EE UU
El candidato demócrata ganador de las primarias neoyorquinas es una piedra en el zapato para Trump
En la Casa Blanca están nerviosos. La victoria del socialista Zohran Mamdani en una de las ciudades más grandes del país no le interesa al Gobierno
En los últimos años, Nueva York se ha convertido en un escenario incómodo para Donald Trump. Las múltiples causas legales que el presidente ha enfrentado en la Gran Manzana lo han alejado del que durante décadas fue su centro de poder y la ciudad en la que levantó su imperio inmobiliario. Ahora la victoria de Zohran Mamdani en las primarias demócratas neoyorquinas no ha hecho más que aumentar una tensión que viene de lejos. Mamdani es un joven de 33 años que se autodefine como socialista democrático y, a pesar de su corta trayectoria política, ha conseguido derrotar al exgobernador centrista e independiente de Nueva York, Andrew Cuomo, con un 56% frente a un 44% en las primarias demócratas. Si sigue así podría convertirse en el primer alcalde musulmán de la ciudad de Nueva York el próximo noviembre. De hecho, según una encuesta realizada por American Pulse en la última semana, cuenta con un 35,2% de apoyo entre los votantes, en comparación con el 29% de Cuomo y el 13,8% del actual alcalde de la ciudad, Eric Adams.
La nueva piedra en el zapato de Trump es también su antítesis en lo que a ideas se refiere. El programa político de Mamdani pasa por aumentar los impuestos a los neoyorquinos con ingresos superiores al medio millón de dólares anual, propone transporte público y guarderías gratuitas, la congelación de alquilares para los edificios de renta fija y el aumento del salario mínimo. Sus ideas han levantado quejas incluso entre los demócratas y han puesto de manifiesto lo que ya revelaron las elecciones generales del pasado noviembre, que la vieja guardia de su partido se está quedando atrás y si quiere volver a conectar con los votantes necesita renovar sus ideas y adaptarse a los nuevos tiempos.
La joven promesa política ha conseguido conectar con la ciudadanía centrándose en lo que de verdad les preocupa a los votantes y que los demócratas no priorizaron los pasados comicios, la economía: el elevado precio de la vida, la vivienda, los seguros médicos o la educación de los niños. Con este discurso, Mamdani ha conseguido atraer a nuevos votantes a las urnas con una campaña que arrancó conversando con neoyorquinos descontentos en los barrios de Queens y el Bronx, que en noviembre votaron por el presidente Trump; visitando varias mezquitas musulmanas para recoger el motivo por el que sus adeptos no se habían registrado para votar en las primarias y conquistando a los progresistas con un mensaje populista que pide más dinero a los ricos. A Trump no le gusta nada el rumbo que está tomando la batalla electoral neoyorquina.
Nacido en la capital de Uganda, Kampala, y criado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) hasta que con 7 años se trasladó a Nueva York, Mamdani ha despertado la ira del mandatario norteamericano rechazando ¨el fascismo de Donald Trump¨, y prometiendo ¨impedir que agentes de ICE deporten a nuestros vecinos en masa y gobernar nuestra ciudad como un modelo para el Partido Demócrata¨. El presidente no tardaba en reaccionar amenazando con que ¨tendremos que arrestarlo¨ si se enfrenta a las redadas migratorias, dijo asegurando que ¨mucha gente está diciendo que él está aquí ilegalmente¨. La información es totalmente falsa porque el ugandés se convirtió en ciudadano estadounidense en el 2018. Algunos republicanos como Andy Ogles, que representa a Tennessee y parece que, a diferencia del presidente, sí estaba enterado de que Mamdani posee el pasaporte norteamericano, van más allá y piden la revocación de su ciudadanía alegando que podría haber ocultado su apoyo al terrorismo. Pero ¿puede realmente la administración expulsar del país a Mamdani? Según varios expertos legales, deportar a un ciudadano estadounidense es inconstitucional, sea por el motivo que sea.
En la Casa Blanca están nerviosos. La victoria de un socialista en una de las ciudades más grandes del país no le interesa al Gobierno, sobre todo, porque Trump ya había conseguido acercarse al actual alcalde Eric Adams perdonándole los cargos de corrupción de los que estaba acusado poco después de su proclamación como mandatario. Nunca se ha confirmado la información, pero tras el indulto y un par de reuniones en Washington, Adams decidió cerrar varios refugios de inmigrantes que se habían abierto en la Gran Manzana en los dos últimos años, hoteles y espacios públicos que hasta ese momento habían acogido a familias de indocumentadas llegadas a la ciudad santuario más famosa del país. Él siempre defendió que su decisión se basaba en que se había reducido el número de solicitantes de asilo, pero muchas organizaciones en defensa de los derechos humanos alegaron que era el pago que el alcalde hacía al presidente por perdonarle los cargos.
Trump pensaba que su alianza con Adams sería suficiente para que la Gran Manzana dejara de darle problemas, pero no contó con que este noviembre Nueva York celebra sus elecciones a la alcaldía y el actual alcalde podría ser desbancado, lo que no ayudaría a los republicanos en las elecciones de medio término que se celebrarán en el 2026.