Antonio Ecarri: "Quiero generar en Venezuela un cambio seguro y sin traumas"

Antonio EcarriAngola (Valencia, estado de Carabobo, Venezuela) tiene madera de líder. Este político inquieto y culto, de 49 años, prepara su asalto al poder con el apoyo, dice, de los que buscan algo diferente al gobierno de Maduro y de la «vieja oposición». Ecarri quiere ser el próximo presidente de Venezuela «para generar un cambio seguro y sin traumas». Lleva tiempo fraguando una coalición de base social «independiente y alternativa» que supere «los tres tumores que sufre Venezuela: la corrupción, el conflicto y la decepción».

Hijo del ex embajador Antonio Ecarri, se formó como abogado y profesor universitario. Ha sido catedrático de la Universidad Católica Andrés Bello y se dedica a la política desde muy joven. «Aprendí a leer memorizando el nombre de los presidentes de Venezuela», explica en una entrevista telefónica con LA RAZÓN. A sus 49 años cree que ha llegado el momento de pelear por su viejo sueño. Y lo hace con no pocos obstáculos. «Soy de los políticos más desconocidos del país pero el que tiene el menor índice de rechazo», confiesa.

Desde el año 2006 es presidente de la Fundación Arturo Uslar Pietri, «la figura más destacada de Venezuela del siglo XX, el Borges venezolano». También está al frente de la llamada Alianza del Lápiz, una organización social implantada en casi todos las regiones de Venezuela que se centra en la formación profesional de los jóvenes venezolanos. En 2018 se convirtió en partido político, y no le fue mal.

En las elecciones regionales de 2021 se convirtió en la segunda formación con más votos en Caracas, por detrás del partido oficialista de Nicolás Maduro. «La vieja oposición, la que está formada por los partidos del G4, nos hizo sombra y no nos reconoció», lamenta Ecarri. «Los viejos partidos manejaron de manera muy errática el interinato de Guaidó. Han sido un símbolo de corrupción, decepción y conflicto durante todos estos años. Han sido los aliados número uno de Maduro, y no han tenido en cuenta a los sectores más pobres».

En los comicios regionales también lograron una buena implantación en el estado de Aragua, el territorio con más bases militares del país. Ecarri presume que sus votantes fueron, sobre todo, los más pobres, «las clases populares decepcionadas con el PSUV. Nos hemos dado cuenta de que el 70% de los venezolanos rechazan al gobierno de Maduro y a los de la vieja oposición».

Ecarri desconfía del proceso de primarias que está en marcha en los partidos de la oposición de cara a unas posibles elecciones presidenciales en 2024. Lleva años preparándose para la ocasión. No es un novato en la gestión pública. Fue concejal del municipio de Chacao durante la gestión de Leopoldo López y presidente de suConsejo Municipal. Después aspiró en dos ocasiones a la alcaldía de Caracas, donde quienes más le perjudicaron fueron «los de la vieja oposición», recuerda.

Advierte del «peligro de los extremos» en Venezuela y piensa, sobre todo, en la salida a la crisis social y política que vive el país. Su receta es una política capaz de integrar. «Generar un cambio sin traumas», insiste. «Soy fanático de la transición española y he estudiado bien la figura de Torcuato Fernández Miranda, que llevó a España de la dictadura a una democracia liberal. En Venezuela ya se ha sufrido mucho, tenemos siete millones de expatriados y un colapso del sistema educativo y de salud. Necesitamos una figura así», reclama.

Una de las claves de su proyección es la formación de base entre los sectores más desfavorecidos: «Preparamos a los venezolanos con clases de formación profesional, esa es la mejor manera de sacar a la gente del yugo. Queremos hacer de Venezuela el país de la educación». La próxima semana presentará su programa económico, llamado «Título Venezuela», que define como «la reforma económica más radical» en la historia del país. La piedra angular de este plan es la democratización del petróleo con la creación de un fondo que financie la educación, la sanidad y la seguridad social de todos los venezolanos, haciendo del país un foco de talento e innovación.

No esconde su admiración por nuestro país: «España es el país que más entiende Venezuela. No tenemos la cultura indígena tan arraigada como otros países latinoamericanos, somos de cultura española. Tenemos incluso historias paralelas. Nuestros desastres comunes comenzaron en el siglo XIX. La gran tragedia de los dos países se llama Fernando VII, que era rey nuestro también».