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Bolsonaro respalda a Moro por su gestión del proceso contra Lula

El actual ministro argumenta que es normal que un juez hable con fiscales y policías de un caso.

Jair Bolsonaro con el ministro de Justicia, el juez Sergio Moro
Jair Bolsonaro con el ministro de Justicia, el juez Sergio Morolarazon

El actual ministro argumenta que es normal que un juez hable con fiscales y policías de un caso.

Sergio Moro está cada vez más acorralado mientras que su viejo enemigo Lula da Silva se frota las manos ante una nueva oportunidad de salir de la cárcel. El Ministerio Publico de Brasil inició ayer una investigación preliminar a los fiscales del «caso Lava Jato», tras las filtraciones de mensajes privados en la aplicación Telegram entre los fiscales y el entonces juez Moro, quien ahora es ministro de Justicia.

La orden dictada por el corregidor Orlando Rochadel Moreira indica que se investigará al jefe del «caso Lava Jato», Deltan Dallagnol, y los fiscales involucrados, quienes tendrán un plazo de diez días para entregar las informaciones requeridas por el Ministerio Público.

«La amplia repercusión nacional demanda la actuación de Consejo Nacional del Ministerio Público [órgano responsable de controlar la conducta de los fiscales]», dijo Rochadel al anunciar la investigación a los fiscales que llevaron el caso contra Lula. Asimismo, añadió que «sin adelantar ningún juicio de valor, se observa que el contexto indicado muestra un desvío de conducta de los miembros del Ministerio Público Federal que, en teoría, podría caracterizar una falta funcional». El presidente Jair Bolsonaro y el ministro Moro se reunieron ayer por la mañana para hablar del caso y, aunque no hizo declaraciones públicas, Bolsonaro respaldó a su ministro.

El medio digital «The Intercept» publicó mensajes de Telegram entre el entonces juez Moro y el fiscal del Ministerio Público Federal, Dallagnol, jefe de la investigación de Lava Jato. En las conversaciones Moro ofreció a Deltan durante más de dos años consejos estratégicos y pistas sobre las investigaciones para perjudicar a Lula en el caso de supuesta corrupción.

El ex mandatario fue acusado de recibir de la constructora OAS un apartamento triplex de Guarujá, en el municipio Atibaia, en Sao Paulo, como pago por facilitar supuestos contratos millonarios con Petrobras. La principal irregularidad del caso era la falta de pruebas sobre la titularidad de Lula sobre el inmueble y los supuestos contratos con Petrobras otorgados a OAS. De hecho, según los mensajes filtrados, el propio Dallagnol expresó dudas sobre estos dos puntos clave de la investigación.

En el momento del procesamiento, Lula era el candidato con mayor intención de voto para las presidenciales de 2018, pero fue sacado de la carrera electoral al ser acusado de corrupción. Esto dio paso a la victoria del derechista Bolsonaro, quien nombró a Moro ministro de Justicia. El propio Moro explicó ayer al periódico «Folha de Sao Paulo» que «un juez habla con los fiscales, abogados y los policías; eso es normal». Y añadió: «Hay mucho sensacionalismo encima de estos supuestos mensajes». Para el ministro de Justicia, «hubo una invasión criminal de los teléfonos móviles de los fiscales». Y agregó: «Para mí este es un hecho muy serio. Y, en cuanto al contenido, en lo que a mí respecta, no he visto mucho».

Mientras tanto, el máximo tribunal de Brasil decidió reanudar el debate sobre una petición de liberación de Luiz Inacio Lula da Silva, un día después de las revelaciones que pusieron en jaque la investigación anticorrupción.

La segunda corte del Supremo Tribunal Federal colocó en su agenda el «habeas corpus» después de que uno de sus cinco jueces (Gilmar Mendes) liberara la causa para que continúe su examen. Ese recurso de los abogados de Lula para liberar al ex presidente llegó a recibir dos votos en contra antes de la interrupción del proceso, a petición del juez Mendes.

Mendes decidirá debatir el próximo día 25 otro recurso de los abogados del ex presidente Lula en el que cuestionan la imparcialidad de Moro, quien condenó al ex mandatario en primera instancia en 2017 a nueve años de cárcel y en enero fue designado ministro de Justicia.

Lula ya ha sido informado sobre el nuevo giro que ha dado el caso y, según otro miembro de su equipo de abogados, «quedó sorprendido» por «la rapidez con que la verdad fue revelada» y por «el elevado grado de promiscuidad en los diálogos entre quien juzga y quien acusa».