, cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan en Arlington, como recordatorio de las vidas que se perdieron en la explosión y las historias no contadas que terminaron sumergidas en las profundidades del Potomac.
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