EE UU

El secretario de Defensa de EE UU investiga a unos 300 empleados del Pentágono por criticar a Charlie Kirk

Cientos de militares, empleados civiles y contratistas del Departamento de Defensa de Estados Unidos son sospechosos de burlarse del asesinato del influencer conservador

Defense Secretary Pete Hegseth, from right, speaks as Interior Secretary Doug Burgum and Army Secretary Dan Driscoll listen during a press briefing with President Donald Trump in the James Brady Press Briefing Room at the White House, Monday, Aug. 11, 2025, in Washington. (AP Photo/Mark Schiefelbein)
El secretario de Defensa de EE UU, Pete Hegseth ASSOCIATED PRESSAgencia AP

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha iniciado una investigación de gran escala que involucra a cerca de 300 empleados —entre militares, civiles y contratistas— por comentarios realizados en redes sociales tras el asesinato del activista conservador Charlie Kirk, ocurrido el 10 de septiembre. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó personalmente la pesquisa, en lo que se ha descrito como una ofensiva contra expresiones consideradas inapropiadas o celebratorias del crimen.

Según documentos revisados por The Washington Post, hasta el 30 de septiembre se habían investigado 128 militares, de los cuales 26 recibieron amonestaciones administrativas, tres fueron sancionados extrajudicialmente y tres enfrentan procesos de expulsión. En el ámbito civil, 158 empleados fueron examinados, con al menos dos despidos confirmados. La instrucción ministerial exige identificar y sancionar cualquier comentario que minimice o celebre actos de violencia, especialmente aquellos que puedan interpretarse como apoyo a terrorismo interno.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, declaró que "quienes se regocijan ante un acto de terrorismo doméstico no son aptos para servir al pueblo estadounidense". Esta postura ha sido reiterada en múltiples comunicados, subrayando que tales conductas violan el juramento institucional y son "incompatibles con el servicio militar". Sin embargo, la medida ha generado controversia. Sectores demócratas y exfuncionarios de defensa han acusado a Hegseth de instrumentalizar el caso para consolidar una agenda ideológica dentro del Pentágono. Algunos medios han descrito el ambiente como una "cultura del miedo", donde se desalienta cualquier expresión que no se alinee con la narrativa oficial.

El caso ha reabierto el debate sobre los límites de la libertad de expresión dentro de instituciones militares. Expertos en relaciones civil-militares advierten que, aunque el gobierno puede regular actividades partidistas, la aplicación debe ser equitativa. Críticos señalan que Hegseth ha mostrado tolerancia hacia comentarios similares en otros contextos, como cuando bromeó en televisión sobre el ataque al empresario Paul Pelosi, lo que ha sido calificado como "doble rasero".

La investigación se enmarca en una etapa de reestructuración institucional liderada por Hegseth, quien ha promovido la reducción del número de generales activos y ha impuesto nuevas restricciones a la prensa dentro del Pentágono. Estas medidas, junto con la purga de altos mandos y el endurecimiento de protocolos, han generado inquietud sobre el rumbo del Departamento de Defensa bajo su liderazgo.