Elecciones

Arrecian las protestas en Senegal tras la suspensión de las elecciones presidenciales

El presidente del Gobierno, Macky Sall, anunció el sábado que las elecciones del 25 de febrero serán pospuestas hasta una fecha por determinar

Senegalese riot police lobs tear gas at supporters of opposition presidential candidate Daouda Ndiaye, in Dakar, Senegal, Sunday, Feb. 4, 2024. West Africa's regional bloc on Sunday called for dialogue to resolve the political crisis in Senegal as opposition leaders rejected the decision by the country's leader to postpone the Feb. 25 presidential election over an electoral dispute between parliament and the judiciary. (AP Photo/Stefan Kleinowitz)
Protestas en DakarASSOCIATED PRESSAgencia AP

La crisis institucional que lleva atravesando Senegal en los últimos años, causante de oleadas de protestas y decenas de muertes durante los enfrentamientos con la policía, se encamina a su culmen. La cerilla que prendió la mecha fue el anuncio hecho el pasado sábado por el presidente del país, Macky Sall, cuando informó a la población de que las elecciones presidenciales que debían celebrarse el 25 de febrero serán aplazadas. No indicó una nueva fecha. Esta decisión, que se debería a los desacuerdos existentes entre la Asamblea Nacional y el Consejo Constitucional en lo referente a la validación de los candidatos oficiales, no tiene precedentes desde la independencia de Senegal en 1960.

Sall informó que la Asamblea Nacional procedería a la creación de un comité que supervise las decisiones del Consejo Constitucional, una decisión que hace que un elevado número de senegaleses teman por la separación de poderes. Que sean los diputados quienes validan en última instancia las candidaturas presentadas significaría que el partido con una mayor presencia en la Asamblea, que es precisamente el partido de Macky Sall, tendría el último voto para escoger quién se presenta y quién no. Esto hace peligrar la posibilidad de que Bassirou Diomaye Faye, candidato por el partido panafricano PASTEF y actualmente encarcelado por “por desacato al tribunal, difamación y actos que pueden comprometer la paz pública”, pueda presentarse a los comicios. Igualmente, otros candidatos validados por el Consejo Constitucional han sido acusados de poseer la doble nacionalidad francesa y senegalesa, cuando la Constitución del país africano impide que se presente a las elecciones presidenciales nadie que posea una doble nacionalidad. Pese a todo, algunos de los candidatos opositores a Sall decidieron "arrancar" el domingo y de forma simbólica la campaña electoral, que debía haber dado comienzo el cuatro de febrero si las elecciones hubieran seguido adelante.

La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) expresó en un comunicado reciente su “preocupación por las circunstancias que han conducido al aplazamiento de las elecciones” y exhortó a “priorizar el diálogo” dentro de la clase política nacional. Otros dirigentes africanos, como el presidente de Guinea Bissau, Sissoco Embaló, felicitaron a Sall por su decisión y expresaron su apoyo por el presidente senegalés. La postura más crítica se encuentra en la Alianza de Estados del Sahel (formada por Mali, Burkina Faso y Níger), que acusa a Sall de programar un golpe de Estado institucional y apela al cumplimiento de la Constitución senegalesa. Cabe a recordar que las naciones que integran la AES están actualmente gobernadas por juntas militares que accedieron al poder mediante golpes de Estado, lo que llevó a que recientemente anunciasen su retirada de la CEDEAO.

En lo referente a los líderes religiosos senegaleses, cuya influencia en la política nacional es ampliamente reconocida, apenas se han obtenido declaraciones. Sall les informó de que pospondría las elecciones antes de hacer pública su decisión, y parecen apoyar al presidente a este respecto. Únicamente los obispos cristianos pronunciaron su preocupación por los actuales sucesos y exhortaron a Macky Sall a cumplir con la Constitución senegalesa.

Las protestas comenzaron durante la jornada del domingo y se intensificaron este lunes, cuando miles de ciudadanos se dirigieron a la Asamblea Nacional para posicionarse contra la votación que decidiría el procedimiento a seguir tras la anulación de las elecciones. A lo largo de los dos últimos días se han repetido los altercados con la policía, la quema de neumáticos y las apelaciones de la población civil para que los militares rechacen la autoridad de Sall y procedan a arrebatarle el poder. También se suman las voces de descontento por la tibieza de la reacción de la CEDEAO, a la que acusan de servir a los intereses de Macky Sall y, en última instancia, de Francia.

La reacción del Gobierno a las protestas no ha hecho sino caldear todavía más el ambiente. Macky Sall ordenó este lunes cortar los servicios de telefonía móvil para evitar “mensajes de odio”, además de prohibir la circulación de motocicletas y ciclomotores en la capital. En Senegal, la telefonía móvil es fundamental para poder utilizar Orange Money, uno de los medios de pago más populares entre la población, mientras que los manifestantes (la edad media es de 19 años) se sirve habitualmente de las redes sociales para organizar las marchas de protesta. Este corte en los servicios de telefonía móvil por orden del Gobierno es el tercero que ocurre en Senegal en los últimos nueve meses.

La democracia senegalesa está considerada como la más fuerte de África Occidental. Desde su independencia en 1960, nunca ha sufrido golpes de Estado ni guerras civiles, a diferencia de la práctica mayoría de sus vecinos, mientras que siempre ha sucedido un traspaso de poderes pacífico e inmerso en el marco constitucional. Las sospechas de que Sall pretende validar la candidatura de Karim Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade, mientras busca eliminar de la carrera electoral a los opositores más populares, rompe con el historial senegalés y agrava la situación de la región. África Occidental ya atraviesa una delicada situación por la pobreza endémica, la lucha contra el yihadismo y los golpes de Estado sucedidos en los últimos años.