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Alemania se mira en el espejo

El auge de la ultraderecha en los comicios de hoy en Baviera puede dar un giro a la política nacional.

La líder nacional de la ultraderecha alemana, Alice Weidel, se desplazó a Baviera para apoyar a sus candidatos en el último día de campaña
La líder nacional de la ultraderecha alemana, Alice Weidel, se desplazó a Baviera para apoyar a sus candidatos en el último día de campañalarazon

El auge de la ultraderecha en los comicios de hoy en Baviera puede dar un giro a la política nacional.

Una lujosa limusina atraviesa a media mañana la soleada plaza de Deggendorf. Algunos vecinos dicen, con cierta ironía, que no hay otro lugar en Alemania donde se vean tantos de estos vehículos de lujo como en esta ciudad de 35.000 habitantes en el este de Baviera. Algo que no es de extrañar ya que una de las principales factorías de “BMW” está a la vuelta de la esquina y allí trabajan unas 18.500 personas. También se dice que los empleados de esta automotriz ganan bien y que los libros de pedidos rebosan de buena salud. No hay razón entonces para preocuparse por el futuro. La economía local está bien. Tanto o más como la del Estado federado de Baviera donde la tasa de paro es una de las más bajas de toda Europa. Pero hay otra Baviera que poco a poco está saliendo de la oscuridad. Hace solo unos días, bajo una sombrilla azul y a pocos metros de donde transitó la limusina, una mujer rubia trata de entregar unos panfletos a los transeúntes. Se llama Katrin Ebner-Steiner y es la candidata regional del partido xenófobo Alternativa por Alemania (AfD). Si se cumplen los prónosticos, su partido alcanzará hoy entre el 10 y 14 por ciento de los votos en las elecciones bávaras. Un resultado que, a la contra, sumirá en una debacle y pondrá fin a una hegemonía de más de seis décadas de la Unión Socialcristiana (CSU), el socio de la CDU de Angela Merkel. Ebner-Steiner es consciente de los sondeos a tenor de la fortaleza que exhibe y con la que trata de involucrar a todo aquel que pasa por su lado. “Tengo 40 años, soy católica, estoy casada y tengo cuatro hijos”, relata a modo de presentación. A los que se quedan a escucharla les cuenta como la AfD surgió a la sombra de la crisis del euro y del rescate a Grecia. En un primer momento se les consideró un pequeño e insignificante círculo de economistas y profesores, pero pronto los periodistas alemanes vieron en ellos el germen de un nuevo populismo. Lo siguiente, ya es historia reciente del país. En Sajonia y en otras partes del este alemán, la AfD entró con fuerza en las encuestas pero, ¿por qué echó raíces en la próspera Baviera? Ebner-Steiner habla de su propia experiencia. En el pasado, cuando fue atleta y vendedora de bicicletas, nunca reparó en la política pero “más tarde, durante unas vacaciones en Italia, leí “Alemania se desintegra” de Thilo Sarrazin y me abrió los ojos”. El libro publicado hace ocho años por el ex político del Partido Socialdemócrata alerta sobre la alienación y la islamización del país. Entonces, muchos críticos le acusaron de ser inexacto y de exagerar una perspectiva que, sin embargo, no sirvió para persuadir a Ebner-Steiner que desde entonces se sumergió en una lucha enarbolada desde el emblema del partido populista. Su historia se asemeja a la de miles de bávaros. Poco importa que este “Land” aloje a gigantes corporativos como BMW, Siemens y Allianz y sea una de las principales economías de Europa. Por Baviera ingresó la mayoría de los 1,3 millones de refugiados llegados a Alemania desde 2015, lo que casi desbordó su capacidad de acogida y alimentó un sentimiento que hoy será la principal fortaleza de AfD. Pero hay más. Con su eslogan, "la AfD es el castigo divino de la CSU”, la formación trató de conquistar a los votantes desertores de la CSU e incluso a un cada vez más numeroso segmento de votantes indeciso o decepcionado con los partidos tradicionales. Sea como sea, nada volverá a ser lo mismo a partir de hoy en Baviera y todo tendrá repercusión a nivel nacional. Tras el grito de las cerca de 150.000 personas que ayer salieron a la calle en Berlín para manifestarse en contra del racismo y hacer visible que también existe una sociedad solidaria en Alemania resonará el escrutinio que hoy defiendan los nueve millones y medio de bávaros que están llamados a las urnas. Por lo que pueda pasar, el resto de partidos ya ha dejado claro que están abiertos a debatir cualquier tipo de pacto, excepto aquellos que sienten en la mesa de negociación a cualquier miembro del partido populista. No obstante, no son pocos los analistas los que, ante el cambio de escenario político, dan por hecho que Baviera podría ser el primer campo de pruebas ante posibles coaliciones nunca vistas en Alemania. La caída electoral del partido hermanado con el de Angela Merkel podría tener consecuencias nacionales. Se especula con el fin político del presidente del partido, Horst Seehofer, pero también con que el resultado podría amenazar la estabilidad del Gobierno de la canciller. No obstante, las elecciones bávaras no son el único reto para Berlín. El estado federado de Hesse celebrará sus elecciones regionales en dos semanas y allí las consecuencias para Merkel podrían ser más peligrosas, ya que su propio partido, la CDU, se presenta a la votación. Si Volker Bouffier, candidato por la CDU en Hesse, no resulta reelegido, a la canciller le esperan horas difíciles durante los próximos meses.