
Defensa
'Arco Fuerte': así es el nuevo escudo antimisiles de Taiwán, actualizado por la preocupación de una futura invasión de China
Ante la amenaza de los miles de misiles de Pekín, Taiwán ha presentado su nuevo y potente escudo antibalístico de fabricación propia, el Chiang Kung

En un gesto que evidencia la creciente tensión en el Estrecho de Formosa, Taiwán ha desvelado su nuevo y avanzado sistema de misiles antibalísticos, bautizado como Chiang Kung o "Arco Fuerte". La isla, que vive bajo la amenaza constante de una posible invasión por parte de Pekín, ha confirmado que este escudo defensivo ya ha entrado en fase de producción. Se trata de una clara respuesta al formidable y vasto arsenal balístico del Ejército Popular de Liberación de China, que apunta directamente a sus costas.
De hecho, este nuevo sistema representa un salto cualitativo para la industria de defensa taiwanesa. Está compuesto por un interceptor de dos etapas y, de manera notable, por el primer radar de barrido electrónico activo (AESA) fabricado íntegramente en la isla. Este componente supone un hito tecnológico que subraya los esfuerzos de Taipéi por alcanzar una mayor autonomía militar y reducir su dependencia exterior en tecnologías críticas de defensa.
Asimismo, según las especificaciones facilitadas, el Chiang Kung es capaz de neutralizar misiles balísticos tácticos a una altitud que alcanza, como mínimo, los 70 kilómetros, una capacidad de interceptación que los expertos sitúan a un nivel comparable al del sistema Arrow 2 desarrollado por Israel. El «Arco Fuerte» no ha sido concebido como una solución aislada, sino como una pieza que viene a reforzar una red de defensa ya existente, tal y como informa The War Zone.
En este sentido, su función principal es complementar al sistema de fabricación nacional Tien Kung III y al conocido sistema Patriot, de origen estadounidense, creando así un escudo multicapa más denso y robusto frente a un ataque de saturación. Otro de sus puntos fuertes es su notable movilidad, ya que todo el conjunto, incluido su lanzador de cuatro celdas, está montado sobre remolques. Esto permite su rápido despliegue por carretera para evitar convertirse en un blanco fácil en las primeras horas de un conflicto.
Planes de futuro con capacidad de disuasión
Por otro lado, los planes de Taipéi no se detienen en esta primera versión del sistema. El Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Chung-Shan ya se encuentra inmerso en el desarrollo de una futura generación, el Chiang Kung II, que se bifurcará en dos variantes con objetivos muy distintos. Una de ellas buscará mejorar aún más la defensa antimisiles, probablemente aumentando el techo de interceptación y la eficacia contra amenazas más complejas.
Sin embargo, la segunda variante supone un cambio de paradigma para la estrategia de la isla. Se trata de una versión de ataque superficie-superficie con un alcance estimado de hasta 1.000 kilómetros. Este desarrollo otorgaría por primera vez a Taiwán una capacidad creíble de disuasión y contraataque de largo alcance, permitiéndole amenazar objetivos de alto valor en el continente y alterando así el equilibrio militar en la región.
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