Política

Elecciones en Estados Unidos

Arranca la batalla demócrata por la Casa Blanca

Kamala Harris y Elisabeth Harris
Kamala Harris y Elisabeth Harrislarazon

A nadie se le escapa que el pulso por el muro y el cierre del Gobierno empolvan una guerra de largo alcance. Las elecciones presidenciales de 2020, la posibilidad de que Trump reedite la púrpura y la urgencia por salpimentar el camino con la mayor dosis de épica imaginable multiplican la crueldad de estos días.

Convencidos de que las primarias serán cruentas, los demócratas, relativamente recuperados gracias a las pasadas legislativas, presentan armas. Entre los grandes tapados, la senadora y fiscal general por California entre 2011 y 2017, Kamala Harris. Una relativa recién llegada a la arena política, pero una veterana de las intrigas que rodean la vida política. «The Washington Post», que organizó un encuentro con ella con motivo de la presentación y gira de su último libro, especulaba ayer mismo con la idea de que Harris acabe por presentarse. Desde luego no escondió sus opiniones en su coloquio con el columnista Jonathan Capehart. «No puedes hacer prisionera a la gente de América para sostener tu capricho vanidoso», dijo.

A fin de cuentas Harris proporcionaría munición muy necesaria para unas primarias que hace apenas seis meses asomaban palúdicas porque volvían a los titulares los nombres habituales. El primero, Joe Biden, cuya candidatura no habría hecho sino ganar consistencia a medida que el aparato demócrata parece convencerse de que la vía multicultural provocó el desastre de 2016. Después, Hillary Clinton, que podría intentarlo de nuevo. Finalmente, Bernie Sanders, al que muchos atribuyen el cartel electoral de gran paladín progresista. En su contra, que en las primarias de 2016 lució inconsistencias de gran calado y, al igual que con Biden, la edad.

En la fiesta de los grandes nombres no puede faltar la combativa Elizabeth Warren. Campeona de todo lo bueno y lo malo del actual Partido Demócrata, Warren es una fajadora de mérito, una intelectual de cierto fuste y una demagoga capaz de hacer de su supuesta ascendencia india algo así como un aval salvífico que le concedería una suerte de mérito extra. Normal que la mera invocación de Harris, o del efervescente Beto O’Rourke, haga salivar a quienes todavía sueñan con la potente imagen de un Trump achacoso y un joven dispuestos para el combate.