Comicios

China encumbra a un leal Jefe de seguridad como nuevo líder de Hong Kong

John Lee Ka-chiu fue elegido por los miembros de un comité electoral mayoritariamente pro-Pekín

John Lee Ka-chiu, un veterano de la seguridad que se presentó sin oposición, fue encumbrado como sexto jefe ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong
John Lee Ka-chiu, un veterano de la seguridad que se presentó sin oposición, fue encumbrado como sexto jefe ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong KongKin CheungAgencia AP

John Lee Ka-chiu, un veterano de la seguridad que se presentó sin oposición, fue encumbrado como sexto jefe ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, en unos comicios aprobados por un grupo de leales al Partido Comunista Chino. Con este resultado, China culmina una exhaustiva reforma política en el centro financiero asiático encaminada a erradicar cualquier tipo de oposición y sometiéndose así a un control cada vez más firme por parte de Pekín.

No fueron los habitantes de la ciudad los que votaron, sino 1.463 miembros de un comité electoral mayoritariamente pro-Pekín los que depositaron sus papeletas en la elección del nuevo Jefe de gobierno, que sustituirá a la impopular Carrie Lam. Sólo necesitaba una mayoría holgada y obtuvo más de los 750 votos indispensables.

Curiosamente, el pequeño comité de hongkoneses que votaron a la única persona que se presentó para ser el próximo líder de la ciudad, fue examinado previamente por su lealtad política y su patriotismo por nada menos que el único candidato al que podían elegir. Aún así, Lee -apodado por sus detractores como Pikachu por el parecido de su apellido con el nombre del personaje de Pokemon-, se encontró con ocho disidentes que votaron por “no apoyarlo”.

Unos 7.000 policías fueron desplegados para evitar cualquier incidente durante la jornada electoral.

Por su parte, la Liga de los Socialdemócratas - uno de los últimos grupos prodemocráticos que sobreviven -, organizó una manifestación de apenas tres personas antes de la apertura de los colegios electorales para exigir “un sufragio universal inmediato”.

“Sabemos que esta acción no tendrá ningún efecto, pero no queremos que Hong Kong se quede completamente en silencio. Esto es lo que parece el nuevo capítulo de John Lee: una encrucijada para nuestras libertades civiles”, proclamó la manifestante Vanessa Chan ante decenas de policías.

A pesar de que la mini constitución de la ciudad garantiza el sufragio universal, Hong Kong nunca se ha caracterizado por ser una democracia, lo que ha provocado años de frustración y protestas de la población desde el traspaso a China en 1997.

Con esta nominación, China continúa cimentando la transición de Hong Kong de ser un territorio semiautónomoa una ciudad que se dirigirá de una forma mucho más parecida al resto del continente, más autoritario y donde la estabilidad social prima por encima de todo. Tras años de feroces protestas y disturbios civiles, Pekín se ha procurado un agente leal para asegurar su dominio sobre la ciudad.

Está previsto que el presidente chino, Xi Jinping, viaje al centro financiero para investir al nuevo jefe del Ejecutivo el 1 de julio y celebrar así el 25 aniversario del dominio chino de la antigua colonia británica.

El nombramiento de Lee por el 0,02% de una población de 7,5 millones, marcará la primera vez que un antiguo oficial de policía vinculado a la seguridad del gobierno asciende al cargo más alto en el Hong Kong postcolonial. Conocido por su enfoque de línea dura desde que tomó el timón de la Oficina de Seguridad en septiembre de 2017, su mandato ha sido testigo de las protestas de 2019 y de la posterior promulgación de la Ley de seguridad nacional impuesta por Pekín.

Lee hereda una ciudad que languidece tras dos años de contundentes medidas políticas y estrictas políticas contra la pandemia, que han alimentado el éxodo masivo de profesionales altamente cualificados y han convertido el antaño próspero centro internacional de negocios en una de las ciudades más aisladas del mundo.

En su programa político de 44 páginas, prometió revitalizar la economía, resolver la crisis inmobiliaria de la ciudad, frenar el aumento del desempleo y reforzar la administración. Aseguró además que su prioridad es promulgar el artículo 23 de la Ley Básica, la mini constitución de Hong Kong, que prohíbe los actos de traición, secesión, sedición o subversión contra Pekín. Los sucesivos jefes de gobierno han intentado hacerlo y han fracasado tras encontrarse con una feroz oposición.

Pero Lee, de 64 años, tiene fama de hacer las cosas bien y es bien conocido por su lealtad incondicional al gobierno chino.

Como secretario de seguridad, supervisó una agresiva represión de las protestas de 2019, esgrimiendo una amplia ley de seguridad nacional para silenciar las manifestaciones prodemocráticas y obligar a las figuras de la oposición a ir a la cárcel o al exilio.

Su éxito contra las protestas le valió los mayores aplausos del Partido Comunista. El y otros altos funcionarios fueron sancionados por Estados Unidos tras la represión. YouTube bloqueó recientemente su canal de campaña para cumplir con las sanciones. Y como parte de un ajuste de cuentas diplomático más amplio, el cónsul general estadounidense ha tenido un acceso limitado a los altos funcionarios hongkoneses.

Desde que Pekín impuso la primera normativa de seguridad en Hong Kong en junio de 2020, ha ido desmantelando paulatinamente las libertades de la ciudad. Ha decapitado el movimiento prodemocrático, ha detenido a cientos de manifestantes y a otras personas por ejercer su libertad de expresión, ha cerrado medios de comunicación, grupos de la sociedad civil y empresas que defendían sus posturas, incluso ha establecido una línea telefónica para animar a la gente a delatarse entre sí, lo que provocado el exilio de algunos y un clima de terror entre los que se quedan.