Cónclave histórico
Xi Jinping instruye a la Iglesia católica de Hong Kong
China impone la asimilación a las doctrinas del Partido Comunista para eliminar la disidencia local
En una reunión sin precedentes organizada por la oficina de representación de China en Hong Kong, obispos y líderes religiosos chinos instruyeron a los sacerdotes católicos de la ciudad sobre la visión del presidente Xi Jinping de la religión con “características chinas”. Día a día, la ex colonia británica está dejando de ser una de las más libres y abiertas de Asia para convertirse en otra ciudad china bajo el control total del régimen de Pekín.
Los asistentes o conocedores del histórico cónclave del 31 de octubre lo describieron como “el movimiento más asertivo de Pekín en sus intentos de influir en la diócesis hongkonesa, que depende del Vaticano y que incluye a algunos líderes de alto rango que han destacado por su defensa de la democracia y los derechos humanos en el territorio semiautónomo”, según informó Reuters en exclusiva el jueves.
La Oficina de Enlace y los funcionarios de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos supervisaron las sesiones via Zoom, en las que participaron tres destacados obispos y unas 15 figuras religiosas de la iglesia católica oficial de China continental, respaldada por el Estado, y unos 15 clérigos de alto rango de Hong Kong.
En una conferencia nacional sobre asuntos religiosos, celebrada del 3 al 4 de diciembre, el presidente chino ya hizo hincapié en la sinicización de las religiones en China y expresó su deseo de aplicar plenamente la teoría del Partido Comunista de China (PCC) sobre asuntos religiosos. Subrayó la importancia de “mantener el principio del desarrollo de las religiones en el contexto chino, y proporcionar una orientación activa para la adaptación de las mismas a la sociedad socialista moderna y hacer realidad el Sueño Chino de rejuvenecimiento nacional”
Tras las protestas de 2019, miles de hongkoneses han ido abandonando poco a poco la ciudad mientras que cientos han sido encarcelados, entre ellos destacados católicos laicos como el empresario pro-democracia Jimmy Lai, cuyo popular periódico “Apple Daily” se vio obligado a cerrar en junio. El padre del movimiento democrático, el abogado Martin Lee Chu Ming, de 83 años, un devoto católico, está cumpliendo también una sentencia de prisión suspendida. Cristianos de otras confesiones, como los protestantes Benny Tai Yiu Ting y Joshua Wong Chi Fung, se encuentran entre los activistas en prisión por su activismo a favor de los derechos humanos.
La libertad de prensa está en ruinas, la libertad académica se ha visto socavada y el plan de estudios se ha adaptado a un nuevo sistema para que las futuras generaciones de Hong Kong reciban una doctrina según el pensamiento de Xi Jinping y la ideología del Partido Comunista Chino.
El obispo electo Stephen Chow Sau Yan se ha comprometido a unificar la comunidad católica romana local, políticamente dividida, al tiempo que fomentaría la empatía y ayudaría a los jóvenes de la ciudad a superar los traumas del pasado.
La Santa Sede anunció su nombramiento en mayo, largamente retrasado, después de que el puesto quedara vacante durante más de dos años, en un momento en que las libertades políticas y religiosas de la ciudad estaban siendo puestas a prueba por los disturbios civiles de 2019 y la imposición por parte de Pekín de una amplia Ley de Seguridad Nacional.
Los católicos de Hong Kong suman unos 404.000 entre ellos la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam (alrededor del 5,3% de la población de la ciudad) y suelen estar divididos entre las facciones pro-Pekín y pro-democracia.
En la actualidad, un segmento importante de la iglesia local se ha politizado y durante un tiempo funcionó como un partido de la oposición bajo el antiguo jefe de la diócesis y obispo retirado Joseph Zen Ze-kiun. El resto es más conservador y quiere que la iglesia se mantenga apolítica y se limite a atender los rituales y lo espiritual.
La libertad religiosa se encuentra comprometida, con advertencias a los clérigos para que sean cuidadosos en sus prédicas. La policía ha allanado al menos una iglesia protestante, la Good Neighbour North District Church, que ayudó a los manifestantes en 2019, y el banco HSBC ha congelado sus cuentas bancarias y las de su pastor, Roy Chan, ahora en el exilio.
Para el escritor y defensor de los derechos Humanos Benedict Rogers, “este escenario supone un desafío para quien asume cualquier cargo público. Pero si se añade a la lista de retos la necesidad de defender la libertad religiosa y la dignidad humana -dos valores clave de la doctrina social católica- y navegar por las relaciones con un régimen de manera que proteja a la Iglesia y, al mismo tiempo, no comprometa la verdad y la justicia, el nuevo obispo de Hong Kong lo tendrá muy difícil”.
Hace tres años, el Vaticano firmó un acuerdo con el régimen del Partido Comunista Chino que da a Pekín la posibilidad de intervenir en el nombramiento de los obispos católicos en China continental. El resultado fue la detención o la jubilación forzosa de obispos clandestinos que durante décadas se han mantenido fieles a Roma.
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