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Alianzas o cordón sanitario a los ultras: ¿qué política siguen los conservadores en Europa?

En Portugal y Alemania evitan pactar con la extrema derecha, mientras entra en coalición en Italia y Finlandia

El líder del partido italiano Lega, Matteo Salvini, con la presidenta del partido francés Rassemblement National, Marine Le Pen, se dan la mano
El líder del partido italiano Lega, Matteo Salvini, con la presidenta del partido francés Rassemblement National, Marine Le Pen, se dan la manoMICHELE MARAVIGLIAAgencia EFE

Los Republicanos, el Partido Popular francés, no es el único que se debate entre pactar con la extrema derecha o implantar un cordón sanitario. Como última muestra de diferentes posturas a la hora de pactar o no con formaciones consideradas de extrema están los resultados electorales en Portugal y el ascenso imparable del partido Chega, que ha sabido canalizar el descontento de nuestros vecinos con los partidos tradicionales. La formación capitaneada por André Ventura ha pasado en apenas cinco años de ser una fuerza marginal y tener tan solo un único diputado a convertirse en el tercer partido del país y ser la llave de la gobernabilidad.

Luís Montenegro, el líder del centroderecha cuyo partido pertenece al Partido Popular Europeo (PPE), se ha convertido en primer ministro sin pactar con Chega, siguiendo el ejemplo de la CDU de Angela Merkel, que siempre se negó a cualquier acuerdo con la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) y estableció un férreo dique de contención.

Sin embargo, otros partidos europeos de la misma familia política no han dudado en pactar con ellos como, por ejemplo, en Finlandia, donde el partido conservador de los Verdaderos Finlandeses ha entrado en el Gobierno con siete carteras. En Suecia, el líder del Partido Moderado, Ulf Kristersson, también consiguió el poder en 2022 gracias al apoyo del partido Demócratas de Suecia (considerado de ultraderecha), aunque sin formar parte del Gobierno. En Italia, el partido Forza Italia, fundado por Silvio Berlusconi y perteneciente al PPE, también ocupa importantes carteras dentro del Ejecutivo de la primera ministra Giorgia Meloni. Entre ellas la de Exteriores, en manos de Antonio Tajani, un gran conocedor de los pasillos comunitarios tras haber sido comisario y presidente de la Eurocámara.

Durante la campaña electoral, la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tendió la mano a la política italiana al considerar que es «anti-Putin, proeuropea y respeta el Estado de derecho», si bien rechazó a Marine Le Pen y Alternativa para Alemania por no cumplir estos requisitos. Esto indica que el movimiento de Los Republicanos de pactar con el Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen no sería acogido con entusiasmo por parte de la que puede seguir siendo la presidenta de la Comisión Europea si consigue un segundo mandato.

Tras conocer los resultados electorales, Von der Leyen ha iniciado los contactos con los socialistas y liberales, como modo de renovar una coalición de centro que, en sus palabras, sea un «bastión contra los extremismos». A pesar de esto, la política alemana también ha reconocido que tras esta primera toma de contacto no está cerrada a «otros pactos», lo que muchos interpretan como un intento de mantener la puerta abierta a entenderse con Meloni, si considera que seguirá necesitando sus votos.

Los liberales europeos tampoco se libran de esta disyuntiva. Después de que el líder de ultraderecha Geert Wilders se convirtiera en el candidato más votado, se ha visto obligado renunciar a convertirse en primer ministro, pese a que su partido se impuso en los comicios con un 23,5% de los sufragios. A pesar de esto, y tas unas negociaciones que se han extendido más de seis meses, se ha llegado a un acuerdo con cuatro partidos en el que los liberales de VVD (Renew, la misma fuerza a la que pertenece Emmanuel Macron) han pactado con extrema derecha, a cambio de un perfil independiente como primer ministro.

Tras los comicios del 9 de junio, Renew está valorando la expulsión de VVD, pero todavía no se ha tomado ninguna decisión al respecto. El partido había asegurado que este paso podía producirse el 10 de junio, justo después de las elecciones, ya que esta alianza con la extrema derecha viola las normas internas de la formación. A pesar de esto, la presidenta del grupo, Valérie Hayer, ha asegurado a los medios de comunicación que será necesario esperar semanas.