Crisis en Francia
Attal intenta calmar la crisis agrícola con una batería de ayudas
El primer ministro ratifica la negativa de Francia a la firma del Mercosur y se compromete a suprimir el aumento de la fiscalidad de los carburantes para vehículos agrarios
La crisis agrícola es el primer gran incendio del Gobierno de Gabriel Attal en Francia. La presión durante las últimas horas ha aumentado con una multiplicación de bloqueos y movilizaciones por las carreteras francesas por parte de los agricultores. Cinco grandes barreras de tractores han cortado desde primera hora de la tarde del viernes los accesos de varias autovías a París y la amenaza de que los tractores entren a manifestarse por el centro de la capital francesa se mantiene. Hasta 60 puntos de bloqueo había contabilizado la televisión BFM en la tarde del viernes.
Los anuncios hechos por el primer ministro, Gabriel Attal, desde Toulouse, origen de las protestas a inicios de semana, parecían haber calmado algo la situación. «No os voy a abandonar», afirmaba Attal delante de un nutrido grupo de agricultores antes de repasar una batería de medidas que van desde ayudas directas de forma urgente, una simplificación considerable de las trabas con la administración y sobre todo, la vigilancia por el respeto de la ley Egalim que prohíbe a las grandes superficies vender por debajo de precio de coste desequilibrando la cadena alimentaria y perjudicando a los productores en muchos casos.
Además, el primer ministro ha ratificado la negativa de Francia a que Europa firme el acuerdo de Mercosur con países de Latinoamérica, algo percibido por el campo francés como una gran desventaja de mercado al tener que competir con productos no sometidos a las rigurosas reglas marcadas por Bruselas.
El Ejecutivo galo accede también a suprimir el aumento de la fiscalidad de los carburantes para vehículos agrarios, una de las exigencias estrella de esta crisis. Tras los anuncios, algunos líderes del movimiento manifestaban en los medios franceses una tendencia común: no les parece suficiente pero el Gobierno va en la buena dirección con lo anunciado. Habrá que comprobar en las próximas horas si esto se demuestra suficiente para apagar las movilizaciones.
Por lo pronto, Jérôme Bayle, uno de los líderes del movimiento agrícola que ha negociado codo a codo con Attal señalaba tras los anuncios cierta sensación de optimismo ante las cámaras. «Teníamos tres puntos básicos, hemos tenido tres medidas respecto a ellos. Hemos ganado», ha afirmado Bayle tras ir junto a Attal a visitar en persona uno de los puntos de bloqueo en la autorruta A64 cerca de Toulouse.
Macron ha pedido a Attal que calme la crisis agrícola y si fuese necesario, que pusiera sobre la mesa medidas contundentes. La lectura política que encierra esta crisis inquieta profundamente en el Elíseo. A cinco meses de las elecciones europeas y con la lista de Le Pen sacando una media de diez puntos a la macronista, la crisis del campo podría significar aún un mayor impulso para la ultraderecha que lleva años haciendo guiños a este sector y solidarizándose con los agravios que las medidas medioambientales crean para el campo.
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