Oriente Medio

EE UU y los mediadores firman el acuerdo de paz en Egipto sin Israel ni Hamás presentes

Trump convierte la ciudad egipcia de Sharm el Sheij en una celebración de la paz en Oriente Medio

O.Próximo.- Trump reivindica que "la guerra en Gaza ha terminado" y ahora hay "paz en Oriente Próximo"
O.Próximo.- Trump reivindica que "la guerra en Gaza ha terminado" y ahora hay "paz en Oriente Próximo"Europa Press

Paz 2025. Un mensaje claro, sencillo y en inglés. El guion soñado para el gran artífice del fin de la guerra en Gaza y presidente estadounidense, Donald Trump. Todo giró ayer en torno a Trump que, tras su visita a Israel -donde entrevistó con el presidente y el primer ministro israelíes y se dirigió al plenario de la Knéset-, hizo esperar más de hora y media a las delegaciones de todo el mundo presentes en Sharm el Sheij, la ciudad balneario egipcia que albergó las a la postre decisivas negociaciones indirectas entre Hamás e Israel, para poder firmar un acuerdo de paz que llevó la inconfundible impronta del mandatario estadounidense de principio a fin.

Una firma por todo lo alto en una cumbre organizada a contrarreloj en la que no estuvieron presentes ninguna de las dos partes enfrentadas desde el 7 de octubre de 2023, a pesar de que tras su encuentro con el primer ministro israelí en Jerusalén se abriera de manera efímera la expectativa de que Benjamin Netanyahu estuviera presente en la cita de la ciudad de la península del Sinaí. Desde la cadena de televisión catarí Al Jazeera se revelaba horas más tarde que la negativa final del jefe del Gobierno israelí se debió a la amenaza del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de tomar antes de tiempo su avión de vuelta a Ankara si Netanyahu acababa presentándose en Sharm el Sheij.

Y tras las mesas donde se situaron los líderes internacionales presentes -una treintena de jefes de Estado y gobierno además de varios ministros de Exteriores más- lucieron las banderas de Estados Unidos y Egipto, los dos países que copresidieron la cumbre de paz, y las de Qatar y Turquía. Los cuatro países con mayor responsabilidad en el acuerdo alcanzado la semana pasada entre Hamás y el gobierno de Benjamin Netanyahu tras largos meses de negociaciones. Y los a la postre firmantes del acuerdo. Y el mismo mensaje (únicamente en inglés): paz en Oriente Medio. “Quinientos años, tres mil años, los que sean, esperando este momento”, repitió un exultante mandatario estadounidense en Jerusalén y en Sharm el Sheij.

Como en las vísperas hicieron los líderes de la región hacia Trump, en su alocución, el presidente de Estados Unidos se deshizo en elogios hacia los líderes de Qatar,Turquía y Egipto, sentados en primera fila. Del presidente turco dijo que es un “hombre increíble” y “duro” al frente de “uno de los ejércitos más fuertes del mundo”. “Cuando hay un problema él siempre está ahí”, remarcó el mandatario norteamericano. Nadie más que Trump tomó la palabra en el momento de la firma del acuerdo.

También aceptaron la llamada de Trump y Al Sisi el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro Keir Starmer, el canciller alemán Friederich Merz, la presidenta del Consejo de Ministros italiano Giorgia Meloni y el presidente del Gobierno de España Pedro Sánchez. Después de no haber sido inicialmente invitado -y del desplante de la Administración Trump durante la última Asamblea General de Naciones Unidas-, sí estuvo en Sharm el Sheij el veteranísimo líder de la desprestigiada Autoridad Palestina Mahmud Abbas, que no tuvo el privilegio de poder tomar la palabra. Como tampoco lo tuvo el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, cuya presencia en Sharm fue más que discreta.

Igualmente hubo ausencias señaladas. Arabia Saudí, potencia política y económica regional y líder espiritual del mundo islámico suní, que ha mantenido un perfil bajo en los últimos meses. Como los saudíes tampoco hubo representación de la mayoría de Estados de la Liga Árabe, incluido Marruecos, uno de los países firmantes de los Acuerdos de Abraham que durante décadas asumió un destacado papel mediador en el conflicto israelo-palestino.

Tras el acto principal de la cumbre, tomó la palabra el presidente del país anfitrión, Abdelfatah al Sisi. Después, nuevamente volvió al atril y al micrófono el inquilino de la Casa Blanca. “Es el día que la gente de toda la región estuvo soñando, y nadie pensó que llegaría”, apostilló el presidente estadounidense. En un nuevo giro de guion y para más espectacularidad y gloria del mandatario estadounidense, el primer ministro paquistaní Shehbaz Sharif anunció su apoyo (de nuevo) a la candidatura de Trump al Nobel de la Paz por sus esfuerzos para lograr la paz ente Pakistán y la India.

Y tras la gran fiesta de la paz en Sharm el Sheij, (casi) todo queda por hacer en Oriente Medio, aunque el optimismo del presidente estadounidense tras la implementación de la primera fase de su plan le llevara a decir ayer que “lo más difícil se ha hecho ya”: desde la salida de Hamás de Gaza -que ayer aprovechó para hacer una nueva exhibición de fortaleza a pesar de su derrota militar- y la entrega del resto de su arsenal hasta la reconstrucción de un territorio devastado pasando por cuál será la fórmula política con la que se gestionará a partir de ahora el día a día de Gaza.

El primer ministro británico se ofreció durante la mañana a contribuir con las tropas de su país a la retirada de las armas de la organización terrorista. El ministro de Exteriores egipcio Badr Abdelatty pedía ayer “la implicación estadounidense, incluso presencia sobre el terreno, para identificar la misión y liderar la fuerza (de paz)” que deberá hacerse cargo de la seguridad y el gobierno de la Franja. Trump pidió en las postrimerías de su segunda alocución la implicación de la comunidad internacional en la reconstrucción de la Gaza y durante la mañana los líderes de Qatar, Egipto, Francia y Turquía abordaron la cuestión.

Muy poco, en fin, se habló de los palestinos en Sharm el Sheij . Y nadie evocó durante la gran ceremonia la cuestión del Estado palestino, más lejana que nunca a pesar de la oleada de apoyo mundial de los últimos meses. “No habrá una tercera guerra mundial en Oriente Medio”, celebró el presidente estadounidense -cinco años después de anunciar aquel acuerdo del siglo en el que aún se contemplaba la posibilidad de crear una entidad independiente en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este- para cerrar la “histórica” velada a orillas del mar Rojo.