Sucesos

Quién es Frank James, el detenido por el tiroteo en el metro de Brooklyn

La policía de Nueva York ofrecía 50.000 dólares por información sobre este hombre

La policía de Nueva York ha detenido a Frank James, considerado autor del tiroteo del metro de Brooklyn. El hombre había pasado de ser nombrado “persona de interés” por las autoridades policiales tras el tiroteo del metro de Brooklyn a “sospechoso” a la fuga bajo una recompensa de 50.000 dólares puesta en marcha para quien pudiera localizarlo. Junto a su fotografía, la descripción del “hombre de raza negra y 1,65 de altura” en busca y captura dejaba en evidencia las fallas de seguridad del metro de la Gran Manzana más de 24 horas después del violento episodio.

El terrible ataque perpetrado bajo tierra paralizó casi al completo el transporte público de la ciudad de Nueva York el martes, dejando un balance de 29 personas heridas, 10 de ellas por el impacto directo de las balas y 4 en estado crítico, pero milagrosamente no causó ninguna víctima mortal, evitando así haber convertido esta tragedia en una de las mayores masacres de la historia reciente de Estados Unidos.

El presunto autor de tiroteo disparó su arma de fuego durante un total de 33 ocasiones, hiriendo a una treintena de personas tanto por el impacto de las balas como por la inhalación de humo de las bombas de gas que hizo explotar en el interior del vagón, extendidas al andén de la estación de metro de Sunset Park, situada en la calle 36 del popularizado barrio de Brooklyn, cuando el tren llegó a la siguiente parada.

El autor se daba a la fuga sin poder ser identificado por la Policía, que buscaba entre los videos grabados por testigos del ataque pruebas concluyentes que puedan ayudar a su identificación. Para ello, las autoridades policiales ofrecieron hasta 50.000 dólares de recompensa para quien aporte alguna pista que facilite la detención del sospechoso.

Además de la pistola Glock de 9 milímetros con la que Frank James, presunto autor y vecino de Filadelfia de 62 años, disparó a sangre fría contra los transeúntes en el interior del vagón de una de las tres líneas del servicio de metro de Brooklyn, al llegar a la estación el asaltante utilizó una bomba de gas que provocó el caos y el pánico entre los viajeros.

Desde el principio, la Policía descartó un posible ataque terrorista y el alcalde de Nueva York, Eric Adams, confirmaba el miércoles que “no hay evidencia en este momento que indique que hubo un cómplice”.

Pero Frank James denunciaba a menudo en sus redes sociales malestar hacia su país, criticando a Estados Unidos como “un lugar racista e inundado de violencia” y arremetiendo en numerosas situaciones contra la gestión del alcalde Eric Adams, también de origen afroamericano. En una de sus publicaciones, el sospechoso del tiroteo de Brooklyn incluso se burló de los esfuerzos del nuevo alcalde para atajar la delincuencia en el metro de la ciudad.

Después de dos años de pandemia, cuando la población estadounidense intenta volver a la anhelada normalidad, los neoyorquinos denuncian la creciente inseguridad del transporte público y, después del ataque de Brooklyn, temen volver a utilizar el metro. Un servicio clave para la ciudad de los rascacielos, principal medio de transporte y vital para su recuperación económica.

La gran mayoría de la treintena de personas heridas en el tiroteo, que fueron trasladadas al hospital, se dirigían a sus puestos de trabajo en el momento del ataque, además de otros cuatro menores de edad que iban de camino al colegio.

Aún así, y sin haber lamentado ninguna muerte tras el dramático incidente, la tragedia puso ser aún mayor al comprobar que la pistola con la que el autor del tiroteo disparó hasta 33 veces se atascó en el último momento. También a juzgar por el material que las autoridades encontraron tirado en el suelo, perteneciente al sospechoso, como granadas y otros expositivos sin detonar, que podrían haber causado una auténtica catástrofe.

Poder “pre-identificar situaciones que se puedan prevenir”, como ésta, aprovechando “los sofisticados sistemas de las cámaras de seguridad” de los que el presidente de la Autoridad de Transporte Metropolitano, Janno Lieber, dice que se disponen, es una de las peticiones trasladadas a las más altas esferas políticas, encabezadas por el alcalde Eric Adams, junto a una mayor inversión en sistemas de seguridad modernos y efectivos.

El nuevo edil demócrata, ex agente de la Policía, tiene como prioridad de su agenda política recuperar la seguridad en las calles de Nueva York y hacer que los ciudadanos confíen en el sistema de transporte, “particularmente el subterráneo”. Para ello, una de las medidas que tiene previsto poner en marcha Adams es aumentar la presencia policial tanto en el interior de los vagones de tren como en el exterior, en las andanas de las estaciones de metro, poniendo a la vez todas las tecnologías a su alcance para combatir el brote de violencia que acecha a la Gran Manzana en los últimos años.

Sólo en 2021, las calles de Nueva York registraron un total de 1.877 incidentes con disparos. Cifra histórica, que aumenta dramáticamente. En 2020, los altercados con violencia armada ascendieron a 1.530 tiroteos, más del doble que el año anterior.