En Italia

El G7 aprueba una inyección de 50.000 millones de dólares para Ucrania usando activos rusos congelados

Los mandatarios de los siete países más industrializados del mundo apoyan la tregua entre Israel y Hamas impulsada por Estados Unidos y condenan “la violencia extremista de los colonos israelíes”

Los líderes del grupo del G7 acordaron conceder un préstamo de unos 50.000 millones de dólares (unos 46.000 millones de euros) a Ucrania, durante la primera jornada de la cumbre que reúne hasta este sábado en el sur de Italia a los jefes de Estado o de Gobierno de los siete países más industrializados del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido.

El principio de acuerdo alcanzado contempla que Ucrania reciba la mayor parte del dinero en forma de préstamo del Gobierno de Estados Unidos, que estaría garantizado por los intereses de los activos del Banco Central ruso congelados, la mayor parte de los cuales se encuentran en la Unión Europea y los países del G7. Unos recursos financieros que según algunos cálculos generan unos 3.000 millones de euros al año en beneficios. Y es que no sólo el Ejército ucraniano se encuentra en una situación crítica. La última evaluación de daños del Banco Mundial estima que los costes de reconstrucción de Ucrania alcanzarán los 480.000 millones de dólares en los próximos 10 años.

«Buenas noticias desde el G7: 50.000 millones de dólares más para Ucrania», escribió en X el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, confirmando las filtraciones que llegaban desde el sur de Italia. Sin embargo, fuentes de la Casa Blanca puntualizaron que Estados Unidos no será el único prestamista. «Será un consorcio de prestamistas, compartiremos el riesgo porque tenemos un compromiso común de hacerlo».

Tras la invasión de Rusia a Ucrania, Estados Unidos y la UE congelaron los activos del Banco Central ruso que se encontraban fuera del país. Moscú no puede acceder a ellos, pero convertir esos activos confiscados en recursos que puedan ser utilizados para financiar la defensa y la futura reconstrucción de Ucrania requiere de un complejo mecanismo legal que aún debe ser completado. El anuncio, en cualquier caso, no despeja todas las dudas y no está claro aún qué ocurriría si se alcanzase un hipotético acuerdo de paz con Rusia, o quién asumiría el riesgo en caso de impago.

«Claro apoyo a Ucrania, al derecho internacional y a la paz justa», celebró el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que fue uno de los invitados a participar en las reuniones celebradas este jueves, durante las que firmó dos acuerdos bilaterales de seguridad con Washington y Japón.

El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, confirmó que el acuerdo incluye consultas inmediatas con Ucrania tras un ataque ruso en el futuro, pero no compromisos mutuos de defensa como los de la OTAN. Tampoco especifica ayudas económicas para la defensa ucraniana, aunque la administración del presidente Joe Biden se compromete a trabajar para asegurar la financiación a largo plazo al país.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, pletórica tras su contundente victoria en los recientes comicios europeos, fue la anfitriona de la reunión que se celebrará hasta el sábado en Borgo Egnazia, un complejo turístico de lujo situado en la región de Apulia, en el sur de Italia. Hasta allí se desplazaron este jueves los mandatarios de las siete mayores potencias del mundo, además de los presidentes del Consejo Europeo, Charles Michel, y de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y una larga lista de invitados especiales entre los que se encuentran el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, el brasileño Lula da Silva o el argentino Javier Milei, así como el secretario general de la ONU, António Guterres, y representantes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Un G7 clave que se celebra en plena tensión por las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza, y las turbulencias políticas que sacuden tanto a Estados Unidos como a Europa, tras las recientes elecciones que certificaron el avance de la extrema derecha en la UE.

Sin embargo, aún no se había tomado la «foto de familia» con todos los asistentes cuando surgieron las primeras tensiones a causa de las presiones de la presidencia de turno italiana para que en la declaración final no aparezca ninguna referencia al aborto. En el borrador del texto, que aún se está negociando, se hacía mención a la importancia de favorecer y asegurar el acceso al aborto seguro y legal, pero Meloni, cuyo Gobierno está impulsado varias medidas para dificultar la interrupción voluntaria del embarazo en Italia, rechazó la propuesta que abanderan, entre otros, Estados Unidos y Francia.

Al margen del pulso diplomático, el conflicto en Oriente Próximo fue otra de las cuestiones que monopolizaron la primera jornada. El documento final incluirá el apoyo explícito de los líderes del G7 a la propuesta de tregua impulsada por Washington, que prevé como primer paso la liberación de todos los rehenes secuestrados por Hamás. Apoyamos «la liberación de todos los rehenes, un aumento significativo y duradero en el flujo de asistencia humanitaria a través de Gaza y un final duradero de la crisis, garantizando los intereses de seguridad de Israel y la seguridad de los civiles palestinos», se lee en el borrador del texto que deberá ser aprobado y que condena explícitamente «el aumento de la violencia extremista de los colonos israelíes».

Una tregua que parece aún lejana porque Hamás propone ciertas enmiendas al plan que según el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, no son realizables, mientras que Israel aún no ha anunciado oficialmente su postura y continúa su ofensiva en Gaza.

La reunión G7 llega en un momento complejo en la escena internacional, pero la presidencia de turno italiana quiso también ampliar el debate con una sesión dedicada el viernes a los desafíos migratorios en el Mediterráneo, y otra a la situación en las regiones Indo-Pacífico y China, especialmente tras el aumento de las tensiones con Taiwán.

Este viernes, la cumbre contará además con un invitado de lujo. El papa Francisco intervendrá en una sesión dedicada a analizar los riesgos y beneficios de la Inteligencia Artificial (IA), durante el segundo día de trabajos en el que normalmente participan países que no pertenecen a este club de potencias. Su presencia será un acontecimiento sin precedentes ya que es la primera vez que un Pontífice participa en una cumbre del G7.