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Bannon lanza en Roma su internacional populista

El ex estratega de Trump busca unificar a la ultraderecha europea de cara a los comicios de mayo de 2019. «Italia es ahora el centro del universo político», manifestó entre aplausos el Darth Vader de la política

Europa contra Europa. El ex estratega de Donald Trump, Steve Bannon, durante su interlocución en el congreso anual del partido postfascista Hermanos de Italia, ayer en Roma / Reuters
Europa contra Europa. El ex estratega de Donald Trump, Steve Bannon, durante su interlocución en el congreso anual del partido postfascista Hermanos de Italia, ayer en Roma / Reuterslarazon

El ex estratega de Trump busca unificar a la ultraderecha europea de cara a los comicios de mayo de 2019. «Italia es ahora el centro del universo político», manifestó entre aplausos el Darth Vader de la política.

El lugar elegido goza de una de las vistas más bellas de toda Roma. Si hay suerte, como la había, al caer la tarde, salen unas fotos fantásticas. Desde la Isola Tiberina, un pedazo de tierra en medio del Tíber, se obtiene una panorámica de la ciudad, sus puentes, el río y la cúpula de San Pedro al fondo. Y aquí, en este espacio, Steve Bannon decidió proclamarse líder espiritual de un movimiento. El de los populistas, que ganan terreno en Europa. Había mucha expectación por verlo de cerca. Más de los medios que de los italianos. Y realmente en lo dicho había poco de novedad. «Las finanzas están sólo dirigidas a proteger a los poderosos, pero si lo decimos así se nos acusa de xenófobos y racistas. Lo que pasa es que ellos no miran a la realidad», comenzaba su discurso.

No es la primera vez que desembarca en Roma, de hecho, cada vez es más frecuente encontrarlo por sus rincones más selectos. Pero sí es novedad un acto público anunciado con tanta pompa. El evento, la convención anual del partido de herencia fascista Hermanos de Italia, ha sido el escenario habitual para que la derecha arrancara el curso político. En esta ocasión, con un invitado de honor.

En los anteriores viajes del ex asesor de Donald Trump por Italia había mantenido reuniones privadas, con su alumno aventajado Matteo Salvini como primer anfitrión. Incluso después de las últimas elecciones se dejó ver en una conferencia celebrada casi en petit comité. Pero lo de ayer era la confirmación de que los apóstoles del populismo, que él defiende orgulloso, ya no están para esconderse. «Italia es ahora el centro del universo político», dijo. Y los invitados estallaron en aplausos.

Una semana antes la agencia Reuters publicó que Bannon coordinará un curso en el Instituto católico «Dignitatis Humanae», un «think tank» ultraconservador con sede en Roma, cuyo presidente es el cardenal estadounidense Raymond Burke, enemigo número uno en la Iglesia del Papa Francisco. La conexión entre la ultraderecha religiosa y política de EE UU no sólo daba muestras de funcionar a pleno rendimiento, sino que habría sucursal en Italia. En los últimos meses se habla de que los populistas buscan un soporte ideológico más fuerte para sustentar su movimiento, basado en el cierre de fronteras, pero con escaso poso intelectual.

En el terreno estrictamente político, Bannon ya ha dado de alta en Bruselas su multinacional llamada «The Movement», una agrupación que surge como respuesta a la Open Society del filántropo George Soros, al que la extrema derecha acusa de provocar el gran flujo migratorio de los últimos años. Desde hace días Salvini ya tiene su carné de «The Movement», mientras que la última en solicitar inscripción ha sido Georgia Meloni, líder de Hermanos de Italia y anfitriona de la fiesta de ayer.

El partido postfascista apenas obtuvo un 4% en los últimos comicios, pero con un pequeño empujón a la Liga de Salvini no le habría hecho falta pactar con el Movimiento 5 Estrellas para llegar al Gobierno, sino que habría formado una gran coalición de derechas. De ahí que Meloni no sirva únicamente para poner la mesa a sus invitados, sino que su participación es clave en la próxima batalla electoral en el que esta nueva y extrema derecha aspirará a la hegemonía en Italia.

De momento, Salvini ha recuperado su pacto preelectoral con el resto de partidos conservadores de cara a las próximas elecciones municipales, en las que presentarán candidatos consensuados. El gran ausente de la cita de ayer fue Silvio Berlusconi –un fijo otros años–, con quien el líder de la Liga se ha reunido dos veces en la última semana. Su mano derecha, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, ya ha manifestado que esto nuevo que trae Bannon no va con ellos, pero al ex primer ministro le interesa seguir en la ecuación si quiere saborear la última cuota de poder.

Con los sondeos de cara y unos aliados útiles de su lado, Salvini resucita a la derecha con el objetivo de encabezar en un futuro no muy lejano el Gobierno. Porque si Bannon es el ayatolá del movimiento, Salvini es su primer ministro. Ayer, por supuesto, volvió a disfrutar de un baño de multitudes. Las bases de Hermanos de Italia, un partido amigo, pero al fin y al cabo rival, aplaudieron sus intervenciones matutinas, sobre todo cuando hablaba de inmigración, de «familia tradicional» y cuando le prometía al público que se habían convertido en «los verdaderos defensores de los valores europeos». El lema del mitin era «Europa contra Europa» y entre las actividades paralelas se podía disfrutar de una exposición en la que se demostraba que «el verdadero rostro de la inmigración es el de los barcos que descargan esclavos desde el Continente Negro».

Marina, una joven vestida con una camiseta en la que se leía «bloqueo naval», sostenía que ella sería más dura en materia migratoria, pero que Salvini era un buen líder para llevar sus propuestas adelante. Y todo esto, mientras el líder de la Liga prometía lealtad eterna al pacto de cinco años firmado con el M5E. Eso es lo que dice por ahora, pero su vista está puesta en las próximas elecciones europeas, en las que espera una alianza con los «populares populistas». Es decir, «con los populares como Orban, no como Juncker», porque además reconoció que sus relaciones con Luxemburgo «no pasan por su mejor momento».