Relaciones bilaterales
Biden enfría la relación especial con Reino Unido
Un Sunak necesitado de ganar popularidad en casa es recibido en la Casa Blanca por un presidente de EE UU con otras prioridades
Desde que Rishi Sunak se convirtiera en primer ministro británico el pasado mes de octubre se ha viso con Joe Biden en cuatro ocasiones en cumbres internacionales, pero este jueves fue la primera vez que ambos se daban cita en la Casa Blanca. Y ese siempre es un momento especial para cualquier inquilino de Downing Street.
Al fin y al cabo, desde Londres siempre se insiste en la “relación especial” entre ambos países. Pero al otro lado del Atlántico, las cosas se ven de otra manera. Para la prensa estadounidense, en gran medida, la de hoy se trataba tan sólo de otra visita más, otro líder posando sonriente ante las cámaras mientras estrechaba la mano del presidente de la primera potencia mundial. Ambos políticos se enfrentan el próximo año al examen con las urnas. Pero era Sunak -muy detrás en las encuentras respecto a los laboristas- quien necesitaba ayer la foto con Biden. Y no a la inversa.
Históricamente, la colaboración entre ambos países en defensa e inteligencia siempre ha sido extraordinariamente estrecha. Y ante los grandes desafíos actuales, Rusia y China, ambos navegan en el mismo barco. Ante la invasión de Vladimir Putin, Reino Unido ha brindado a Ucrania mayor apoyo militar que cualquier estado europeo. También ha sido pionero en algunas de las solicitudes de Kyiv más controvertidas, en particular, el envío de tanques.
Pero más allá de la geopolítica y de las inevitables palmadas en la espalda, lo cierto es que la relación angloamericana no está ahora en su momento más dulce. La gran misión de Sunak en su viaje a Washington era persuadir a Biden de que Londres tiene un papel de liderazgo que desempeñar en el desarrollo y la regulación de la inteligencia artificial, en medio de advertencias de los expertos de que podría superar a la inteligencia humana en tan solo dos años. Pero todo apunta a que el norteamericano prefiere trabajar más estrechamente en esta cuestión con la UE.
Como la gran parte de los demócratas, Biden cree que el Brexit ha dañado tanto Reino Unido como a la UE y también ha complicado el libro de jugadas diplomáticas de los estadounidenses. La dura realidad para Downing Street es que es mucho menos útil para Washington como canal a través del cual rastrear e intentar influir en la formulación de políticas del Viejo Continente.
Uno de las grandes sueños de los británicos euroescépticos siempre fue el de poder cerrar un acuerdo comercial con Estados Unidos una vez salieran de la UE. Pero el pacto brilla por su ausencia.
Ni siquiera el nuevo marco de Windsor – el nuevo acuerdo entre Londres y Bruselas para solucionar los problemas logísticos y políticos creados por los nuevos controles aduaneros que hay que aplicar en Irlanda del Norte tras Brexit- parece haber sido apreciado al otro lado del Atlántico. Más bien al contrario. En su histórica visita a la región en abril del año pasado con motivo del 25 aniversario del Acuerdo de Paz entre católicos y protestantes, Biden, con raíces irlandesas, dijo en Dublín que había ido para asegurarse de que los británicos "no la liaran" con el procedimiento. En definitiva, cuando los británicos están envueltos en sus problemas domésticos, la respuesta estadounidense suele ser cortés pero esencialmente desinteresada. Por lo tanto, por mucho que el pragmático de Sunak se empeñe, Biden tiene otras prioridades.
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