Inmigración

Aluvión de críticas a la cumbre sobre inmigración

La Comisión no ofrece soluciones a la llegada de migrantes a los puertos italianos ni al bloqueo del reparto.

La «premier» británica, Theresa May, en un acto ayer en Loughborough
La «premier» británica, Theresa May, en un acto ayer en Loughboroughlarazon

La Comisión no ofrece soluciones a la llegada de migrantes a los puertos italianos ni al bloqueo del reparto.

- Los intentos de la Comisión Europea de encauzar el debate migratorio, y de paso, salvar al Ejecutivo de Angela Merkel, parecen sumidos en la incertidumbre cuando no en cierto caos. El miércoles, el Ejecutivo comunitario decidió recobrar la iniciativa política y convocó una mini cumbre el domingo con el propósito de llegar a un acuerdo con los países ribereños. El objetivo es que Italia, Malta, Grecia y España blinden sus fronteras y los solicitantes de asilo no se desplacen dentro del espacio europeo, como modo de evitar los movimientos migratorios secundarios. El Gobierno de Merkel se tambalea después de que su ministro del Interior, Horst Seehofer, haya amenazado con devolver a los países de entrada a todos aquellos solicitantes de asilo que intenten cruzar las fronteras alemanas a partir de julio.

Pero Roma ya ha mostrado su ira. Cree que no se ofrece una solución al desembarco en sus puertos y que la pretensión del Ejecutivo comunitario reside en que los países de entrada sigan soportando la gestión de los flujos migratorios, sin contar con la solidaridad europea. La propuesta de establecer cuotas obligatorias de refugiados, aunque sea en situaciones de emergencia, duerme el sueño de los justos. Los países del Este han boicoteado esta posibilidad y el presidente del Consejo, Donald Tusk, cree que debe enterrarse.

Pero Roma no es el único problema de Bruselas. Otros países como Países Bajos y Bélgica (partidarios de la línea dura en política migratoria) han mostrado su interés en acudir a la cita y no se sabe si habrá más sorpresas. La Comisión Europea ni siquiera fue capaz de responder ayer a las insistentes preguntas de los periodistas sobre el número final de asistencias confirmadas ni el criterio para haber convocado a unos países y no a otros. Por el momento, aparte de los países ribereños antes citados, también han sido incluidos Francia y Alemania, Bulgaria (que ostenta la Presidencia rotatoria) y Austria (que coge el relevo el 1 de julio). También se desconoce si habrá algún tipo de comunicado final basado en el borrador que ha puesto Bruselas sobre la mesa y que Italia aborrece.

Sólo parece haber un punto de acuerdo en el horizonte capaz de conciliar a países como Austria e Italia, los dos en situaciones geográficas diferentes, pero partidarios de la línea dura: la posibilidad de crear centros de desembarcos de migrantes lejos de las fronteras europeas. Un plan propuesto en el pasado por algunas capitales y que Berlín ha comenzado a hacer suyo.

Una iniciativa que se debatirá en la cumbre del domingo y en la de los días 28 y 29 de junio, pero sobre la que planean numerosos interrogantes. De momento, ningún Estado africano ha expresado su voluntad de participar, aunque Bruselas está dialogando con países del norte de África como Argelia, Libia, Túnez, Egipto, Níger o Marruecos y tampoco se ha redactado una iniciativa concreta con puntos y comas. Bruselas intenta, eso sí, mostrarse como garante de los derechos humanos ante una propuesta que recuerda al plan migratorio suscrito con Turquía y que fue criticado por las organizaciones humanitarias. «No estoy de acuerdo con un sistema estilo Guantánamo para los migrantes, esto es algo que va en contra de los valores [europeos] y está fuera de cuestión», aseguró ayer el comisario de Inmigracion, Dimitris Avramopoulos.