China
Xi Jinping aprieta las tuercas: Liu Jianchao, el diplomático que soñaba con el cargo de canciller, se esfuma
Visto como el candidato idóneo para asumir Exteriores, su repentina evasión del foco mediático sacude la estructura de poder en un momento especialmente crítico para la diplomacia china
Las súbitas ausencias de figuras clave en el Gobierno chino se han convertido en una constante bajo el sello de Xi Jinping, generando un halo de misterio en la política del gigante asiático. En esta ocasión, Liu Jianchao, un experimentado diplomático de 61 años, educado en Oxford y con una destacada carrera en el Partido Comunista Chino (PCCh), se ha esfumado de la escena pública. Visto como el candidato idóneo para asumir la cartera de Exteriores, su repentina evasión del foco mediático alimenta especulaciones y sacude la estructura de poder en un momento especialmente crítico para la diplomacia china.
¿Ha sido Liu víctima de la ola de represión que parece arrasar sin tregua el Estado de Xi? Lideraba el departamento de relaciones internacionales del PCCh, y había sido señalado como el candidato ideal para reemplazar a Qin Gang, quien fue destituido en 2023 tras un escándalo extramatrimonial que culminó en el supuesto descubrimiento de un hijo ilegítimo. A pesar de las elevadas expectativas, su ascenso nunca se concretó, aunque continuó representando a su nación en importantes giras. Sin embargo, tras regresar de un viaje oficial a Singapur, Sudáfrica y Argelia a finales de julio, se habría visto interceptado al descender del avión y conducido por las autoridades. Además, se reporta que su residencia fue registrada, aunque no ha habido confirmación oficial por parte de las autoridades chinas, según un informe del Wall Street Journal.
Hasta el momento, el hermético régimen comunista guarda silencio absoluto sobre el asunto. Liu aún figura en la página web del departamento internacional del partido, un detalle que no descarta la posibilidad de un regreso, como ha ocurrido con otros funcionarios cribados en el pasado. Sin embargo, el vacío persistente en el Ministerio de Exteriores -donde Wang Yi, de 71 años y exministro, ejerce como interino desde hace más de dos años- sugiere una crisis de confianza en las altas esferas. Esta situación se enmarca en una implacable campaña anticorrupción impulsada por Xi que, en los últimos meses, ha golpeado especialmente al sector militar.
Entre las víctimas recientes destacan el general He Weidong, uno de los dos representantes militares en el Politburó -el sanctasanctórum del poder chino-, quien se encuentra bajo investigación, y el almirante Miao Hua, comisario político de la Comisión Militar Central, relevado de su cargo en junio. Estas acciones refuerzan la percepción de que Xi está consolidando su control absoluto, eliminando cualquier atisbo de disidencia, incluso entre aquellos que parecían cercanos a su círculo.
Las acusaciones contra el veterano, si las hay, permanecen en la sombra, pero el bloqueo de términos de búsqueda relacionados con su detención en el internet chino evidencia la sensibilidad del PCCh ante el tema. Es probable que las purgas se extiendan al departamento del implicado y quizás al buró de propaganda, clave en el control estatal como herramienta para neutralizar rivales potenciales.
Bajo el puño de Xi, quien endureció el discurso antioccidental desde su llegada al liderazgo del PCCh en 2012, Liu sorprendió por su ascenso fulgurante. Anteriormente, como portavoz del Ministerio de Exteriores durante los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, proyectaba una inusual imagen relajada y accesible. Socializaba con periodistas extranjeros, evocaba con nostalgia su máster en relaciones internacionales en Oxford en los años 80 -una época políticamente delicada que pocos funcionarios mencionan-y hasta bromeaba sobre su paso por el equipo de bádminton de la institución. Así, se diferencia del estilo de los "diplomáticos guerreros lobo", un curioso término utilizado para describir a los enviados más mordaces.
