Guerra comercial
EE UU y la UE anuncian los detalles del acuerdo arancelario
Los fármacos, semiconductores, automóviles y madera europeos estarán gravados con un 15%
Tras semanas de tensas negociaciones, Estados Unidos y la Unión Europea han alcanzado un acuerdo comercial que redefine las condiciones arancelarias en sectores estratégicos. El pacto, anunciado este jueves, supone que los productos europeos más sensibles —como los farmacéuticos, los semiconductores, la madera y los automóviles— estarán sujetos a un arancel máximo del 15%. Una cifra muy inferior a las amenazas del presidente Donald Trump, que había deslizado tarifas de hasta el 250% para castigar a la industria farmacéutica europea.
El nuevo marco comercial incluye además compromisos de Bruselas para aumentar la compra de energía y tecnología de inteligencia artificial estadounidenses, así como un ambicioso plan de inversión de empresas europeas en Estados Unidos valorado en 600.000 millones de dólares hasta 2028.
Lo que se grava:
El texto del acuerdo aclara, por fin, qué sectores quedan bajo el paraguas del 15% y cuáles recuperan condiciones anteriores a las escaladas arancelarias de los últimos años.
· Productos farmacéuticos: La industria europea de medicamentos, la mayor exportadora hacia EE.UU., verá limitado el arancel al 15%. No se acumularán otros gravámenes comunitarios, y los genéricos, junto con sus ingredientes y precursores químicos, volverán al nivel de derechos de Nación Más Favorecida (MFN), es decir, a tarifas reducidas previas al mes de enero. Washington ha condicionado esta medida a que se respeten los precios de referencia internacionales, un gesto que busca abaratar el coste de los medicamentos en el mercado estadounidense.
· Semiconductores: Otro de los grandes sectores afectados es el de chips y microprocesadores. Trump había amenazado con imponer hasta un 100% de aranceles a estas importaciones, algo que había generado gran alarma en Europa. Finalmente, el pacto fija el techo en el 15%, lo que ofrece un respiro a la industria tecnológica del continente en un momento de fuerte competencia global con China y Corea del Sur.
· Madera: La madera y sus derivados, sometidos a los polémicos aranceles de la Sección 232 en EE.UU., quedarán también en el 15%. El sector forestal europeo, especialmente en países como Finlandia y Suecia, respirará con alivio al evitar la posibilidad de tarifas que hubieran duplicado o triplicado este nivel.
· Automóviles y piezas: El acuerdo establece un arancel del 15% para los automóviles europeos, condicionado a que Bruselas apruebe legislación para reducir sus propios derechos industriales. La tarifa supone casi la mitad del 27,5% que estaba vigente, y mucho menos que el 30% que Trump había amenazado aplicar. Alemania, epicentro del sector, calcula que incluso este nivel puede costar a sus fabricantes “miles de millones de euros anuales”, según la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA).
· Otros bienes: A partir del 1 de septiembre, EE.UU. solo aplicará derechos MFN a productos como recursos naturales no disponibles en el país (entre ellos, el corcho), piezas de aeronaves y los ya citados genéricos. En paralelo, la UE se compromete a eliminar sus aranceles sobre bienes industriales estadounidenses y a abrir el acceso preferencial a productos agrícolas y pesqueros.
Un alivio tras las amenazas
El giro es significativo porque el presidente Donald Trump había lanzado advertencias que en Europa se interpretaron como un chantaje económico: tarifas del 250% para la industria farmacéutica, del 100% para los semiconductores y del 30% para el automóvil. Finalmente, el techo se establece en un 15% uniforme, que se aplicará bajo el principio de Nación Más Favorecida, sumando además un recargo recíproco de la UE.
Maros Sefcovic, comisario de Comercio de la UE, declaró tras el anuncio que se trata del “acuerdo más favorable que EE.UU. ha extendido a cualquier socio”. Aunque matizó: “Esto no es el final, es el inicio. Es un marco que puede crecer con el tiempo, cubrir más sectores, mejorar el acceso a mercados y fortalecer nuestros lazos económicos”.
Energía, inversiones y defensa
El acuerdo no se limita a los aranceles. Bruselas ha prometido compras de energía estadounidense por valor de 750.000 millones de dólares y un aumento sustancial en adquisiciones de equipos de defensa fabricados en EE.UU. Además, se espera que la inversión europea alcance los 600.000 millones de dólares en sectores estratégicos como la inteligencia artificial y la transición energética.
Sin embargo, Washington reconoció que estas cifras se presentan como “intenciones” más que como compromisos vinculantes, lo que genera dudas sobre su cumplimiento real.
Lo que queda fuera
No todos los sectores encontraron acomodo en el pacto. El vino y los licores, dos de los productos más disputados en anteriores rondas, no fueron incluidos. Tampoco se modificaron las fricciones en torno a la Ley de Servicios Digitales de la UE, que regula a las grandes tecnológicas y que Trump considera un obstáculo para las empresas estadounidenses.
“El capítulo digital se ha dejado fuera deliberadamente”, admitió Sefcovic, al tiempo que dejó entrever que las puertas “no están cerradas para siempre”.
Mientras se conocen estos detalles, en Europa la recepción ha sido desigual. Los sectores industriales más castigados respiran aliviados por evitar el escenario de tarifas prohibitivas, pero los analistas advierten de que el arancel del 15% sigue siendo elevado y podría lastrar el crecimiento de exportaciones.
En Estados Unidos, por su parte, Trump celebró el pacto como “el mayor acuerdo comercial jamás alcanzado” y lo describió como “fantástico para los coches”. La Casa Blanca lo presenta como una victoria política tras semanas de tensión con Bruselas, en pleno calendario electoral.