
Nuevo Poder Judicial
La justicia de México se encomienda a los dioses
El sistema judicial se enfrenta a la modificación más importante de su historia: elecciones para elegir jueces

México cortó con Montesquieu para echarse en brazos de Quetzalcóalt. El sistema judicial de México atraviesa la modificación más importante de su historia. Hace justo un año, el Congreso de los Diputados y el Senado aprobaron una reforma exprés de la Constitución para permitir que los jueces fueran escogidos en elecciones populares haciendo saltar por los aires la carrera judicial y la separación de poderes montesquiana. La semana pasada, se consumó la transformación del Tercer Poder con la que soñó el expresidente Andrés Manuel López Obrador. En el histórico Zócalo de la Ciudad de México, los nuevos ministros (jueces) de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tomaron posesión de sus cargos en una ceremonia donde se invocó a Quetzaltcóatl, la serpiente emplumada, un dios presente en diferentes culturas mesoamericanas y que se vincula con el viento, el amanecer, el sol, la creación del mundo y el origen del maíz.
En medio de una humareda de copal, una resina que se quema para purificar ambientes, los nuevos jueces supremos fueron investidos para el puesto con los bastones de mando entregados por matriarcas y patriarcas que representaban a 70 pueblos indígenas y afromexicanos. Las médicas tradicionales, maestras de ceremonia, realizaron una limpia y purificación de los jueces. «Pedimos a las deidades, a la luz de los abuelos, a nuestros ancestros del universo, pedimos permiso para invocar las fuerzas y que las leyes sean para el bien de todo México», señaló Teresa de Jesús Ríos, que dirigió el rito de purificación. Y entonces, los nuevos inquilinos de la Corte Suprema se encomendaron a Quetzalcóalt.
En sus primeras palabras como presidente de la Suprema Corte de Justicia, el ministro Hugo Aguilar, un abogado indígena oriundo del estado de Oaxaca, se dirigió a los mexicanos para asegurarles que «vamos a trabajar incansablemente por un nuevo modelo de Justicia, una Justicia que mire hacia abajo, una Justicia que destine los recursos, los esfuerzos y la inteligencia para hacer justicia a todos aquellos que habían quedado excluidos del aparato judicial», dijo frente a las más de 10.000 personas, la mayoría indígenas, que se dieron cita en el Zócalo.
Aguilar, que mostró su determinación para «sanear el Poder Judicial de la Federación y de las entidades federativas y sanear la Suprema Corte de Justicia de la Nación», se comprometió también a terminar con las lacras que venía arrastrando la Justicia en México. «Se van a acabar la corrupción, el nepotismo y la deshonestidad», dijo.
La primera medida que han tomado los nuevos magistrados es bajarse el sueldo; un guiño a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Si López Obrador puso en marcha la reforma, ha sido «la doctora» la responsable de desarrollar la ley y llevar a cabo las primeras elecciones a jueces en México. Siendo presidente López Obrador, se determinó que ningún sueldo público podría ser más alto que el del titular del Ejecutivo. En ese entonces, los ministros –con los que López Obrador se enfrentó abiertamente– ganaban mucho más que él. «Me da mucho gusto que haya una nueva Corte. No voy a influir en sus decisiones en lo más mínimo, voy a respetar la autonomía del Poder Judicial», dijo Sheinbaum en La Mañanera, su rueda de prensa diaria. «La presidenta no va a llamar por teléfono a algún ministro o ministra para orientar alguna decisión. Ellos son autónomos, profesionales y van a tomar sus propias decisiones», insistió Claudia Sheinbaum.
La elección de estos jueces sigue envuelta en polémica a pesar de que la narrativa oficialista busque legitimizarlos por el hecho de haber sido elegidos en las urnas (con una participación ciudadana de solo el 13% del electorado). La mayoría de los jueces que resultaron elegidos para la Corte Suprema tenían sus fotos en «los acordeones» (panfletos con fines didácticos para orientar a los votantes) que repartió Morena, el partido en el Gobierno y el que promovió la elección de los jueces.
Muchos de los nuevos jueces llegan sin experiencia o trayectoria en la impartición de justicia; el requisito para postularse a las elecciones era tener un mínimo de un 8 en la licenciatura en Derecho y presentar algunas cartas de recomendación. En Ciudad Juárez salió elegida como jueza una exabogada de Joaquín «El Chapo» Guzmán, uno de los fundadores del cártel de Sinaloa.
La sombra alargada de Estados Unidos, que siempre planea sobre México, todavía no ha señalado estas elecciones o la falta de independencia que pueda tener el nuevo Poder Judicial. En medio de todas las tensiones desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la inseguridad jurídica que puede darse en México como consecuencia de la falta de preparación de muchos de los nuevos jueces -todavía- no ha sido uno de los temas que reprocha Washington. Tiempo al tiempo.
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