En anécdotas memorables, como cuando el Pentágono reveló un ensayo misilístico chino que destruyó un satélite justo antes de una recepción anual, Liu se limitó a decir: "Nadie me ha contado más de lo que saben ustedes", con una calma aparente. En otra ocasión, tras el incidente del zapato lanzado a George W. Bush en Irak, abrió una rueda de prensa advirtiendo de que vigilaría de cerca a los presentes. Pese a este talante liberal, Liu asumió luego la dirección de cooperación internacional en la Comisión Central para la Inspección Disciplinaria, un organismo teóricamente anticorrupción para la “caza de zorros”, pero que en la práctica persigue a disidentes, desertores y exiliados en el extranjero. Organizaciones de derechos humanos en Hong Kong lo han señalado como el principal artífice de la represión transnacional china.
Su visita a Reino Unido en junio, donde se reunió con el secretario de Exteriores, David Lammy, generó duras críticas de diputados opositores, que la consideraron una legitimación de las políticas represivas chinas. Críticos argumentan que tales encuentros normalizan la opresión interna china.
Mientras tanto, la cúpula del PCCh se encuentra en su retiro anual en Beidaihe, el balneario costero del Mar Amarillo que, desde la era de Mao Zedong, sirve de escenario para debates francos entre líderes activos y jubilados. Tradicionalmente, es un período propicio para intrigas políticas, donde se evalúa la dirección del partido. Sin embargo, hasta ahora, no han surgido indicios que avalen rumores de un desafío serio a la autoridad de Xi.
La danza de nombres en la cúspide de la diplomacia china
La pregunta que reverbera en los altos círculos de poder es ineludible: ¿quién será el nuevo timonel de la diplomacia china? Las trayectorias, rangos y conexiones de las principales figuras revelan una competición intrigante y multifacética, según apuestas de Bloomberg.
Por una parte, Ma Zhaoxu, viceministro ejecutivo desde 2023 y con un rango ministerial que lo distingue, se presenta como una figura sólida a sus 61 años. Bajo la supervisión de Qin Gang y Wang Yi, su trayectoria incluye ser embajador en Australia y representante permanente ante la ONU, complementada por un doctorado en economía política. Sin embargo, tras ser descartado para la sucesión, algunos lo veían encaminado hacia un retiro silencioso. Las recientes turbulencias podrían, sin embargo, reubicarlo en el centro de atención. ¿Su vasta experiencia será suficiente para eclipsar la preferencia de Xi por caras más jóvenes y dinámicas?
En la enigmática Comisión Central de Seguridad Nacional, Liu Haixing, también con rango ministerial, opera como subdirector ejecutivo bajo Cai Qi, un incondicional de Xi. Este organismo, que da forma a la ambiciosa "diplomacia de gran potencia" del presidente, le otorga una conexión privilegiada con el núcleo del poder. Su paso por Europa, especialmente en Francia, y su rol como asistente del canciller le confieren credenciales sólidas. ¿Podrá su lealtad a Xi ser el catalizador para un ascenso en un sistema donde la confianza es un activo vital?
En el otro lado del espectro, Sun Weidong se ha consolidado como el estratega de la diplomacia asiática. Ascendido a viceministro en 2022 tras su destacada labor como embajador en India, se ha convertido en una pieza clave en un contexto de rivalidad con Nueva Delhi y Washington. Sin embargo, su perfil menos internacional podría ser un obstáculo ante competidores con mayor proyección global.
A sus 54 años, Hua Chunying destaca no solo por ser la más joven de los candidatos, sino también por su notable visibilidad. Como exportavoz del Ministerio, su estilo incisivo y su dominio de la narrativa global la han convertido en un símbolo de la era Xi. Su ascenso meteórico de asistente ministerial a viceministra en menos de tres años refleja un respaldo implícito, aunque su falta de experiencia como embajadora plantea dudas sobre su habilidad para gestionar la complejidad actual.
Por último, Lu Kang, subdirector del Departamento Internacional del PCCh y ex portavoz de la institución, representa el relevo generacional. Su gestión durante la visita de Xi a Indonesia y el fortalecimiento de los lazos con el sudeste asiático lo posicionan estratégicamente. Con experiencia en América del Norte y Oceanía, combina juventud y un perfil internacional que podría resonar con las ambiciones globales de Pekín.