Unión Europea

Bruselas propone a Londres un acuerdo comercial sin tarifas

La UE advierte a May: «No puede tener los derechos de Noruega con las obligaciones de Canadá».

Donald Tusk, presidente de Consejo Europeo, ayer, tras presentar la propuesta de relación comercial de la UE con Reino Unido
Donald Tusk, presidente de Consejo Europeo, ayer, tras presentar la propuesta de relación comercial de la UE con Reino Unidolarazon

La UE advierte a May: «No puede tener los derechos de Noruega con las obligaciones de Canadá».

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dio ayer el pistoletazo de salida a las negociaciones sobre la futura relación comercial con Reino Unido echando un jarro de agua fría a algunas de las pretensiones de Londres. Tusk abogó por que la futura relación con Reino Unido se plasme en un acuerdo de libre comercio sin tarifas, que cubra todos los productos y también los servicios. «Mi propuesta demuestra que no queremos construir un muro entre la UE y Reino Unido», aseguró Tusk, pero acto seguido dejó claro que la relación futura que la UE propone a Londres se ciñe al guión ya establecido con Canadá y que a Reino Unido le parece insuficiente.

La posición de los Veintisiete de no conceder un traje a medida a Londres es tan firme que incluso en este borrador de directrices se recuerda que Reino Unido puede echarse atrás y pedir el acceso al mercado único. El documento de la UE, que tendrá que ser aprobado en la cumbre europea del 22 y 23 de marzo, advierte de que la posición de Downing Street de quedar fuera del mercado único y la unión aduanera hace que las fricciones sean inevitables.

Pese a ello, Bruselas espera que el futuro acuerdo comercial sea «ambicioso» y que incluya asimismo el acceso recíproco a las aguas y recursos pesqueros. También está abierta a tarifas cero y a que no haya restricciones cuantitativas en el comercio de bienes, pero esto no significa que Reino Unido tenga acceso al mercado único. Londres se opone a aceptar la jurisdicción del Tribunal de Justicia de Luxemburgo y esta línea roja condiciona cualquier tipo de acuerdo con los Veintisiete. «Un no miembro de la Unión que no cumple las mismas obligaciones que un miembro no puede tener los mismos derechos y disfrutar los mismos beneficios», asegura el texto, o dicho de otra manera: Reino Unido «no puede tener los derechos de Noruega con las obligaciones de Canadá».

Los Veintisiete también están dispuestos a negociar la libre prestación de servicios a ambos lados del Canal de la Mancha, pero en las directrices negociadores se pasa de puntillas sobre la que puede ser la madre de todas las batallas: el acceso a los servicios financieros de la todopoderosa City de Londres.

La capital comunitaria teme que Reino Unido juegue sucio si todo no va según lo esperado, rebajando sus estándares normativos o subvencionando sectores como modo de dañar a los Veintisiete y atraer inversiones de otras partes del mundo. Para evitar fricciones, Bruselas propone mecanismos de arbitraje y estandarización normativa.

Asimismo, la UE se opone a que Londres siga presente en algunas agencias europeas después de su salida del club. En cambio, podrá seguir beneficiándose de algunos programas europeos siempre y cuando cumpla las mismas condiciones que actualmente siguen los países terceros que participan en los presupuestos europeos.