Venezuela

La visión maniquea del chavismo para “descolonizar” Venezuela

Maduro ha creado una comisión para investigar al colonialismo europeo

No es la primera vez que Nicolás Maduro busca tal confrontación con España, ni la pretendida unificación latinoamericana en torno a ello
No es la primera vez que Nicolás Maduro busca tal confrontación con España, ni la pretendida unificación latinoamericana en torno a elloMatias DelacroixAgencia AP

En la plaza de toros de San Cristóbal, la capital del estado Táchira que hace frontera con Colombia, ondea la bandera española. El lugar ha sido recinto de espectáculos taurinos este mes de enero en el marco de la tradicional Feria Internacional de San Sebastián, como cada año, con el apoyo del nuevo gobernador chavista Freddy Bernal, quien defendió la “tradición” y el arraigo popular por encima de las intenciones de prohibir las corridas que encabezó el fiscal general Tarek William Saab a través de tribunales.

Más allá del debate sobre la conveniencia o no del tipo de evento, es una demostración de cómo la influencia española surgida de la conquista de hace cinco siglos está imbricada con el quehacer del venezolano. La primera vez que se festejó a San Sebastián allí fue en 1567 por parte de militares españoles, tal y como recoge el libro “El toreo en Venezuela”, de Víctor José López. De la colonia, ha dicho el historiador Elías Pino Iturrieta, individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, «surgió la sociedad que somos y el pueblo que somos».

Pero Nicolás Maduro ha emprendido una campaña para lograr la “descolonización de Venezuela”, al establecer una comisión creada por veinte individuos que durante dos años trabajará para “relatar la verdad del colonialismo europeo, sus crímenes, su genocidio, el saqueo que hubo, y exigir justicia y reparación a España, a Portugal y a toda Europa para América Latina”.

El grupo está encabezado por el ministro de Cultura, el periodista Ernesto Villegas, quien ha dicho que el objetivo es lograr reivindicaciones simbólicas “de las más altas instancias del poder europeo”, incluyendo una disculpa oficial, además de «prestaciones económicas», que son “perfectamente cuantificables”. Una indemnización en metálico que aspira el régimen cuyas cuentas nacionales están afectadas por el manejo de las finanzas públicas en la última decada, y que ha disminuido en 80% el tamaño de la economía en los últimos ocho años.

El pasado como excusa

El chavismo ha usado el retrovisor como elemento clave para buscar culpables a situaciones contemporáneas. Durante sus 14 años en el poder, Hugo Chávez señaló a “los 40 años del puntofijimo” de ser responsable por las fallas de su manejo del Estado, en referencia al periodo democrático instaurado en Venezuela entre 1958 y 1998 a partir del Pacto de Puntofijo que estabilizó la democracia representativa en la nación.

Pero luego de 22 años en el poder, al oficialismo cada vez se le hace más difícil justificar por qué las rémoras de ese periodo siguen siendo claves para los problemas actuales. Aun hay funcionarios que hablan de “adecos infiltrados en las instituciones públicas”, como si no hubiese habido una purga durante dos décadas de militantes de los partidos tradicionales, especialmente usando la “Lista Tascón” que reveló la identidad de quienes apoyaron un revocatorio contra Chávez en 2004.

Ahora Maduro expande los señalamientos a un pasado más remoto, responsable de los problemas estructurales del país. Pino Iturrieta lo tiene claro: Maduro busca culpar al pasado de las dificultades del presente. Lo hace ignorando que los venezolanos de entonces no eran eunucos ni marionetas.

El escritor Rafael Arráiz Lucca, un estudioso de la historia de Venezuela, dice que cuando se habla de un “ADN cultural” hay que tomar en cuenta las combinaciones. «Somos más españoles y árabes de lo que creemos, al menos en nuestros inicios. Y luego, Venezuela durante el siglo XX se convirtió en una sociedad de inmigrantes, a partir de 1936 y hasta 1983, cuando se detuvo casi en seco. De tal modo que nuestro ADN es muy complejo».

El autor del reciente libro La democracia en Venezuela: un proyecto inconcluso desarrolla en sus páginas cómo incluso fue en tiempos de la colonia cuando Venezuela comenzó a conocer las ideas de la democracia. Explica que el cabildo colonial fue el primer espacio protodemocrático, entre 1527 y 1811, donde se inició el proceso fundador de las repúblicas. “Es evidente que fue en este cuerpo colegiado donde tuvieron lugar las primeras prácticas democráticas, por más que se tratase de unas prácticas embrionarias”, relata el historiador.

Pero la visión chavista de la historia es más infantil, con los españoles malos y los indígenas y esclavos buenos, una negación del proceso de construcción social a partir de la mecla de razas y culturas ocurrida durante cientos de años con o sin sangre y fuego, de la cual todos los ciudadanos son herederos.

Es lo que intentarán de nuevo impulsar con esta comisión presidencial donde hay ministros, diputados, historiadores, poetas, escritores y miembros del Centro Nacional de Historia, del Centro de Saberes Africanos, del Archivo General de la Nación y de la Red Afrovenezolana. No se hizo mención a la Academia Nacional de la Historia, excluida por el Estado de actividades oficiales desde tiempos de Hugo Chávez y crítica con la visión del pasado que impulsa el chavismo desde hace dos décadas.

Maduro afirma que durante los dos años de actividad del órgano harán publicaciones para «crear una conciencia superior que ayude a consolidar la independencia cultural y política». Un objetivo que enfurece a varios historiadores que recuerdan cómo Chávez le arrebató a la Academia de la Historia los archivos que resguardaban los documentos del Libertador Simón Bolívar y el precursor Francisco de Miranda, deteniendo su estudio profesional y paralizando la publicación de sus hallazgos.

No es nuevo

No es la primera vez que Nicolás Maduro busca tal confrontación con España, ni la pretendida unificación latinoamericana en torno a ello. El 12 de octubre exigió al Rey que «le pida perdón a América por el genocidio de 300 años contra los pueblos originarios» y propuso una comisión internacional «que establezca la verdad histórica», que no tuvo éxito.

En 2008 su antecesor Hugo Chávez también exigió disculpas a la Corona española por “el gran genocidio de 1492″, y proponía denunciar a los “exterminadores”, 526 años después.