Manila
Alrededor de 41 muertos en combates entre rebeldes musulmanes y el Ejército filipino
Al menos 41 personas han muerto en los combates que mantienen desde el fin de semana guerrilleros del grupo rebelde Combatientes Islámicos del Bangsamoro y el Ejército en la isla de Mindanao, en el sur de Filipinas, informaron hoy fuentes militares. "Hubo un intenso tiroteo desde anoche hasta esta madrugada (...) Vamos a continuar la persecución del enemigo durante 72 horas", indicó el portavoz de la Sexta División de Infantería del Ejército, el coronel Dickson Hermoso, en una rueda de prensa en Camp Siongco, en la provincia de Maguindanao, según medios locales.
Los enfrentamientos más duros han tenido lugar en Datu Piang, una localidad de Maguindanao de unos 30.000 habitantes y fronteriza con la provincia de Cotabato del Norte.
Hermoso detalló que han recogido los cadáveres de 40 rebeldes entre Datu Piang, Shariff Saydona y Sultan sa Barongis, y precisó que la otra víctima mortal es un soldado.
El portavoz militar acusó a los Combatientes Islámicos del Bangsamoro de reclutar menores como soldados y dijo que tenían las pruebas entre los cadáveres hallados, según la agencia de noticias filipina, PNA.
Este grupo rebelde surgió en 2010 de una escisión del Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), la principal organización musulmana armada de Filipinas, que se oponía a las negociaciones de paz que se mantenían con el Gobierno.
El FMLI y el Gobierno alcanzaron un acuerdo el sábado pasado en Malasia sobre la última parte de las negociaciones de paz, que podría poner fin a un conflicto armado de cuatro décadas y que ha causado miles de muertos.
Al día siguiente, el Ejército empezó una ofensiva contra los Combatientes Islámicos del Bangsamoro.
El Centro de Acción para los Derechos Humanos de Mindanao (Minhrac, por sus siglas en inglés) denunció que cientos de ciudadanos de las zonas afectadas por los combates se han visto forzados a huir de sus hogares.
Entre 100.000 y 150.000 personas, al menos un 20 por ciento de ellas civiles, han muerto en cuatro décadas de conflicto separatista en el sur de Filipinas, que además ha paralizado el desarrollo de una región rica en recursos naturales y ha empobrecido a la población.
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