Cumbre

Los BRICS inician su cumbre en Sudáfrica ante la notable ausencia de Vladimir Putin

Serguéi Lavrov será el encargado de sustituir al Presidente ruso, recluido en Moscú como consecuencia de la invasión ilegal a Ucrania

Vladimir Putin es a la cumbre de los BRICS que se celebra esta semana en Sudáfrica lo que un niño castigado sin poder salir al patio. Los líderes de los países integrados en el bloque (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se reunirán entre el martes y el jueves en Johannesburgo con la notable excepción del mandatario ruso, tras meses de expectativas sobre si atenderá o no. Su ausencia se debería a la orden de detención contra su persona expedida por la Corte Penal Internacional en el pasado mes de marzo, pese a que el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, ha demostrado en repetidas ocasiones su buena relación con Putin mientras su portavoz anunció meses antes que “se espera que todos los jefes de Estado acudan a la cumbre”.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, atenderá en su lugar, aunque se espera que Putin comparezca por videollamada en algunas de las reuniones que se llevarán a cabo. De nada han servido los esfuerzos de Ramaphosa para garantizar la seguridad de su homólogo ruso en caso de atender a la cumbre. Los BRICS inician así una cumbre histórica donde pretenden sacar músculo y desafiar la hegemonía de Occidente, en un contexto internacional polarizado con motivo de la guerra de Ucrania y una pugna creciente por la influencia en África.

Lula da Silva, presidente de Brasil y referente de la izquierda antiimperialista en Latinoamérica; Xi Jinping, presidente de la República Popular China y líder de un bloque cada vez más distanciado de Estados Unidos; Narendra Modi, Primer Ministro indio a la vez que responsable del frágil equilibrio de relaciones que ostenta actualmente su país entre Occidente y China; Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, cuyos últimos gestos en la política sudafricana implican una campaña de acoso y derribo contra sus pobladores blancos; y, por supuesto, el mencionado ministro de Exteriores ruso, el máximo compinche de Putin en cuestiones de política exterior. Ellos serán los encargados de sacar el máximo provecho de una cumbre cuyas consecuencias se prevén fundamentales para comprender las relaciones internacionales en los próximos meses, o años.

El presidente francés, Emmanuel Macron, incluso solicitó hace pocos meses participar en la cumbre que se está celebrando en Sudáfrica, recibiendo por parte de los BRICS una negativa categórica. Pocos dudan ya que los BRICS amenazan con posicionarse como un referente global (si no lo son ya) en lo que respecta a la construcción de un mundo que escapa a la influencia de las potencias históricas.

Hacia un nuevo orden económico y global

Uno de los grandes asuntos a considerar sería la probable ampliación del grupo en un futuro cercano. Cuarenta países han mostrado su interés por unirse al bloque, mientras 22 naciones, entre las que se encuentran Argentina, Irán, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, han formulado una solicitud de adhesión formal. A sabiendas de que los cinco países que lo integran ya sostienen un 31,7% del PIB mundial, habiendo superado al G-7 en este ámbito, y que conforman un 40% de la población mundial, se reconoce una creciente influencia de naciones como China o Rusia, que además han desarrollado una política de influencia cada vez más expansiva en el continente africano. Ya sea mediante la compra de materias primas, el partenariado para el desarrollo económico o las asociaciones en el ámbito militar, que irían desde la venta de armamento (Rusia es el mayor proveedor de armas en África) hasta el grupo de mercenarios Wagner.

Entre las medidas más fructíferas del bloque se encontraría el Nuevo Banco de Desarrollo, que tuvo sus inicios en 2014 con un capital inicial de 100.000 millones de dólares y que en los últimos años ha procurado avances significativos. Permitió una membresía a Egipto, Bangladesh, Uruguay y Emiratos Árabes Unidos en 2021, a la vez que emitió su primer bono moneda local en Sudáfrica este mismo mes de agosto. Leslie Maasdorp, vicepresidente y director financiero de la institución, indicó entonces que "el Nuevo Banco de Desarrollo pretende aumentar su presencia en los mercados de capitales locales de sus países miembros, para financiar su sólida cartera de préstamos en moneda local".

Respecto a este uso de monedas locales, entre las medidas que tratará la presente cumbre destacaría también el creciente fenómeno conocido como “desdolarización”, que pretende desbancar al dólar como moneda de referencia en la economía global. La intención de los BRICS radica no sólo en aumentar el peso del yuan como moneda internacional, sino también en potenciar el uso de monedas locales en las diferentes regiones ligadas al bloque. Un ejemplo ideal podría encontrarse en Kenia, donde su presidente, William Ruto, lidera en el continente africano una revuelta contra el dólar para, según el propio Ruto, “poder comerciar más libremente”. A Kenia se sumaría la totalidad del bloque de la Comunidad de África Oriental, compuesto por un total de siete naciones africanas y que actualmente presiona a los Estados miembros para adoptar la moneda local como divisa de comercio entre naciones.

La cumbre de los BRICS revela a Vladimir Putin cada vez más aislado de los acontecimientos internacionales por su imposibilidad de salir de Rusia, a la vez que muestra el potencial recorrido de la organización en su pugna contra Occidente. Putin sale debilitado; Jinping, Silva, Modi y Ramaphosa podrían terminar la semana fortalecidos. La ampliación de los BRICS y la prolongación de una política de desdolarización harán frente a Estados Unidos y sus aliados en un enfrentamiento geopolítico donde China se procura un firme liderazgo.