
Francia
Bayrou acepta renegociar la reforma de las pensiones de Macron para sobrevivir en el Gobierno
En su discurso ante la Asamblea Nacional, el primer ministro francés lanza guiños a la izquierda sin atacar a la ultraderecha

El precio para la estabilidad política en Francia va a ser elevado para Macron. Su primer ministro, el centrista François Bayrou, sabe que su supervivencia pasa por hacer grandes concesiones que alejen a su gobierno de la moción de censura, para no correr la misma suerte que su antecesor en el cargo, el conservador Michel Barnier que apenas duró tres meses en el palacio de Matignon. Y para ello ha hecho falta romper un gran tabú. Bayrou se ha abierto a renegociar lo que hasta hace unas semanas era algo intocable: la reforma de las pensiones de Macron, aprobada por decreto, que retrasó la edad de jubilación de los 62 a los 64 años contra buena parte de la opinión pública francesa que se echó a las calles como respuesta durante en 2023. Hasta ahora esa reforma que tanta sangre, sudor y erosión política causó al presidente francés y al por entonces gobierno de Elisabeth Borne era una de esas líneas rojas en las negociaciones con otras formaciones en búsqueda de la estabilidad para el gobierno. Ahora, dadas las circunstancias, ya no lo es.
"He decidido volver a poner este tema sobre la mesa, con los interlocutores sociales, durante un breve periodo de tiempo" ha anunciado Bayou este martes en la Asamblea Nacional durante su discurso general de lìneas polìticas con el que ha intentado convencer, sobre todo, a los socialistas para que no voten una eventual moción de censura. El objetivo es desactivar la eficacia de la suma entre la ultraderecha de Le Pen y el Nuevo Frente Popular y la manera es dinamitar la coalición de izquierdas para que su ala más centrista, la de socialistas y ecologistas, no vote en su contra junto a la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon. Lo que plantea Bayrou a los socialistas es un pacto en el que el gobierno se blinde con cierta estabilidad y el PS pueda vender la eficacia de renegociar la impopular reforma que tanto descontento causó en Francia obteniendo un premio de caza perseguido en su conjunto por toda la izquierda francesa y los sindicatos. "Podemos buscar una nueva vía de reforma, sin tótems ni tabúes, ni siquiera la edad de jubilación -los famosos 64 años- a condición de no socavar el "equilibrio financiero", ha anunciado ante los diputados el nuevo primer ministro francés que se ha dado como tiempo tres meses para la renegociación. Pero si no se logra "un acuerdo que sea equilibrado y más justo", "la reforma actual seguirá aplicándose", ha precisado.
Bayrou va a pedir ahora al Tribunal de Cuentas un informe sobre la situación que alimente las discusiones previstas a partir de este viernes con los interlocutores sociales para buscar una nueva reforma. La cuestión financiera es crucial en estas negociaciones para la estabilidad política del país. Francia, la segunda economía de la Unión Europea, cuenta con elevados niveles de déficit y deuda pública, por encima de los límites fijados en la zona euro, y busca evitar agravarlos. A inicios de diciembre, las oposiciones de izquierda y de extrema derecha tumbaron al gobierno de su breve predecesor, Michel Barnier, cuando intentaba aprobar los presupuestos para 2025. De momento parece que los socialistas están próximos a recoger el guante. "Estamos quizás a pocas horas de un posible acuerdo", había anunciado ya en la víspera el líder socialista, Olivier Faure, a la cadena BFMTV, subrayando que están consiguiendo además "un número de concesiones notables" que rompen con el censurado proyecto de presupuestos de Barnier. Los socialistas habían enviado previamente una carta de cinco páginas con 40 propuestas para garantizar su apoyo. En la lista de prioridades figura la suspensión o derogación de la reforma de las pensiones, gestos de justicia fiscal y un aumento del salario mínimo, además de inversiones en la transición ecológica. Unas peticiones que, sin embargo, casan mal con el recorte que necesita hacer el Gobierno para frenar el déficit y reducir la colosal deuda. En cualquier caso, y al cierre de esta edición, no había una línea clara dentro del PS que decidirá en voto interno si la vía abierta por el gobierno, de renegociación que no suspensión de la polémica reforma, es suficiente para no votar la censura.
La Francia Insumisa de Mélenchon ya ha anunciado la presentación de una moción de censura que podría ser examinada el jueves pero que, en principio, no entraña un riesgo para el gobierno ya que no contaría con el apoyo del Reagrupamiento Nacional de Le Pen según varias fuentes del partido y probablemente, ni siquiera contará con la unanimidad del Nuevo Frente Popular.
Macron sumió a Francia en una profunda crisis política a mediados de 2024 con la inesperada convocatoria de legislativas anticipadas que dejaron una Asamblea dividida en tres bloques y sin mayorías claras: izquierda, centro derecha y extrema derecha. Nombrado dos meses después, el conservador Barnier optó por negociar con la ultraderecha de Marine Le Pen su proyecto de presupuestos, pero finalmente esta decidió dejarlo caer y votar a favor de una moción de censura presentada por la coalición de socialistas, comunistas, ecologistas e izquierda radical. Ahora, las negociaciones de Bayrou con la parte más moderada de ese bloque de izquierdas han permitido desactivar, en principio, una moción en su contra.
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