Opinión

El ataque de Moscú debería alarmarnos

En contra de lo que se pensaba, el ISIS vuelve a ser capaz de llevar a cabo acciones sofisticadas

People mourn and bring flowers at the Crocus City Hall concert venue following a terrorist attack in Krasnogorsk, outside Moscow, Russia, 23 March 2024.
People mourn and bring flowers at the Crocus City Hall concert venue following a terrorist attack in Krasnogorsk, outside Moscow, Russia, 23 March 2024. MAXIM SHIPENKOVAgencia EFE

El atentado de Moscú, una masacre condenada por la comunidad internacional, demuestra que ISIS vuelve a ser capaz de proyectarse hacia el exterior mediante operaciones sofisticadas. Sin embargo, desde 2016 se pensaba que la organización terrorista ya no tenía esa capacidad.

Contrariamente a esta creencia generalizada, dos informes recientes publicados a principios de 2024 por centros de inteligencia profesionales, en Estados Unidos y España, habían advertido claramente sobre posibles operaciones terroristas por parte del Estado Islámico.

El primer informe se titula «Evaluación anual de amenazas de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos», publicado el 5 de febrero por el director de Inteligencia Nacional. En él, los servicios de inteligencia estadounidenses aseguran que ISIS seguirá siendo una organización global centralizada a pesar de que se ha visto obligada a depender de sucursales regionales en respuesta a sucesivas pérdidas de liderazgo en los últimos años.

No obstante, mantienen que sus capacidades externas varían según las ramas globales de ISIS, y el grupo seguirá centrado en intentar llevar a cabo e inspirar ataques globales contra Occidente y contra sus intereses.

El informe del DNI designa a ISIS-Khorasan, una organización terrorista que intentará llevar a cabo primero ataques en Afganistán para socavar la legitimidad del régimen talibán aumentando los ataques contra intereses extranjeros en Afganistán. De este modo, sostienen, ISIS-K atacará los intereses estadounidenses y occidentales en el exterior.

El segundo informe publicado por el Departamento de Seguridad Nacional español ha llegado a las mismas conclusiones.

Para la inteligencia española, en el actual panorama geopolítico la invasión rusa de Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza representan las dos amenazas más importantes al orden mundial. La guerra en Ucrania sigue siendo, para el contraespionaje español, la principal fuente de inestabilidad y desafíos de seguridad para la OTAN y la Unión Europea.

Su escala no se limita al conflicto ruso-ucraniano, sino que representa un ataque a la estabilidad occidental, poniendo en jaque seguridad y defensa. Asimismo, el informe destaca la situación cada vez más radicalizada y polarizada a nivel social y económico a nivel global, lo que conducirá, según especialistas del servicio de inteligencia español, a un aumento de la actividad extremista violenta.

El terrorismo de ideología yihadista sigue siendo el más relevante y el que más capacidades consumió en 2023, y lo seguirá siendo, advierte el servicio de inteligencia español.

Las repetidas decapitaciones de líderes de Dáesh y Al Qaeda no han conseguido acabar con estos grupos, que actúan de forma más descentralizada que en años anteriores. Dáesh ha reducido su huella en Irak y Siria, pero sus filiales en el Sahel y en el continente asiático siguen siendo relevantes. La actividad de franquicias regionales vinculadas a Al-Qaeda, como Al Shabab o JNIM; o al Dáesh, como ISSP o ISS-K, siguen siendo relevantes para mantener la financiación de su aparato logístico, alimentar la propaganda y rentabilizar sus acciones.

Los desafíos transnacionales serán más intensos e impredecibles, y múltiples conflictos regionales con implicaciones de largo alcance presentarán desafíos para Occidente a medida que una China ambiciosa pero ansiosa, una Rusia en conflicto y algunas potencias regionales, como Irán, intentan desafiar a largo plazo las normas permanentes del sistema internacional.

El mundo enfrenta una serie de problemas comunes y universales que requieren soluciones globales y una cooperación cada vez más internacional. Debemos prohibir cualquier intento de minimizar el peligro terrorista para utilizarlo en el contexto de enfrentamientos geopolíticos. Por ello, debemos hacer de la guerra antiterrorista un objetivo global común y forjar una nueva cooperación con todas las naciones de las costas e islas de la masa continental euroasiática, junto con África y el Caribe.

Eso significa compartir inteligencia y tecnología, y al mismo tiempo desarrollar capacidades antiterroristas en naciones más pequeñas y débiles. Los asesinatos en masa en Moscú deberían ser un despertar alarmante para el mundo.

Ahmed Charai es editor de revistas en Marruecos, miembro del consejo de administración del Atlantic Council of United States y CSIS en Washington.