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Bruselas propone vigilar las fronteras con una fuerza policial de 1.500 agentes
Hungría lidera las críticas al operativo impulsado por Berlín y París, que se activaría sin el consentimiento del país implicado.
Hungría lidera las críticas al operativo impulsado por Berlín y París, que se activaría sin el consentimiento del país implicado
La Comisión Europea llevó a Estrasburgo ayer la presentación formal de su propuesta para crear una Agencia Europea de Fronteras y Guardacostas. Un proyecto que ha pedido a gritos Francia, apoyada principalmente por Alemania y que no disgusta a España. Sin embargo, infunde recelos en socios como Hungría, que considera esta iniciativa una invasión de las competencias nacionales. La protección de las fronteras depende de cada país, pero la defensa de las exteriores, al ser también límites de la UE, debe ser compartida, en opinión de Bruselas.
La idea toma forma ante las deficiencias que se han detectado en la gestión de algunos puntos fronterizos, como ha ocurrido con Grecia, que se ha visto completamente desbordada por la llegada masiva de refugiados. Sin embargo, para los Estados la ayuda europea en cierta medida es una ofensa porque supone admitir que no son capaces de gestionar sus propias fronteras. La Comisión plantea que se cree un cuerpo de fronteras y guardacostas europeo de al menos 1.500 efectivos que sea capaz de intervenir en menos de tres días en caso de urgencia y siempre como último recurso. Dicha intervención podría incluso realizarse sin la petición expresa del país en cuestión, aunque siempre que el Estado «no sea capaz de hacer frente en solitario a una situación excepcional». «No podemos excluir que todavía haya situaciones excepcionales. En dichos casos la agencia tiene que poder intervenir rápidamente», señaló el vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans.
La posibilidad de imponer agentes de seguridad a un país sin su permiso no será fácil en la práctica, por ello parece apenas una propuesta que no irá más allá del papel. Bruselas insiste de todas formas en que esta situación sería la última opción, y que podría incluso no llegar a darse nunca porque habría muchos pasos previos que pasar. Primero tendrían que detectarse deficiencias en la seguridad de las fronteras. En segundo lugar, que el país responsable no tome las medidas necesarias para superarlas y que ello afecte al resto de Estados miembros y se ponga en peligro Schengen. En ese caso, la Agencia Europea de Fronteras y Guardacostas que propone la Comisión Europea podría actuar directamente, aunque el comisario de Inmigración aseguraba que siempre con la cooperación del país donde se envíe. «No sustituimos las responsabilidades de los Estados miembros y definitivamente no su soberanía», explicaba el comisario de Inmigración, Dimitris Avramopolous, consciente de que la propuesta no gusta a muchos de los socios de los Veintiocho.
El Consejo Europeo verá la propuesta a nivel de jefes de Estado y de Gobierno este jueves y viernes en Bruselas, donde se esperan diferencias y poca reacción de forma inmediata. Desde el Parlamento, sin embargo, la propuesta de la Comisión fue ampliamente apoyada. Los eurodiputados del PPE respaldaron el planteamiento de una gestión integrada de las fronteras exteriores «para hacer frente de manera más efectiva a los flujos migratorios y asegurar un alto nivel de seguridad dentro de la Unión». En este sentido se pronunciaron también los liberales de ALDE, pidiendo a los Estados incluso la cesión de algunas responsabilidades «para mejorar las condiciones de seguridad de los ciudadanos europeos». Los socialistas también se mostraron favorables.
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