Francia

Bayrou corteja a los socialistas para evitar que caiga el Gobierno francés

La arriesgada jugada del primer ministro dinamita el arranque del curso político en Francia

PARIS (France), 25/08/2025.- French Prime Minister Francois Bayrou speaks at a press conference to present the budget guidelines in Paris, France, 25 August 2025. (Francia) EFE/EPA/CHRISTOPHE PETIT TESSON
El primer ministro francés, Francois Bayrou CHRISTOPHE PETIT TESSONAgencia EFE

El inicio del curso político en Francia llega cargado de dinamita, tanta que el Gobierno podría saltar por los aires nada más empezar. Y así va a ser si el resto de formaciones políticas de la oposición cumplen lo que están diciendo en las últimas horas: votarán en contra de la moción de confianza del próximo 8 de septiembre que, por sorpresa, anunciaba François Bayrou el pasado lunes para contrarrestar el movimiento de bloquear Francia para el día 10 que había comenzado a circular en redes sociales y al que ya se había sumado parte de la izquierda en contra de la cura draconiana de recortes que el primer ministro presentó antes de verano para amortiguar el problema que Francia tiene con la deuda en los presupuestos de 2026. Una jugada arriesgada a ojos de todos los analistas con la que Bayrou pretende que todos los grupos parlamentarios se definan en una sesión extraordinaria sobre las cuentas públicas. Bayrou pretende de esta forma «clarificar» posturas para que los franceses tomen nota en caso de tener que volver a las urnas. «Estamos en un momento preocupante y decisivo» en el que «hace falta una clarificación: ¿Hay o no una urgencia nacional para reequilibrar las cuentas públicas y escapar a la maldición del endeudamiento? Esta es la cuestión central», sentenció Bayrou el lunes, con este movimiento que antepone el voto de confianza al debate presupuestario. «La discusión sobre las medidas es otra cosa, otra etapa diferente», ha insistido. El día 8 no se debatirán las medidas presupuestarias en sí mismas, sino la urgencia de la deuda como motor troncal y el destino del Gobierno asociado a ella.

Tanto la oposición de izquierdas como la de ultraderecha han ido anunciando, a través de diferentes voces en las últimas horas, que harán caer al Gobierno el día 8 con su voto. Bayrou confía en negociar durante los próximos días para evitar lo que hoy por hoy sería una muerte anunciada. Así lo han confirmado La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon, ecologistas y comunistas. Era de esperar. La clave vuelve a estar en el tejado de los socialistas, que han salvado durante el último año en varias ocasiones al actual primer ministro. El líder del PS, Olivier Faure, ha declarado a la cadena TF1 que su partido tampoco va a votar a favor de la moción sobre la continuidad de Bayrou. En el otro extremo del arco parlamentario, la ultraderecha de Le Pen, ha reiterado también que «nunca apoyará a un Gobierno que toma medidas que hacen sufrir a los franceses», en palabras de Jordan Bardella, presidente de Reagrupación Nacional. «Solo la disolución de la Asamblea permitirá a los franceses decidir», sentencia Le Pen. De las concesiones hacia socialistas y Le Pen dependerá todo con una Asamblea fragmentada en tres bloques. La votación del día 8 requeriría 287 apoyos para la continuidad de Bayrou, dado que hay tres escaños vacantes. Los partidos de la mayoría gubernamental, incluyendo a la formación conservadora de Los Republicanos, suman 210. Necesitarían tener a su favor a los 66 diputados del Partido Socialista y los de otros partidos como Liot, formado por independientes o bien los de Le Pen.

El primer ministro se ha puesto en campaña ya este martes con un discurso frente a miembros de la CFDT, el mayor sindicato del país, prometiendo que exigirá a los más ricos un «esfuerzo adicional» y que todas las medidas de su plan están «abiertas a la negociación» en una etapa posterior.

El plan Bayrou, presentado a mediados de julio, sugiere un año en blanco en el que se congelará el gasto, con recortes de 44.000 millones de euros y de 3.000 puestos de trabajo de funcionarios públicos. La medida más impopular es la de suprimir dos días festivos del calendario: el Lunes de Pascua y el 8 de mayo, cuando se conmemora el fin de la II Guerra Mundial. El objetivo de los recortes es reconducir la deuda que alcanza ya los 3,3 billones de euros, y el déficit de 5,4% del PIB. Una cifra lejos del 3% que marca Bruselas.

La oposición había amenazado con censurar al Gobierno antes de que empezase el debate de los Presupuestos, a mediados de octubre. Por ello, Bayrou, que se reunió con Emmanuel Macron la semana pasada en su residencia de vacaciones, ha optado por la arriesgada estrategia política de salir al paso y adelantarse. Si el Gobierno cae, cosa probable, la pelota volverá al presidente, que, ahora sí, tendría la posibilidad de convocar nuevas elecciones legislativas al haber pasado más de un año desde las anteriores.