Elecciones en Italia

Bersani-Berlusconi: empieza el cortejo

El líder del centro izquierda admite que la situación es «dramática» Pide al resto de partidos que asuman su responsabilidad para evitar una salida a la griega

Bersani, ayer, durante su primera comparecencia tras la pírrica victoria
Bersani, ayer, durante su primera comparecencia tras la pírrica victorialarazon

La izquierda, la derecha y la incógnita, es decir, Pier Luigi Bersani, Silvio Berlusconi y Beppe Grillo, empezaron ayer un rito de cortejo que, si sale bien, podría llevarles a un matrimonio de conveniencia que permitiría el nacimiento de un Gobierno de unidad con, al menos, dos de estos protagonistas.

La izquierda, la derecha y la incógnita, es decir, Pier Luigi Bersani, Silvio Berlusconi y Beppe Grillo, empezaron ayer un rito de cortejo que, si sale bien, podría llevarles a un matrimonio de conveniencia que permitiría el nacimiento de un Gobierno de unidad con, al menos, dos de estos protagonistas. Después de que las elecciones celebradas el domingo y el lunes en Italia dejaran la Cámara de los Diputados en manos de Bersani y el Senado sin mayoría de ningún partido, es ésta una de las pocas posibilidades que tiene el presidente de la República, Giorgio Napolitano, para formar un nuevo Ejecutivo.

La otra opción, ahora rechazada por casi todos, es copiar el patrón griego y repetir los comicios dentro de unos meses. Los dos escenarios son antitéticos de la estabilidad. Si finalmente Napolitano es capaz de poner de acuerdo a Bersani y Berlusconi, e incluso Mario Monti, primer ministro saliente y líder de la coalición centrista, también se suma al pacto, no puede esperarse una larga supervivencia del nuevo Gobierno. Los analistas políticos consideran que este Ejecutivo tendría poco recorrido y las enormes diferencias internas acabarían derribándolo. Es una incógnita qué podría pasar con un Gobierno entre Bersani y Grillo. La alternativa de volver a celebrar las elecciones tampoco es halagüeña: con el impulso logrado por el Movimiento 5 Estrellas (M5E), la marca electoral del cómico genovés, la cita con las urnas se convertiría en una suerte de plebiscito en el que los electores elegirían entre los políticos tradicionales y la revolución populista que encarna Grillo.

El primero en sugerir ayer que la derecha y la izquierda están condenadas a entenderse fue Berlusconi. Después de acostarse pronto en la noche electoral debido al cansancio de una campaña que le ha permitido resucitar una vez más, «Il Cavaliere» descolgó por la mañana el teléfono para llamar al programa de una de las televisiones de su propiedad. «Todos deben estar dispuestos a hacer algún sacrificio. No creo que Italia no pueda ser gobernada», comentó, mostrándose contrario a la posibilidad de celebrar de nuevo elecciones.

A diferencia de lo apuntado por su delfín, Angelino Alfano, Berlusconi reconoció la victoria de Bersani en la Cámara de Diputados. En el Senado, al contrario de lo que parecía a última hora de la jornada electoral, la victoria al final fue también para la coalición izquierdista liderada por el Partido Democrático (PD), aunque no logra un margen suficiente para alcanzar la mayoría aun aliándose con los senadores de Mario Monti. En su llamada, «Il Cavaliere» volvió a quitar importancia a la negativa reacción de los mercados ante los resultados de las elecciones (el índice selectivo de la Bolsa de Milán perdió un 4,89%) y dijo que no tenía ningún sentido preocuparse por la prima de riesgo.

Bersani, quien había celebrado primero su pírrica victoria con un humilde tuit, compareció ayer ante la Prensa para hacer su lectura del cuadro político y lanzar algunos guiños a sus posibles aliados. Primero arremetió contra la ley electoral, responsable de que no haya alcanzado la mayoría plena en el Parlamento debido a que los escaños de premio se entregan de forma distinta en la Cámara de los Diputados y en el Senado. En la Cámara Alta los premios a la mayoría se otorgan región por región y no al partido más votado, como ocurre en el Congreso. El partido de Berslusconi se hizo con las más pobladas: Lombardía, Campania y Sicilia, lo que le permitió situarse a sólo dos escaños del centro izquierda. «En Estados Unidos, Inglaterra o Francia, un voto como éste habría garantizado un mecanismo de gobernabilidad. En Italia no es así», lamentó. Bersani subrayó que ahora le toca gobernar a él, aunque reconoció que necesitará el apoyo de Berlusconi o de Grillo. El líder del PD descartó una eventual dimisión, pero sí reconoció su desilusión por los resultados. De la posible alianza con el primero, comentó que el país no podía permitirse un «ballet de diplomacia política», mientras que al segundo le lanzó un guante: «El M5E hasta ahora ha dicho que había que mandar a todos a casa. Ahora que también están ellos, o se van a casa o dicen qué quieren hacer por su país». Bersani se mostró incluso dispuesto a ofrecer la presidencia de la Cámara de los Diputados a un parlamentario «grillino». El máximo líder del centro izquierda insistió en que el país atraviesa una situación «dramática». «El centro izquierda ha ganado en la Cámara de Diputados y, por número de votos, en el Senado, pero es evidente para todos que la situación es delicadísima», subrayó. Con todo, Bersani aseguró que propondrá al nuevo Parlamento un plan de Gobierno con una serie de reformas para evitar el estancamiento del país.

Por su parte, el dirigente del M5E, que se reunirá con Napolitano durante la ronda de consultas que comenzará en los próximos días, repitió una vez más que su formación «no se alía con nadie», aunque valorará las propuestas que haga el nuevo Gobierno «reforma a reforma y ley a ley». Si algunas coinciden con su programa, podría apoyarlas en el Parlamento.