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Avión de combate

Los aviones de combate F-22 y F-35 están perdidos: China dice que ya no son rivales para ella

Un documental de la televisión estatal china revela un tenso pulso aéreo sobre el Mar de China Oriental en el que un caza J-16 habría forzado la retirada de dos aviones furtivos tras una peligrosa aproximación

Los aviones de combate F-22 y F-35 están perdidos: China dice que ya no son rivales para ella USAF

China ha decidido sacar músculo a través de su televisión estatal, la CCTV. Lo ha hecho difundiendo las imágenes de un tenso encuentro aéreo que tuvo lugar a finales del año pasado sobre las estratégicas aguas del Mar de China Oriental, un escenario de crecientes fricciones geopolíticas. El vídeo, extraído de un documental, muestra una interceptación en toda regla: un caza J-16 de su fuerza aérea enfrentándose a dos aviones de combate extranjeros en lo que supone una calculada demostración de fuerza. La nacionalidad de estos últimos aparatos no ha sido revelada oficialmente, añadiendo una capa de misterio al incidente.

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De hecho, la narrativa oficial china, transmitida en el documental, se centra en glorificar la actuación del piloto, un hombre identificado como Li Chao. Según esta versión, el militar logró la proeza técnica de «fijar» en su radar a los aviones rivales, una maniobra que presuntamente les forzó a abandonar la zona. La pieza audiovisual no escatima en detalles para subrayar la tensión del momento, destacando el instante en que el J-16 se aproxima a uno de los cazas hasta quedar a una distancia de apenas diez o quince metros, un acercamiento de enorme riesgo a velocidades supersónicas que evidencia la pericia del piloto chino.

Sin embargo, aunque Pekín no identifica formalmente a sus adversarios, el propio reportaje desliza la posibilidad de que se tratara de cazas furtivos de fabricación estadounidense, como los F-22 o los F-35. Estas afirmaciones, que buscan ensalzar la tecnología militar del gigante asiático, no han sido corroboradas por fuentes independientes y, tal y como han publicado en Interesting Engineering, han sido recibidas con notable cautela por numerosos analistas militares internacionales. Esta hipótesis cobra especial relevancia si se considera que el caza de combate F-22 Raptor recibe importantes actualizaciones con la aviación china como uno de sus principales objetivos.

La verdadera fuerza china: una red de defensa integral

En realidad, el éxito de la operación no recayó únicamente en la habilidad de un solo hombre o en las capacidades de su aeronave. El propio documental admite que la intercepción fue posible gracias a que el J-16 contó en todo momento con el apoyo constante de la red de defensa aérea del país, un factor que resultó determinante para localizar y seguir la pista de los sigilosos aparatos extranjeros. Este sistema integrado, que incluye el apoyo de potentes radares anti-sigilo en tierra y aviones de alerta temprana, es el verdadero protagonista de la historia. Este enfoque en la detección es una prioridad para Pekín, que recientemente ha desarrollado un nuevo radar militar con capacidades mejoradas para contrarrestar precisamente a las aeronaves furtivas.

Por su parte, el caza J-16 involucrado es considerado la espina dorsal de su aviación. Se trata de un versátil bimotor de fabricación nacional, aunque su diseño parte de modelos rusos. Concebido tanto para misiones de superioridad aérea como para ataques a superficie, su papel en este tipo de incidentes pone de manifiesto la creciente actividad y capacidad de las fuerzas armadas chinas en una de las regiones más calientes del planeta.