“Las balas volaban sobre mí”, relatan testigos del horror vivido en el tiroteo en la discoteca gay de Colorado

El horror de las armas de fuego no da respiro en Estados Unidos. El último episodio tuvo lugar en Colorado Springs, donde al menos cinco personas murieron y 25 resultaron heridas este domingo por un tiroteo ocurrido que se produjo en un club LGBTQ.

Varios testigos relataron escenas de pánico y horror. Jerecho Loveall, un hombre de 30 años, se encontraba cerca de la puerta del bar, charlando con amigos mientras escuchaban música hip-hop cuando el autor de los disparos,Andrew Lee Aldrich, un joven, de 22 años entró al Club Q poco antes de la medianoche y abrió fuego.

“Para cuando me di la vuelta, las balas ya estaban volando sobre mi cabeza, rompiendo las ventanas de mi alrededor”, aseguró Loveall, padre de tres hijos. “Algo me tiró al suelo”, agregó.

Agachada cerca del escenario, una artista llamada Leia Arnold, de 20 años, afirmó que vio cómo el atacante golpeó a un empleado del bar, un hombre amable conocido por sus esfuerzos por brindar un ambiente acogedor a los clientes transgénero.

En la pista de baile, Joshua Thurman, de 34 años, un trabajador de comida rápida que a veces trabajaba como bailarín del Club Q, pensó que el ruido de los disparos eran parte de la música. Después vino otra ráfaga, y el destello de un arma en las luces estroboscópicas provocó que la gente empezase a correr.

Otra testigo, Felicia Juvera, de 34 años, explicó que ella y su novio, Gil Rodríguez, de 32, se encontraban tomando cervezas, viendo a su amigo que era el DJ en el club esa noche, cuando una serie de disparos los sorprendieron. Gil volteó una mesa, gritó “agáchate” mientras los tiros se acercaban. Se subió encima de Felicia, quien rezaba mientras se escuchaban gritos.

Los dueños del bar, Matthew Haynes y Nic Grzecka, indicaron que el video de vigilancia mostró al sospechoso disparando a la multitud con un rifle AR-15 antes de que dos clientes lo redujeran. Las autoridades locales dijeron que un transeúnte fue quién le arrebató una pistola que llevaba, lo golpeó con ella y posteriormente lo inmovilizó en el suelo con la ayuda de otro cliente hasta que llegó la Policía.

Para algunos sobrevivientes que quedaron traumatizados, el dolor por la pérdida de las cinco personas es terrible. “Ella iba a estar en mi casa para el Día de Acción de Gracias”, aseguró Natalee Skye Bingham, de 25 años, llorando por la muerte de una amiga suya que estaba entre las cinco personas que murieron en el tiroteo. “Ella era como una madre trans para mí”, añadió.