Primera vuelta

Nunca se puede dar por muerto al peronismo: Massa vence contra pronóstico a Milei y fuerza la segunda vuelta en Argentina

El polémico candidato populista, al que las encuestas daban por ganador, se topa con una inesperada resistencia que prolonga la carrera por la presidencia

Nunca se puede dar por muerto al peronismo. Esa es la lección a extraer de la primera vuelta de las elecciones presidenciales argentinas. El candidato peronista y actual ministro de Economía, Sergio Massa, resultó el más votado, con un 36,68% de los votos, por delante del polémico Javier Milei, que se quedó en un 29,98%.

Los resultados dieron un vuelco a los pronósticos de las encuestas, que daban a Milei por seguro ganador y dejaban solo la duda de si obtendría la ventaja suficiente para ahorrarse la segunda vuelta en la carrera por la presidencia. También supusieron un nuevo ejemplo de la resiliencia y la fidelidad de las bases del peronismo. En un país con un 138% de inflación, endeudado por generaciones y sumido en una grave crisis económica que ha hundido a cuatro de cada diez en la pobreza, el ministro de Economía resultó el candidato más votado.

Massa y Mileidisputarán el asalto final por la presidencia en la definitiva segunda vuelta del próximo 19 de noviembre, que se presenta de lo más reñido.

Por el camino se quedaron la candidata del centro-derecha de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, que obtuvo un 23,83%; el gobernador de Cordoba Juan Schiaretti, con un 6,78%; y la izquierdista Myriram Bregman, que no pasó del 2,7% de los sufragios. La lucha por atraer a los votantes de los candidatos descartados en esta primera vuelta será encarnizada y quién la gane, presumiblemente, el próximo inquilino de la Casa Rosada.

Ya en sus intervenciones en la noche electoral, tanto Massa como Milei comenzaron a cortejar a esos votantes que buscan ahora una opción.

Massa logró mejorar notablemente sus resultados de las primarias del pasado agosto, gracia sobre todo a la movilización de la periferia del Gran Buenos Aires, donde el peronismo concentra sus principales bolsas de partidarios, que se movilizaron para frenar a Milei, cuyas propuestas radicales y su afinidad con opciones de ultraderecha despertaron el temor de muchos. Prueba de ello fueron los excepcionales resultados del también peronista Axel Kicillof, que logró ser reelegido gobernador de la provincia de Buenos Aires, otro de los cargos en liza en la jornada electoral del domingo.

Massa se enfrenta de aquí a noviembre al más difícil todavía de convencer a ese nicho inmenso de electores que no votaron ni por él ni por Milei. Tras conocer su victoria parcial frente a Milei, apareció frente a sus seguidores congregados en el barrio bonaerense de Chacarita, y prometió que si finalmente alcanza el poder construirá “un país que abrace a todos”. El candidato de Unión por la Patria anunció que convocaría a la formación de un “gobierno de unidad nacional” en el que invitaría “a los mejores, sin importar su fuerza política”, un llamado a la transversalidad que busca rascar en los caladeros de votos de sus rivales.

No obstante, admitió la grave situación en la que deja el país el gobierno del saliente Alberto Fernández, del que ha formado parte. “Soy consciente de que muchos de los que nos han votado son los que más están sufriendo”, dijo, y prometió que “no les voy a fallar”.

Enfrente, Javier Milei, quien ha escandalizado a muchos dentro y fuera de Argentina con sus mensajes radicales —desde la promesa de adoptar el dólar como moneda oficial y suprimir el Banco Central, hasta la propuesta de legalizar la venta de órganos y los ataques al “comunista” Papa Francisco—, trató de hacer de la necesidad virtud e interpretó que “dos tercios han votado por el cambio”.

Fue el primero de los intentos de seducción que el candidato de La Libertad Avanza lanzará en las semanas que faltan hasta la votación definitiva de noviembre a los votantes de la derecha moderada, a los que emplazó a “trabajar juntos” para construir “una alternativa a este gobierno de delincuentes que quieren hipotecar nuestro futuro”.

A la caza de los votos del centro

Es probable que Milei tenga que suavizar su discurso y descafeinar algunas de sus ideas más extremas para atraer al votante de la derecha tradicional, ese que en su día votó por el expresidente Mauricio Macri y el domingo lo hizo por la que fue su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que ya en la noche del domingo dejó clara que, pese a quienes alertan de los riesgos de que alguien como Milei llegue al poder, para ella no hay mayor peligro que la continuidad en él del oficialismo. “Nunca vamos a ser cómplices del populismo en Argentina, ni de las mafias que destruyeron este país”, proclamó. No quiso felicitar a Massa por su victoria, porque lo acusa de ser parte del “peor gobierno” que nunca ha tenido el país.

La coalición de Bullrich, Juntos por el Cambio, se enfrenta ahora una crisis que podría terminar en su disolución después de haber sido la principal fuerza de oposición al Kirchnerismo en los últimos 4 años. Pero lo que más importa ahora a los argentinos es que harán el 19 de noviembre los que votaron por Bullrich en la primera vuelta.

No está totalmente claro que todos vayan a decantarse por Milei. Bullrich perdió en las últimas semanas el apoyo de sectores de la derecha moderada, como la Unión Cívica Radical de Ricardo Alfonsín, hijo del expresidente Raúl Alfonsín, que rechazaron el endurecimiento de su discurso con el que intentó contrarrestar el fenómeno Milei. Muchos anunciaron que votarían por Massa antes que por Milei. La partida sigue abierta.