Un nuevo rumbo

Las elecciones en Bolivia auguran el fin de un ciclo histórico para la izquierda de Evo Morales

La crisis económica ha enturbiado la campaña del Movimiento al Socialismo

AME079. LA PAZ (BOLIVIA), 14/08/2025.- Fotografía del 24 de julio de 2025 del candidato a la Presidencia de Bolivia por el partido Alianza Unidad, Samuel Doria, hablando durante una entrevista en La Paz (Bolivia). Empresario, economista y exministro, el opositor Samuel Doria Medina aspira por cuarta vez a la Presidencia de Bolivia con posibilidades en esta ocasión de disputar una segunda vuelta y la oferta de sacar en cien días al país andino de la crisis económica que atraviesa. EFE/ Luis Ga...
Samuel Doria Medina, el empresario que ofrece sacar a Bolivia de la crisis en cien díasLUIS GANDARILLASAgencia EFE

Bolivia acude este domingo a las urnas para elegir presidente y renovar la Asamblea Legislativa en unas elecciones que podrían poner fin a casi dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS). El partido fundado por Evo Morales, que llegó al poder en 2006 como un bloque imbatible, enfrenta hoy una fractura interna y un desplome en las encuestas que amenaza incluso su existencia legal.

La campaña ha transcurrido bajo la sombra de una crisis económica que atraviesa todos los hogares. El déficit fiscal roza el 10% del PIB, la inflación acumulada hasta julio se acerca al 17% y las colas en las gasolineras forman parte del paisaje urbano. Conseguir dólares o productos básicos se ha vuelto una prueba diaria de paciencia.

La ley boliviana exige que para ganar en primera vuelta un candidato obtenga más del 50% de los votos válidos, o al menos 40 % con diez puntos de ventaja sobre el segundo. De no lograrse, habrá segunda vuelta el 19 de octubre, algo que, por primera vez en la historia reciente, dan por hecho todas las encuestas.

Los sondeos sitúan en los primeros lugares al empresario Samuel Doria Medina, de la alianza Unidad, y al expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002), de la coalición Libre, que intenta su cuarta candidatura en dos décadas. Ambos rondan el 20% de intención de voto y representan, con matices, un viraje hacia políticas de mercado tras dos décadas de modelo estatista.

Doria Medina, exministro de Planeamiento (1991-1993), empresario del sector hotelero y de la construcción, y vicepresidente de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, propone eliminar subsidios a los combustibles, atraer inversión extranjera, reformar el Banco Central y explotar de forma estratégica el litio. Quiroga plantea acudir al Fondo Monetario Internacional, reducir el tamaño del Estado y recortar impuestos para incentivar la inversión.

El que luce como el gran derrotado es el gobernante partido MAS, fundado por el líder Evo Morales y ahora envuelto en divisiones internas. El candidato masista es Eduardo del Castillo, exministro de actual presidente Luis Arce, quien no llega al 5% de apoyo. Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y disidente del MAS, roza el 9%. Sin Morales en la papeleta y con Arce fuera de la contienda, el otrora sólido bloque se ha fragmentado en candidaturas menores.

Entretanto, Evo Morales ha decidido hacer campaña por el voto nulo. Inhabilitado por el Tribunal Constitucional, permanece en su bastión cocalero del Chapare mientras enfrenta una orden de detención por acusaciones de abuso sexual y cargos de terrorismo. Desde allí ha llamado a “rayar, tachar o pintar” la papeleta como una “rebelión democrática” contra Arce, sus rivales de derecha y contra Rodríguez, a quien acusa de traidor.

El voto nulo en Bolivia no invalida las elecciones ni altera el reparto de escaños: se descarta del conteo final. Pero Morales busca un resultado simbólico que le permita proclamarse vigente. “Si el voto nulo saca 25%, Evo ganó”, ha dicho en actos en los que reparte adhesivos con su rostro para que los votantes los peguen en la papeleta.

Todo parece indicar que Bolivia vive el fin de una etapa política que comenzó en 2005 con el primer triunfo de Morales -frente a Quiroga, por cierto- envuelto en un discurso antineoliberal y sólidas alianzas con sectores sindicales, indígenas y movimientos de base rurales. La nacionalización de hidrocarburos y el auge de las materias primas permitieron, durante sus primeros años, un crecimiento sostenido y una reducción de la pobreza extrema.

En 2016, el masismo ya mostraba signos de desgaste y Morales perdió un referéndum que le impedía buscar un cuarto mandato, pero forzó al Tribunal Constitucional a habilitarlo. Su reelección en 2019, bajo denuncias de fraude, precipitó su renuncia y salida del país. En 2020 Luis Arce, su mano derecha, se hizo con la presidencia pero poco después comenzó una pugna interna por el control del MAS que ha debilitado al partido, ahora en peligro de extinguirse.

Esta semana las campañas presidenciales tuvieron sus actos de cierre, antes de la veda que comenzó el jueves. Doria Medina recorrió El Alto, bastión histórico del MAS, con caminatas y discursos; Quiroga reunió a miles en un parque de La Paz con música rock y danzas folclóricas, en un acto enfocado en los jóvenes con estética de Tomorrowland. Ambos prometieron “cambiar el rumbo” del país y solventar la crisis económica.

En paralelo, el presidente Arce relevó sorpresivamente al alto mando militar a tres días de la votación y llamó a la ciudadanía a acudir a las urnas “para resolver las diferencias democráticamente”. El Tribunal Supremo Electoral desplegará policías y fiscales en Chapare ante amenazas de impedir la votación. Más de un centenar de observadores de la OEA y la Unión Europea supervisarán el proceso.