Freno a la deriva autoritaria

Bruselas acoge con júbilo la vuelta de Donald Tusk como primer ministro polaco

Las dos partes intentan recuperar el terreno perdido tras los choques con el Ejecutivo de Ley y Justicia

Polonia.- Tusk anuncia que Polonia se sumará a la Fiscalía Europea cuando llegue al Gobierno
Tusk anuncia que Polonia se sumará a la Fiscalía Europea cuando llegue al GobiernoEuropa Press

Pocas veces la formación de un gobierno en Europa había suscitado tanta euforia en las instituciones comunitarias. Tras años de tiras y aflojas entre Bruselas y Varsovia, la vuelta al poder de Donald Tusk, que ya fue primer ministro en el país y presidente del Consejo Europeo entre 2014 y 21019, ha sido una de las mejores noticias del curso.

La pasada semana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el nuevo líder polaco prometieron «recuperar el terreno perdido». Las relaciones entre las Comisión Europea y el Ejecutivo nacionalista de Ley y Justicia han sido tempestuosas en los últimos años. Tras la apertura de numerosos procedimientos de infracción por lo que Bruselas define como una deriva autoritaria marcada por la persecución a los jueces y a la pluralidad de los medios de comunicación, Varsovia se ha enfrentado a lo que en los pasillos comunitarios se denomina «botón nuclear», y que puede derivar en su último estadio en la pérdida de poder de veto en el Consejo. Además, el país también ha visto como parte de los fondos europeos le han sido congelados por deficiencias en la aplicación del Estado de Derecho.

Tusk, perteneciente al Partido Popular Europeo y sobradamente conocido en los pasillos comunitarios, promete devolver a Polonia a la senda europeísta tras años de encontronazos. Aunque la prioridad ahora es el desembolso de los fondos retenidos, uno de los interrogantes reside en cómo la vuelta de Tusk puede marcar el equilibrio de poderes en el Consejo. Hasta ahora, había sido imposible hacer prosperar el artículo 7, ya que se necesita la unanimidad de las capitales para imponer los castigos más severos y la Alianza con Hungría –también expedientada– dejaba en un laberinto sin salida este mecanismo. Tras la llegada de Tusk, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, pierde un poderoso aliado, lo que le obliga a buscar nuevos amigos entre sus homólogos europeos y depender previsiblemente de países más pequeños.

La vuelta de Tusk también consigue apaciguar las aguas en un momento especialmente delicado, ya que la UE se plantea la ampliación a Ucrania y a los países de los Balcanes Occidentales, en lo que supone una arriesgada operación geopolítica que cambiará la fisonomía del club y sus equilibrios de poder.

Las continuadas disputas con uno de los Estados que entró en el denominado big bang de 2004 hacían que todo este proceso y la entrada de nuevos miembros se pusiera en cuestión, en la definida en los pasillos de las instituciones como «fatiga de la ampliación».

Además, la espera de lo que pueda pasar en Países Bajos, donde la formación más votada ha sido la ultraderecha de Geert Wilders, con posiciones abiertamente euroescépticas, las instituciones comunitarias han conseguido quitarse un frente de oposición.

Como muestra del interés del nuevo primer ministro por encauzar sus relaciones con Bruselas, acudió a la capital comunitaria el 26 de octubre, cuando todavía no había tomado posesión de su cargo y seguía siendo jefe de la oposición. Aunque el partido más votado en los comicios del día 15 siguió siendo el de Ley y Justicia, la alianza de Tusk con otros dos partidos hacía inviable otra opción del Gobierno.

Sin embargo, el presidente del país, Andrzej Duda, perteneciente a Ley y Justicia, ha entorpecido en la medida de lo posible la investidura de Tusk que se produjo justo esta semana, a tiempo para participar en la última cumbre del año este pasado jueves y viernes.

Como muestra de que comienza una nueva era en las relaciones entre Bruselas y Varsovia, el país recibirá 5.000 millones de euros para descarbonizar su economía antes de disponer del primer desembolso de los fondos pospandemia retenidos. De esta forma, el país podrá acceder a 6.300 millones, si el Gobierno de Tusk da los pasos necesarios para garantizar la independencia judicial. Además, el país está haciendo los primeros trámites para unirse a la Fiscalía Europea contra el Fraude.

«La preocupación sobre el Estado de derecho ha frenado nuestra capacidad de ayudar a Polonia a modernizar su economía e implementar las transiciones verde y digital», aseguró este pasado viernes Von der Leyen mientras Tusk agradecía el «regalo de Navidad» en forma de los 5.000 millones de euros que recibirá el país y subrayaba su buena sintonía con Von der Leyen. La luna de miel entre Bruselas y Varsovia ha comenzado.