EE UU

El asesino de una refugiada ucraniana en un tren de EE UU rompe su silencio: "Me lastimé la mano al apuñalarla"

La declaración de su hermana ha puesto el foco en un sistema que, según denuncia, ha ignorado repetidas señales de alarma antes de la tragedia

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EEUU.- AMP.- Un individuo presuntamente disfrazado de policía hiere a tiros a dos congresistas demócratas en MinnesotaEuropa Press

La trágica muerte hace semanas de la joven refugiada ucraniana Iryna Zarutska en un tren de Charlotte (EE UU) ha puesto en evidencia un historial de advertencias no atendidas y la falta de apoyo adecuado hacia un hombre con graves problemas psiquiátricos.

La hermana del hombre arrestado por el homicidio ha cuestionado cómo el sistema ha dejado pasar tantas señales antes de que ocurriera el crimen. El acusado, Decarlos Brown, de 34 años, ha sido arrestado tras ser identificado en un vídeo de vigilancia en el que se le veía atacando a Zarutska, la joven de 23 años a la que no conocía de nada, mientras ella estaba sentada revisando su teléfono el pasado 22 de agosto.

Un nuevo audio revelado por la familia del acusado muestra a Brown hablando desde prisión. Diagnosticado con esquizofrenia, asegura haber creído que “materiales” implantados por el Gobierno en su cerebro controlaban sus acciones. En la grabación, incluso relata haberse lastimado la mano durante el ataque y ha confesado no conocer a la víctima: “Ni siquiera hablé con esa chica, no tenía motivos”.

La denuncia de una hermana y los fallos del sistema

Tracey Brown, hermana del acusado, ha expresado su indignación frente a lo que considera un fallo estructural en la atención de la salud mental. Ha recordado que en varias ocasiones su hermano ha intentado ingresar en hospitales, pero solo ha permanecido bajo observación durante 24 horas antes de recibir el alta. También ha señalado que en enero llamó reiteradas veces al 911 pidiendo ayuda porque aseguraba que lo estaban controlando mediante un microchip, pero finalmente fue acusado de hacer mal uso del sistema de emergencias.

Además, la familia ha vivido episodios de violencia doméstica en los que Tracey ha sido agredida por su hermano. Aunque en un momento presentó cargos, terminó retirándolos porque confiaba en que su problema estaba ligado a su enfermedad y que necesitaba tratamiento especializado, no prisión.

El historial del acusado incluye también una condena previa por robo a mano armada. Según su hermana, tras cumplir seis años de cárcel ha regresado “irreconocible”, con mayor aislamiento y conductas paranoicas, lo que hacía evidente un declive en su salud mental.

Hoy, tras la muerte de Zarutska, Tracey sostiene que el desenlace podía haberse evitado si su hermano hubiera recibido una atención adecuada. “No culpo a nadie más que al Estado. Él pedía ayuda y nadie lo escuchó. Una mujer inocente ha perdido la vida por ello”, ha lamentado.