Atentado

Al menos tres muertos y 36 niños secuestrados tras varios ataques contra dos iglesias en Nigeria

Los ataques contra cristianos en este país se han extendido durante los últimos meses

Imagen de archivo. Los numerosos atentados han hecho saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales en el país africano
Imagen de archivo. Los numerosos atentados han hecho saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales en el país africanoSTRINGERAgencia EFE

Continúa la ola de violencia sectaria contra fieles cristianos en Nigeria. Al menos tres personas fueron asesinadas el domingo en una serie de ataques contra dos iglesias y varias localidades del estado nigeriano de Kaduna (norte de Nigeria), sacudido por un aumento de la inseguridad durante los últimos meses, según han confirmado las autoridades. El diario nigeriano ‘The Premium Times’ indicó que el comisionado de Seguridad e Interior de Kaduna, Samuel Aruwan, anunció que “bandidos atacaron a fieles y residentes en Ungwan Fada, Ungwan Turawa, Ungwan Makama y Rubu, en Kajuru”.

"Según estas informaciones, los bandidos irrumpieron en las aldeas en motocicleta, empezando por Ungwan Fada y trasladándose después a Ungwan Turawa, Ungwan Makama y Rubu", ha dicho, antes de agregar que en esta última localidad atacaron a fieles en la iglesia Baptista Maranatha y la iglesia católica St. Moses.

Asimismo, ha resaltado que al menos dos personas resultaron heridas en los ataques y ha apuntado que “los bandidos saquearon tiendas y se llevaron bienes”, sin que por el momento se haya especificado qué grupo ha estado detrás de estos incidentes. En torno al 49% de los nigerianos son cristianos, mientras un 48% pertenece a la religión musulmana. Los ataques realizados este domingo coinciden con áreas de mayoría musulmana (al norte del país) mientras las mayorías cristianas se ubican al sur de Nigeria, donde más de 50 personas fueron asesinadas a principios del mes de julio mientras rezaban en una iglesia. Aunque existe una discrepancia entre las autoridades nigerianas y los medios de comunicación locales en lo referente al número de víctimas, se calcula que en torno a 80 cristianos han sido asesinados en el último mes, mientras cerca de un centenar de personas han sido heridas de mayor o menor gravedad en el curso de los ataques.

Un gobierno sobrepasado

Los ataques en Nigeria, anteriormente centrados en la zona noreste del país --donde operan Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA)-- se han extendido durante los últimos meses a zonas ubicadas al norte y al noroeste, haciendo saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales, muchas de las cuales viven del secuestro de estudiantes. El mismo día del último ataque, la policía nigeriana anunció la liberación de 35 adolescentes que habían sido secuestradas por una red de prostitución. Las jóvenes, que comprendían las edades entre los 14 y los 17 años, fueron encerradas en un hotel en la ciudad de Nkpor, en el estado de Anambra, y obligadas a mantener relaciones sexuales. Los niños que pudieron nacer de estas uniones forzadas fueron vendidos poco después de nacer, según aseguraron las autoridades locales en los momentos posteriores a la liberación de las adolescentes. Un bebé en Nigeria puede venderse por unos 800 dólares, según fuentes locales. Tres sospechosos fueron detenidos en la redada, mientras el portavoz de la policía de Anambra indicó que “están siendo interrogados en busca de información que permita desenmascarar a otros miembros de la banda”.

El clima de inestabilidad que se respira en Nigeria precede a un periodo de elecciones que marcará la agenda nacional de 2023 y que enfrentará a los veteranos políticos nigerianos Bola Tinubu y Atiku Abubakar en un clima de descontento social creciente contra el gobierno en curso. El actual presidente del país, Muhammadu Buhari, anunció en un mensaje retransmitido por televisión el pasado 12 de julio que había fracasado en su labor de liberar al país de grupos armados como Boko Haram, refiriéndose a las promesas de paz que formuló a sus electores tras ser elegido presidente en 2015. En sus declaraciones aseguró que durante su mandato se había enfrentado a problemas “capaces de destruir naciones enteras”. Los familiares de las víctimas solicitan la ayuda del gobierno mientras expresan su enfado por la falta de culpables. La autoridades todavía no han detenido a ningún sospechoso de participar en el ataque del pasado 5 de junio ni a los perpetradores del ataque ocurrido este domingo, dejando a los cristianos en una situación de indefensión frente a la aparente impunidad que gozan los violentos.