Midterm
Los demócratas retienen el control del Senado en una victoria clave para Biden
Aunque los republicanos ganen el escaño pendiente de Georgia en las elecciones especiales de diciembre, el partido de Biden mantendrá la mayoría con el voto de desempate de Harris
La reñida competición entre Catherine Cortez Masto y Adam Laxalt por conseguir el escaño del Senado para Nevada culminó la noche del sábado con una ajustada victoria para la senadora demócrata. Con una diferencia de 6.556 votos entre ambos candidatos, del total de 487,829 de la ganadora, apenas un 0,7% de distancia tras el recuento final, los demócratas mantenían la mayoría en la Cámara Alta.
Sin necesidad de esperar a la segunda vuelta en el estado de Georgia, que se celebrará el próximo 6 de diciembre, los demócratas se adjudicaban los 50 asientos que necesitan de los 100 escaños del Senado. A los liberales ya no les hace falta el asiento de Georgia porque, en el caso de que los republicanos lo ganen y se produzca un empate técnico de 50 a 50, la vicepresidenta Kamala Harris, como presidenta del Senado, cuenta con su voto de desempate a favor de los demócratas.
Automáticamente, las líneas telefónicas internas de los demócratas se colapsaron entre felicitaciones. El líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, valoró desde Nueva York la victoria como una “vindicación para los demócratas, nuestra agenda y para el pueblo estadounidense, que rechazó a los republicanos extremistas antidemocráticos MAGA”.
Biden lo tenía casi todo en contra, pero su liderazgo sale, sin duda, reforzado de estos inéditos resultados en las elecciones intermedias. La popularidad del presidente demócrata está por los suelosy cerca del 75% de la población sentía que “el país no iba en la dirección correcta”. Pero los republicanos dejaron que Trump liderara la campaña, apoyando a candidatos radicales esparciendo mensajes de odio, acusaciones contra sus rivales políticos y teorías conspirativas por todo el país.
“Me siento bien y espero con ansias los próximos dos años”, reaccionó Joe Biden desde Camboya. El presidente de Estados Unidos estará una semana fuera del país, participando en cuatro cumbres internacionales y varias reuniones bilaterales con líderes mundiales.
Y así, lo que suele considerarse un referéndum al presidente estadounidense durante sus primeros dos años de mandato, se terminó convirtiendo en un examen a las bases del trumpismo, todavíaal mando del timón republicano, y a sus múltiples esfuerzos por replicar las palabras incendiarias de quien todavía aspira a la reelección. Donald Trump tiene previsto, a pesar de los malos resultados de estas legislativas, presentar su candidatura oficial a la presidencia en 2024.
Trump confirmó hace unos días, durante la campaña electoral en Ohio, que tenía previsto hacer un anuncio “muy grande” el próximo martes 15 de noviembre desde Mar-a-Lago, su residencia en Florida.
Pero ya son muchos los que desde sus propias filas creen que “su candidatura le podría costar a los republicanos las terceras elecciones”, temen en voz alta algunos conservadores, como Larry Hogan, el ex gobernador del estado de Maryland.
El Partido Republicano debe decidir ahora “quiénes son”, señaló Biden desde Asia. Consciente del nuevo impulso que el panorama político ofrece a su partido tras la resaca electoral, Biden quiso recordar en todas sus redes sociales que en estas “midterm” de 2022 “los demócratas han perdido menos asientos en la Cámara de Representantes que cualquier otro presidente durante sus primeras elecciones de medio mandato en al menos 40 años”.
Nevada se convertía en el último escalón superado por el Partido Demócrata para mantener el control de la Cámara Alta, clave en la toma de decisiones más importantes del país. La continuidad de las prioridades de la agenda de la Administración Biden está, así, garantizada, además de sus intenciones de poder seguir cumpliendo, durante el segundo ciclo de su primer mandato, otras promesas electorales.
Aunque los conservador consigan alcanzar la mayoría en la Cámara de Representantes, los liberales seguirán contando con bastante liberad a la hora de gobernar. El poder judicial, por ejemplo, podrá llenarse con nominaciones de los demócratas, que también tendrán la capacidad de poner en marcha sus propias investigaciones para contrarrestar los posibles ataques de la Cámara Baja procedentes de la oposición republicana.
Aunque el ruido entorno a la edad del actual presidente, lejos de disminuir, seguirá aumentando. La falta de energía propia de los casi 80 años de Biden (los cumple el próximo día 20) empieza a hacer estragos en el puesto laboral más demandante y activo del país, y uno de los de mayor responsabilidad del mundo.
Y es que, cuando se celebren las elecciones generales de 2024, el presidente Joe Biden - que ya pasó a la historia en 2020 como el candidato de mayor edad ocupar el cargo en la Casa Blanca - tendrá 82 años. Aunque él, por ahora, asegura que aspira a la reelección.
El adiós de Pelosi
Quien sí podría anunciar próximamente que pone fin una carrera política excepcional es la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. A la espera de conocerse el resultado final, la congresista demócrata, segunda en la línea de sucesión a la presidencia, dio a entender hace unos días que el violento ataque contra su marido podría haber condicionado la decisión sobre su futuro en el Congreso.
Nancy Pelosi confirmó este domingo durante una entrevista televisada que su marido se está recuperando, lentamente pero seguro, arropado por el cariño sus hijos y nietos, y por mensajes de apoyo procedentes de todo el país. “No ha sido sólo el ataque, que fue horrible y causó un traumático efecto en nuestra familia”, explicó la líder demócrata, “sino que ese trauma se ha intensificado por el ridículo comportamiento de los republicanos, que han sido muy irrespetuosos”.
La violencia política, como el asalto con un machete en la residencia de los Pelosi, provocado por un seguidor de Trump negacionista de las elecciones y las vacunas, no tiene precedentes en el contexto electoral bipartidista del país.
Pero, ese ambiente de crispación en un Estados Unidos más polarizado que nunca, ha terminado pasando factura a los republicanos, que han visto frustrados casi todos sus intentos de recuperar el poder. Lo que debía ser una “marea roja” histórica en el Congreso que arrasara con el control de ambas Cámaras, se ha convertido en la que se anticipagrave crisis interna del Partido Republicanoen su lucha por recuperar el liderazgo.
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