Golpe de Estado en Níger

Bola Tinubu no consigue los apoyos suficientes para intervenir militarmente en Níger

El presidente de Nigeria busca convencer al Senado y a los gobernadores del norte del país para que aprueben una intervención contra la junta militar de Níger

Un simpatizante de las fuerzas armadas con su cuerpo pintado con las banderas de Níger y Rusia durante un mitin en Niamey, Níger, el 06 de agosto de 2023,
Un simpatizante de las fuerzas armadas con su cuerpo pintado con las banderas de Níger, Mali y Rusia durante un mitin en Niamey.ISSIFOU DJIBOAgencia EFE

Aunque el discurso para la guerra casi se ha completado, todavía parece quedar por escribir un último párrafo que empuje al enfrentamiento en África Occidental. O puede que un capítulo entero. Tras expirar este domingo el plazo concedido por la CEDEAO para que los golpistas devuelvan el poder a la vía democrática, las distintas posturas en la CEDEAO y la oposición política a la que se enfrenta el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, dan a entender que una posible intervención no tendrá lugar en un futuro cercano. Pese a ello, Níger ya ha comenzado los preparativos para hacer frente a una posible intervención militar, entre que una delegación conjunta de Mali y Burkina Faso ha aterrizado este lunes en Niamey como muestra de solidaridad con sus camaradas golpistas.

Se rumorea que centenares de tropas nigerianas han sido desplegadas en la frontera de Benín y Nigeria con Níger. Se ha confirmado que los destacamentos fronterizos del lado nigerino han sido reforzados en las últimas 24 horas. La junta militar enclaustrada en Niamey cerró en la medianoche del lunes su espacio aéreo, obligando a decenas de vuelos que se dirigían desde Europa hacia los países del golfo de Guinea a desviar su ruta. Air France ha cancelado igualmente sus vuelos a Níger, Mali y Burkina Faso hasta el próximo 11 de agosto. El general Tchiani, líder de los golpistas nigerinos, pronunció además un discurso en la noche del domingo emitido por la televisión nacional y donde avisaba que dos naciones africanas (que más tarde se confirmó que se tratarían de Benín y Nigeria) casi han ultimado los preparativos para una “invasión”.

La asociación de antiguos combatientes de Níger, una organización muy respetada en el país, ha reiterado su apoyo a los golpistas a la vez que llamaba a los ciudadanos a "mantener la calma" ante los posibles acontecimientos que se avecinan. Que Francia haya decidido suspender su ayuda al desarrollo en Burkina Faso y Níger, al igual que una fracción de las tropas italianas destinadas en Níger han sido evacuadas a lo largo del fin de semana, según el ministerio de Exteriores italiano, “para facilitar la acogida de civiles” en su base, son síntomas de un enfrentamiento inminente… ¿o no?

Las dudas de Nigeria

Hace falta profundizar. Nigeria, que sería la nación encargada de liderar la ofensiva desde que su presidente es además el presidente rotativo de la CEDEAO, apenas cuenta todavía con los apoyos suficientes dentro de la organización. Costa de Marfil, Senegal y Benín son los únicos países que se han mostrado dispuesto a apoyar la intervención, donde solo Benín ha movilizado a una fracción de sus tropas. Benín, cuya posición en el ranking de Global Firepower ocupa el número 144 de 145 naciones puntuadas. En caso de ocurrir el temido conflicto, por tanto, y considerándose también las capacidades militares de Senegal y de Costa de Marfil, se adivina que el peso de la intervención recaería en su mayoría en los hombros del ejército de Nigeria y su vapuleada economía. Es por esto por lo que la decisión de un ataque a Níger, antes de depender en exclusiva de lo que dispongan los líderes de la CEDEAO, pasa también por la predisposición que muestren los líderes nigerianos.

Tinubu se enfrentó a esta realidad el sábado pasado, cuando el Senado de Nigeria votó en contra de una intervención, instando al presidente a agotar aún más la vía diplomática. Los gobernadores de los Estados del norte de Nigeria, que pertenecen al mismo partido que el presidente (APC) incluso protestaron públicamente en contra de una hipotética ofensiva porque consideran que “los ciudadanos del sur de Níger son tan nigerianos como nosotros”, argumentando así que las víctimas en el conflicto serían, no sólo nigerinos, sino también ciudadanos cuyos vínculos familiares y culturales con las poblaciones del norte de Nigeria los introducen en la categoría de hermanos. Tinubu “se reunió el domingo por la noche en Abuya con los gobernadores de los estados que comparten la frontera con la República de Níger”, según informó el gabinete de prensa del presidente, con el fin de tratar la crisis del momento.

A la oposición de los norteños se le suman las declaraciones hechas públicas este lunes por Simon Ekpa, líder en el exilio del Pueblo Indígena de Biafra. Ekpa confirmó en un vídeo, vestido con el uniforme militar, que “lucharemos hombro con hombro [con Níger] para enfrentarnos contra Nigeria por nuestra libertad”. El discurso dirigido en apoyo a los líderes de la coalición Mali-Burkina Faso-Níger hace eco en las mentes de los nigerianos, que todavía recuerdan demasiado bien la guerra de Biafra (1967-1970), añadiendo un nuevo obstáculo a las maniobras de Bola Tinubu.

Aunque la constitución nigeriana implica que “el Presidente no podrá declarar el estado de guerra entre la Federación y otro país sino con la sanción de una resolución de ambas Cámaras de la Asamblea Nacional, reunidas en sesión conjunta”, también especifica en el mismo apartado que “el Presidente, en consulta con el Consejo de Defensa Nacional, puede desplegar miembros de las fuerzas armadas de la Federación en un servicio de combate limitado fuera de Nigeria si está convencido de que el nacional la seguridad está bajo amenaza o peligro inminente”. Bola Tinubu podría servirse de este último punto, siempre que “dentro de los siete días posteriores al combate real, busque el consentimiento del Senado”.

La falta de apoyos a la que se enfrenta el presidente, sin embargo, hace inviable por el momento una intervención militar liderada por Nigeria, a no ser que Tinubu esté dispuesto a enfrentarse a nuevos problemas internos que se sumarían a los ya existentes bajo su gobierno. Una opción poco probable. Es de esperar que la intervención a gran escala no comenzará, al menos hasta que Tinubu obtenga los apoyos suficientes dentro de Nigeria. Otra alternativa a valorar, cada vez más factible, consistiría en que la coalición de naciones efectúe un ataque quirúrgico sobre Niamey para deponer a los golpistas en el menor tiempo posible y causando el menor número de bajas. Todo dependerá de la decisión que tomen de los líderes de la CEDEAO, que se reunirán además el próximo 10 de agosto en una cumbre extraordinaria para discutir los próximos pasos a seguir tras cumplirse el plazo de su sonado ultimátum.