
Escalada en Oriente Medio
Israel ataca a líderes de Hamás en Qatar
El Gobierno de Netanyahu asume la responsabilidad por los primeros ataques en territorio qatarí

«Las acciones de hoy contra los más importantes caciques terroristas de Hamás fueron una operación totalmente independiente de Israel. Israel la inició, la llevó a cabo y asume toda la responsabilidad», aseguraba el primer ministro Benjamin Netanyahu en un comunicado de su oficina poco después de que la aviación de su país bombardeara un complejo residencial situado en el distrito de Katara de la capital de Qatar. Las instalaciones acogían a varios altos responsables de la organización islamista palestina llegados hasta Doha para una nueva ronda de negociaciones para el cese de las hostilidades en Gaza tras casi dos años de guerra. En la misma nota, el jefe del Gobierno israelíes revelaba haber instado a su ejército a «preparar» un ataque contra los dirigentes de Hamás «tras los ataques de Jerusalén y Gaza». Con su ataque de ayer, el Gobierno israelí vuelve a dejar claro su declarado objetivo de acabar con Hamás con independencia dónde y en qué circunstancias se encuentren sus líderes.
Al cierre de esta edición, la suerte que habían corrido los líderes de Hamás objetivo de los ataques -según Tel Aviv responsables de la cadena de crímenes perpetrada por las brigadas Al Qassem en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023- seguía sin confirmarse. Desde la organización islamista se aseguraba que todos los miembros de su equipo negociador sobrevivieron al ataque. Al tiempo que la Oficina de la Jefatura del Gobierno israelí emitía su escueto comunicado, el mando militar israelí anunciaba, por su parte, haber llevado a cabo un «bombardeo de precisión» contra «la cúpula de la organización terrorista Hamás». «Durante años, estos miembros de la cúpula de Hamás han encabezado las operaciones de la organización terrorista, siendo directamente responsables de la brutal masacre del 7 de octubre (de 2023) y orquestando y gestionando la guerra contra el Estado de Israel», añadía la nota de las Fuerzas de Defensa. El comunicado de los militares israelíes proseguía afirmando que «antes del bombardeo se tomaron medidas para mitigar los daños a los civiles, incluido el uso de municiones precisas e información adicional de Inteligencia», antes de reiterar que «seguirá operando con determinación para derrotar a la organización terrorista Hamás, responsable de la masacre del 7 de octubre».
Además, un mando militar israelí aseguró en la tarde de ayer que operación contó con el visto bueno del presidente estadounidense Donald Trump. Por su parte, un alto responsable de la Casa Blanca admitía a la agencia AFP que la Administración había sido informada del ataque, aunque no confirmaba si la operación contó con la aprobación del mandatario republicano, que en la víspera había advertido a la organización considerada terrorista por Washington que «tendría que atenerse a las consecuencias».
El ataque se produce en medio de una nueva negociación entre Hamás y el Gobierno israelí para la liberación de los rehenes y un alto el fuego en Gaza en uno de los principales escenarios de las rondas de discusiones en los últimos meses -y sede de la oficina política de la organización islamista palestina-, Qatar. El emirato, que cuenta en su suelo con la mayor base militar estadounidense en Oriente Medio -Al Udeid es sede del Centro Combinado de Operaciones Aéreas del Comando Central de EEUU, se sitúa a apenas 35 kilómetros del lugar del ataque- y es un importante socio de la OTAN, ha jugado desde el comienzo de la ofensiva bélica israelí contra Hamás en Gaza un rol mediador entre las dos partes.
También coincidiendo con el bombardeo en Doha, Hamás asumía la autoría del ataque mortal perpetrado este lunes -seis muertos y una docena de heridos- por un desconocido junto a una parada de autobús en Jerusalén Este. Poco después de trascender la noticia, las autoridades militares israelíes anunciaban haber interceptado con éxito un dron lanzado desde territorio yemení hacia la ciudad de Eilat.
La repulsa de los gobiernos de la región a la operación israelí no se hizo esperar. La primera de ellas fue la del emirato qatarí, que condenó «firmemente» el «cobarde» bombardeo israelí precisando que la aviación israelí alcanzó varios «edificios residenciales» que «albergaban a varios miembros de la oficina política de Hamás» en Doha, aunque la nota no aclaraba si se habían producido víctimas. «Este asalto criminal supone una flagrante violación de todas las leyes y normas internacionales y supone una grave amenaza para la seguridad de los qataríes y los residentes en Qatar», zanjaba el comunicado difundido por las autoridades qataríes.
Desde Riad, las autoridades de Arabia Saudí -el mayor socio de Estados Unidos en la zona- condenaban con firmeza lo. Por su parte, la Autoridad Palestina rechazaba a través de su vicepresidente y también segundo de la OLP Husein Al Sheijj aseguraba en un comunicado que el ataque de ayer en Doha «constituye una grave violación del Derecho Internacional y de la soberanía del Estado de Qatar». Desde los vecinos Emiratos Árabes Unidos, país firmante de los Acuerdos de Abraham, se condenaba el «cobarde» bombardeo.
Tampoco se hizo esperar en su condena la República Islámica de Irán. «Esta acción por parte del régimen israelí es una continuación de los crímenes que ha cometido, en violación de todas las normas y leyes internacionales», aseveró el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei. Por su parte, el Ministerio turco de Asuntos Exteriores aseguró en una nota que el ataque de las FDI demuestra que Tel Aviv «adopta el expansionismo y el terrorismo como política de Estado». Al rechazo al ataque de las FDI sobre Doha se unió Naciones Unidas a través de su secretario general Antonio Guterres, quien lo describió como «una flagrante violación de la soberanía y la integridad territorial».
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